Distrito Capital, Bogotá
Jueves, 02 de Agosto de 2018
En allanamientos a un inmueble, fue encontrado un laboratorio artesanal.
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Un trabajo de inteligencia y actividades judiciales de la Policía Metropolitana de Bogotá, con apoyo de la Secretaría de Seguridad, durante ocho meses, dejó al descubierto el emporio criminal que habían logrado conformar siete personas, integrantes de una estructura delincuencial conocida como ‘Los Sintéticos’, dedicados no solo a la comercialización, sino también a la fabricación de peligrosas drogas sintéticas. Se presume que un hombre a quien le decían ‘El Mono’ junto con su pareja sentimental, conocida como ‘Mery Jane’, eran quienes lideraban la estructura delincuencial. Su vivienda está ubicada en el vecino municipio de Soacha, donde los investigadores encontraron un laboratorio artesanal, compuesto por una máquina tableadora y varios insumos, que utilizaban en la fabricación empírica de estupefacientes, como anfetaminas, éxtasis, 2CB o también conocida como la “cocaína rosada”, que no es más que una peligrosa mezcla de medicamentos veterinarios y sustancias químicas, sin duda alguna, letales para la salud de quienes las consumen.

 Es así como en algunos audios de las interceptaciones adelantadas por la Policía, se evidenció la manera como ‘El Mono’ y otro hombre quien se hace llamar ‘Lobo’, conversan sobre la intoxicación que dichas sustancias le habrían ocasionado a dos personas, entre ellas una menor de edad, durante una de las rumbas electrónicas que solían frecuentar en un municipio del departamento del Tolima.

Durante la investigación que contó con actividades de seguimiento, vigilancia y la infiltración de una mujer Policía, quien durante cuatro meses logró adentrarse en los tentáculos de la estructura. Allí pudo establecer que otro hombre, que se hace llamar ‘Gabriel’, era el encargado de orientar el proceso para las mezclas que posteriormente distribuían en zonas de rumba, en el norte y sur de Bogotá, así como también, en municipios aledaños a la ciudad, así mismo, los otros integrantes del grupo delincuencial tenían un rol especifico

 Utilizaban la modalidad de domicilios, donde un sujeto que se hace llamar ‘El Mono’, instrumentalizaba a su propia abuelita, una mujer de 70 años de edad, para entregar la droga y recibir el dinero, con el propósito de no levantar sospechas de las autoridades.

Cuando los clientes, en su mayoría jóvenes, les exigían drogas novedosas, que no siempre tenían en la “bodega”, denominación que le daban a un apartamento ubicado en el barrio Castilla en la localidad de Kennedy, ‘El Mono’ y ‘Mery Jane’ contactaban a otro sujeto, ‘Fabián’, encargado de conseguir las nuevas sustancias y si era necesario, transportarlas a otras ciudades, tal como lo pensaban hacer en una rumba que se realizó en Cartagena.

Los siete sujetos fueron capturados por los delitos de concierto para delinquir, tráfico, fabricación y porte de estupefacientes. Un juez los cobijó con medida de aseguramiento en centro carcelario.