Valle del Cauca, Cali
Miércoles, 19 de Agosto de 2020
Se logra comprobar que la muerte de escolta en Cali, no tuvo que ver con su protegido Leyner Palacios.
  • Homicidio-escolta-capturados
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La Policía Nacional en coordinación con el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía y a través de cinco capturas, logró esclarecer una secuencia de tres homicidios, entre ellos el de Harley Enrique Chalá Rentería, escolta subcontratado por la Unidad Nacional de Protección (UNP) ocurrido el pasado 4 de marzo en el suroriente de la capital vallecaucana. El hecho no estaría relacionado con su protegido, el líder social Leyner Palacios.

El homicidio del escolta ocurrió momentos en que llegaba a su residencia. Este hombre oriundo del departamento del Chocó, llegó a la ciudad de Cali el año anterior para laborar en el esquema de protección del líder social Palacios Asprilla. siendo acogido por su hermano de crianza también natural del Chocó.

A partir de las labores de un equipo conjunto especializado de investigadores con fiscales destacados, desde la reconstrucción del antes, durante y después de este evento fue posible evidenciar lo siguiente:

• El seguimiento inició con la observación al recorrido de la camioneta donde se transportaba la víctima y su llegada hasta el lugar donde descendió para movilizarse caminando hacia su residencia.

• Cámaras de seguridad observaron el desplazamiento de un taxi que se movilizó por el sector horas antes del hecho y que minutos más tarde dejo a una cuadra del lugar a los sicarios. Simultáneamente se evidencia una motocicleta de alto cilindraje, que realiza rondas para identificar la que posteriormente seria su ruta de escape.

• De manera paralela, se ve cómo los sicarios después de descender del taxi, avanzan al encuentro de la víctima con el fin de quitarle la vida. Una vez materializan el hecho, son recogidos por la motocicleta de alto cilindraje en la que huyen del lugar desembarcándolos uno a uno en diferentes puntos de su recorrido para evitar ser detectados por las autoridades.

Este seguimiento investigativo permitió establecer quién era el conductor del vehículo de transporte público y quien el conductor de la motocicleta de alto cilindraje presentes el día del homicidio y mediante un trabajo articulado llegar a los diferentes sicarios coordinados por un sujeto conocido en el mundo delincuencial como ‘Lugo’.

Lo anterior, se entrelazó con el segundo homicidio de esta cadena: el taxista, identificado como Yimmy Ortiz Franco, cuya muerte se dio 2 días después, y que se habría ejecutado por parte de la misma estructura, al parecer por haberse notado “nervioso y afectado tras el sicariato”, razón por la que la organización decidió asesinarlo ya que esto se consideraría como una amenaza de ser delatados ante las autoridades en razón a una posible captura.

Para el esclarecimiento de este hecho, con labores investigativas se logró conocer diferentes videos que permitieron realizar la trazabilidad de los recorridos observando lo siguiente:

• Un taxi llega a una panadería y es posible identificar a la persona que días antes condujo la motocicleta implicada en el atentado contra el escolta de la UNP.

• En este vehículo, se encontraba también Yimmy Ortiz Franco, conductor del vehículo tipo taxi. Se dirigían hacia el barrio Ciudad Córdoba donde habían dejado días atrás el automotor vinculado en este hecho.

• Una vez recogen el automotor lo ubican en una bahía pública y se observa a su conductor limpiando en repetidas ocasiones el interior del mismo, con el fin de eliminar huellas o partículas que pudieran servir como elemento material probatorio.

Días después de este evento, el 6 de marzo, apareció el cuerpo sin vida del taxista en el barrio Desepaz con múltiples heridas producidas con arma de fuego.

La investigación de estos homicidios permitió establecer a partir de estudios técnicos de comparación balística un caso de uniprocedencia, determinando que los proyectiles encontrados en ambos casos, fueron disparados por la misma arma de fuego.

Otro aspecto particular fue la alteración de las placas de la motocicleta, usando dígitos de otra con iguales características, con el fin de burlar al equipo investigador en su búsqueda. No obstante, la perfilación obtenida de su conductor, sumado a las pesquisas especializadas, permitieron dar con la plena identificación de su conductor y ubicar la misma.

Todas estas referencias de información analizadas al detalle por los peritos judiciales, permitieron llegar a la captura en tiempo record de tres (3) de los autores materiales del homicidio del conductor del taxi, uno de ellos, la persona conocida como “Lugo”, encargado de coordinar esta “Oficina de Cobro”, debido a su amplio trasegar en dinámicas ilegales de la región suroccidental del país. En ese sentido, los referentes balísticos antes expuestos y otros elementos recolectados en los lugares de los hechos, así como evidencias testimoniales, permiten inferir la responsabilidad directa de esa estructura, en la muerte violenta del escolta Chalá Rentería.

11 días después del homicidio del escolta, es decir el domingo 15 de marzo, se materializó el tercer evento de esta secuencia sicarial, siendo asesinado el hermano de crianza de la primera víctima.

Pese a que los dos hombres de 32 y 34 años, no tenían apellidos que los relacionaran con vínculos de consanguinidad, entre ellos existía un lazo de hermandad, aspecto que sumado a características físicas similares, con un alto porcentaje de coincidencia en su contextura corporal, estatura, caracterización facial, igualdad en sus nombres y otros rasgos generales, motivaron a estudiar la posibilidad de una confusión de los delincuentes al momento de materializar el hecho al intentar diferenciar entre el escolta y su hermano.

Por ello, se identificó la necesidad de una comparación morfológica, la cual fue realizada por morfólogos y antropólogos expertos quienes conceptuaron técnicamente, a partir del análisis de los perfiles, que existía una amplia posibilidad de confusión entre estas dos personas, más aun cuando se tratase de hacer una diferenciación en cuestión de segundos y bajo escenarios de alta tensión, como en el caso particular en la comisión de un homicidio.

Fortaleciendo esta hipótesis, llamó la atención a los investigadores del equipo especializado, que la hora de ocurrencia del hecho sicarial contra el escolta Chalá, coincidía con el horario promedio de llegada de su hermano luego de la jornada laboral. Así las cosas, esto concordó con el momento en que los compañeros del equipo de protección del líder social, dejaron al escolta en cercanías de su residencia, obligándolo a caminar varios metros, por el mismo sector por el que normalmente llegaba su hermano.

Se destaca que, tras ser acribillado con más de 13 disparos, no le fue hurtada la pistola de dotación, situación que contrasta con la costumbre criminal de despojar de su arma de fuego a las personas que asesinan portando este tipo de elementos, lo que deja entrever que los delincuentes desconocían que era un escolta especializado en defensa personal, reacción rápida y que siempre se movilizaba armado por su naturaleza protectiva.

Otro factor particular surge del análisis de las más de 310 horas de grabación en una labor minuciosa de varias semanas, teniendo en cuenta que quedó demostrado que los sicarios no realizaron una actividad de seguimiento previo a su potencial víctima que les hubiera permitido identificarlo con antelación y perfilar su accionar, limitándose solamente a esperarlo en las afueras de su residencia, lo cual ayudó a que se generara la mortal equivocación, que terminó con la vida del funcionario asociado a la UNP, quien no presentaba ningún tipo de antecedente o anotación judicial y que nunca había residido en la ciudad de Cali, solo cuando su protegido le pidió que lo acompañara del departamento del Chocó hasta esta ciudad.