Bolívar, Magangué
Viernes, 05 de Marzo de 2021
Una Madre con vocación de Policía que cumple cabalmente las dos funciones.

Desde el Comando de Policía Bolívar, exaltamos los retos personales que asumen a diario las mujeres policías en Bolívar y por ello hoy reconocemos a una mujer, de tantas heroínas que existe en esta unidad, que ha optado por romper barreras, recorrer nuevos caminos, apostando por mostrar otras formas de amar y ser amada, trabajando por la seguridad y convivencia ciudadana.

 Con su característica sonrisa y amabilidad, la Patrullera Juliana Angulo Picot, nos recibió en su oficina donde labora como integrante del Grupo GAULA en la ciudad de Cartagena, para compartirnos su historia de vida, experiencia, luchas, sueños y proyectos.

Toda profesión se inicia con un sueño y continúa como un reto. Y sí a esto le sumamos lograr el balance perfecto entre ser mujer, madre, esposa y policía, puede ser una combinación interesante y hasta peligrosa.

Juliana Angulo Picot es una cartagenera, de 38 años, que trabaja desde hace 12 años en la Dirección de Antisecuestro y Antiextorsión (GAULA Bolívar). Su labor le ha traído diferentes reconocimientos en la institución.

"Durante mi trayectoria en el grupo GAULA Bolívar me he desempeñado como investigadora e inteligencia y actualmente en el área de prevención y educación ciudadana. Esta actividad que me ha llevado a interactuar con la comunidad general y en las diferentes agremiaciones de Cartagena y de Bolívar. Dentro de esas facetas han sido muchos mis reconocimientos en la institución, tales como 109 felicitaciones en mi hoja de vida y 8 condecoraciones, he sido postulada a Corazón Verde; y he sido nombrada como personaje del año. Por mi buen desempeño fui designada de comisión al exterior como docente policial, para capacitar a los policías del país hermano de Honduras".

Conjugar el tiempo entre ser madre y dedicarse a una profesión tan sacrificada y compleja, siendo durante algunos años estereotipada como “trabajo para hombres”, no ha sido sencillo.

“Es difícil ser policía, madre y esposa, sobre todo por el horario, levantarme desde las 4:50 de la mañana para atender sus labores como madre, esposa y policía, llegar a casa para ayudarles con las tares virtuales y atender a mi esposo y cumplir con la misionalidad de la Policía Nacional, es muy sacrificada”, detalló Juliana.

El 10 de enero del 2009, Juliana Angulo Picot inició su camino en la Policía Nacional, logrando culminar sus estudios en la Escuela de Formación de Policía el 10 de octubre del mismo año, en la escuela de formación Carlos Eugenio Restrepo en la Estrella (Antioquia). Pero sus sueños no han terminado ahí, pues, Juli como la llaman sus familiares y amigos de cariño, también es enfermera.

¿Qué la motivó ingresar a la Policía?

Con mucha nostalgia, Juliana Angulo, recuerda, que fue allá en su tierra natal, Cartagena (Bolívar), donde su madre y su padrastro la motivaron a ingresar a la institución, porque vieron en ella ese espíritu de altruista, que heredó de su padre, quien fue comisario de la Policía Nacional, y que hoy día se encuentra en uso de buen retiro. Desde allí ha tenido una relación con la institución en la que hoy trabaja.

¿Qué experiencia la ha marcado en su trasegar institucional?

Son muchas las experiencias que he vivido en mi trasegar institucional, pero puntualmente le voy a hablar de dos: El 14 de marzo del 2019 los hermanos Rivera Rodríguez fueron sacados de manera violenta de una finca ubicada en la vereda la Playa del corregimiento de San Cayetano, municipio de San Juan de Nepomuceno. Desde ese día me fue asignada la misión de convivir con la familia Rivera, mi función era de estar pendiente al teléfono, y negociar con los secuestradores. En ese operativo duré cuatro meses, convertí su dolor en el mío debido a todas esas vicisitudes que vivió esa familia; hasta que finalmente se dio con los autores intelectuales y materiales del hecho. Pero como la felicidad no es completa, me conmoví cuando mis compañeros del Gaula encontraron la fosa común donde se encontraban enterrado los cuerpos de los hermanos Rivera.

Otro caso que me marcó, en mi carrera fue el 23 de agosto del 2020, en pleno confinamiento selectivo decretado por el gobierno nacional por cuenta del Covid-19, en esa fecha fue secuestrada una menor de tan solo días de nacida, en el barrio de Torice de la ciudad de Cartagena, mediante engaño le arrebataron del seno de su hogar a una familia de nacionalidad venezolana.

Desde ese suceso, más que ser policía, mi espíritu de mamá, salí en búsqueda y localización de la menor en compañía de mis compañeros. Recuerdo que ese día me encontraba descansando, toda vez que mi hija se encontraba de cumpleaños. Llamé a mi jefe y le dije que me iba a sumar al operativo para rescatar a la menor. Fue así que en el municipio de Rotinet-Atlantico fue rescatada la menor. En ese operativo fue capturada la raptara.

En el crecimiento de sus hijas, ¿cuál fue el momento que se perdió y que más le ha costado?

Esta luchadora mujer, es madre de 2 niñas (5 y 8 añitos).

“El momento de dejar a mis hijas de meses para irme a trabajar fue difícil, pero tenía claro lo que quería para ellas, porque era el futuro de ellas también. Puse mi mirada en eso y me encomendé a Dios para que protegiera a mis hijas y pudiera lograr lo que quería, ser parte de la Policía Nacional”, rememora Juliana, una mujer de sonrisa afable, pero rostro serio.

“Entré a la institución buscando una estabilidad laboral, debido a que estaba recién graduada de enfermera, el amor fue creciendo desde que ingresé a la Escuela. La verdad es que, si volviera a nacer, volvería a elegir ser Policía”.

Mientras miles de personas celebran junto a esa figura singular del núcleo familiar, otras, al igual que Juliana, deben estar en sus puestos de trabajo preparadas para prestar servicio, si así fuera necesario. En su trabajo “no hay condescendencia” por ser mujer, “ser policía es independiente del sexo, debes cumplir igual que el resto de tus compañeros”, sostiene la Patrullera.

Una de la experiencia que recuerda aún con emoción, es haberse graduado como patrullera y tener la oportunidad de trabajar en mi terruño y en los diferentes municipios del departamento de Bolívar.

¿Les gustaría que ellas formen parte de la Policía?

Es una decisión personal. Si lo deciden, yo las apoyo, pero es algo que tiene que nacer de ellas, cuenten con que yo las motivare a ser mejor que yo, que me superen.

¿El tiempo perdido con sus hijas se repone?

No, ellas saben lo difícil que es. Es un reto explicarle a tu familia cuando no puedes estar con ellos, pero al final entienden y me apoyan. ¡Ellas son el motor de mi vida!

Mujer, madre, esposa y policía... ¿cuál es el orden de estas tres facetas en su vida?

Primero soy mujer, policía, esposa y luego madre.

¿Qué aportan las mujeres a la Policía Nacional?

El toque femenino, carisma y compañerismo. El feminismo no se pierde. Porque cuando yo me quito el uniforme, me pongo mis tacones, mis trajes, soy igualita que las demás mujeres.

Como mujer, ¿hasta dónde se puede llegar en la institución?

Hasta donde uno se lo proponga, los límites los pones tú. Independientemente, cada uno tiene su enfoque. La Policía te da muchas oportunidades para estudiar y seguir adelante en lo que decidas.

No hay diferencia para aspirar a rangos. Independientemente del sexo que seas, tú te ganas los méritos.

¿Cuál es el principal reto?

Para mí no fue una tarea difícil llegar a la ciudadanía, a los gremios y sensibilizarlos sobre la autoprotección contra los delitos de secuestro y extorsión, teniendo en cuenta que esta es una realidad que nos afecta diariamente, a mí, a mis amigos, a mis conocidos, y que si yo adquiero el conocimiento y la confianza en alguien para contarle o pedirle ayuda eso lo hace todo más fácil.

Y ese es mi trabajo, yo lo veo así, cada día hago amigos, agrando la familia, bien se ha dicho que trabajar cada quien de su lado no lleva al resultado esperado, mientras que, si trabajamos de la mano de la comunidad, la unión hace la fuerza.

¿Qué le motiva a exponer su vida por otra persona?, ¿vale la pena?

Es mi profesión, es lo que Dios tenía destinado para mí, aunque yo no lo veía en un comienzo. Salvar una vida es una recompensa grande, es riesgoso, pero vale la pena.

Ya llega el día de la mujer ... ¿Qué desea que le regalen?

Salud para mis hijas; lo demás, que venga por añadidura.