Anomia y criminalidad: Un recorrido a través del desarrollo conceptual del término Anomia

Víctor Reyes Morris

Sociólogo. Master-teacher. Candidato a Doctor en Sociología Jurídica.
Director Departamento de Sociología Universidad Nacional de Colombia.
vareyesm@unal.edu.co

RESUMEN

El concepto de Anomia pertenece a la tradición sociológica y significa ausencia permanente de normas. El concepto, introducido por Durkheim, fue desarrollado por la sociología norteamericana para estudios de control social, desviación, delito y criminalidad. Al tomar un nuevo aire en los años 80, fue exhaustivamente estudiado y algunas situaciones contemporáneas lo han puesto de nuevo en escena. Si bien se considera un concepto más bien descriptivo, es útil para entender la naturaleza de situaciones de conflicto normativo, que el autor denomina de “espacio anómico”.

Palabras Clave: Anomia, normas, control social y desviación, delito y criminalidad, normas sociales y jurídicas, etiquetamiento, underclass, estados de desórdenes, comportamiento desviado, conducta socialmente divergente, espacio anómico, estado anómico.

Abstra ct

The concept of anomie belongs to psychological tradition and means a permanent state of normlessness. This concept, firstly introduced by Durkheim, was developed by North American psychology for studies on social control, deviance, offense and criminality. After being thoroughly studied, it took new turns in the 80’s, and some contemporary situations have taken it back to stage. Though considered a rather descriptive concept, it is useful to understand the nature of normative conflict situations the author refers to as “anomic space”.

Key words: anomie, norms, social control and deviance, offense and criminality, social and legal norms, labelling, underclass, out-of-order states, deviant behavior, socially deviant conduct, anomic space, anomic state.

Estudios Criminológicos

Anomia y criminalidad: Un recorrido a través
del desarrollo conceptual del término Anomia

Víctor Reyes Morris

“Es la nueva manera de pensar lo que resulta tan difícil de establecer. Una vez que la nueva manera de pensar ha sido establecida, los viejos problemas se desvanecen; de hecho se vuelven difíciles de recapturar”. Ludwig Wittgenstein, Ocasiones Filosóficas1.

“La anomia es hoy uno de los pocos conceptos verdaderamente fundamentales de la ciencia social contemporánea”. Talcott Parsons2.

INTRODUCCIÓN

La anomia es un concepto de la tradición teórica de la Sociología que significa la ausencia de normas, la tendencia transgresora de las reglas, tanto a nivel colectivo, cuando una crisis severa de la estructura social rompe las normas existentes y unas nuevas normas aún no se consolidan, o también a nivel individual cuando las normas no se cumplen de manera permanente. El concepto fue “originalmente”3 introducido por uno de los padres fundadores de la Sociología, el francés Emilio Durkheim (1858-1917) en el arsenal conceptual de esta disciplina.

Aun cuando el concepto no es exclusivo de la Sociología, en Psicología, por ejemplo, utilizando su raíz latina significa un trastorno del habla que alude al olvido de los nombres, y en Biología hace referencia a un molusco bivalvo, es en el contexto disciplinar sociológico en donde ha tenido un mayor desarrollo.

El punto culminante de este concepto se alcanza en el marco de la escuela denominada estructural-funcionalista, que constituyó por mucho tiempo y en especial en el mundo de las ciencias sociales norteamericanas el paradigma dominante de la Sociología. Sin embargo, diversos estudios alrededor de los años 80 mostraron unos elementos muy importantes y sugestivos del concepto que lo hacen más fecundo más allá del supuesto agotamiento a que lo llevaron las teorías del control social y la desviación.

Nos referimos, entre muchos, a dos importantes obras que infortunadamente no tienen traducción al español y curiosamente publicadas en el mismo año (1987). El libro de Marco Orrú, Anomie: History and meanings4, y L’Anomie, de Philippe Besnard5. La obra de Orrú es especialmente una pesquisa de arqueología conceptual sobre la anomia, remontándose al pensamiento antiguo griego y judáico, a la Biblia cristiana, al renacimiento inglés, al siglo XIX francés (Guyau y Durkheim) y al desarrollo teórico contemporáneo del concepto (siglo XX). Besnard parte de uno de los clásicos de la Sociología, Emilio Durkheim, y hace un recorrido que ubica el análisis del concepto en una especie de “Sociología de la sociología de la anomia”. Estas dos obras, más la de la Alberto Izzo, L’Anomia, analisi e storia di un concetto6. (también sin traducción al español) nos servirán de guía en este viaje conceptual.

1 WITTGENSTEIN, Ludwig. Ocasiones filosóficas. Ed. Cátedra. Madrid. 1993.

2 PARSONS, Talcott; DURKHEIM, Emilio. Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales.

3 El entrecomillar la palabra originalmente es un acto de precisión por cuanto Durkeim no es el creador del término pero sí quien lo introduce en la teoría sociológica.

4 Publicado por Allen & Unwin. Londres. 1987.

5 Publicado por Presses Universitaire de France (PUF). París. 1987.

6 Publicado por Laterza editori. 1996.

El trabajo investigativo sobre anomia ha vinculado este concepto con los de delito y criminalidad. De alguna manera el entendimiento de la conducta delictual y el comportamiento criminal han estado vinculados en la literatura sociológica al concepto de anomia. Diversas escuelas del pensamiento sociológico y en diversas épocas han utilizado el concepto de anomia para explicar la conducta que se aparta de las normas sociales y jurídicas. La evolución misma de la concepción de la criminalidad ha estado sujeta a ideas acerca de lo que es anómico en una sociedad dada, así el argentino Gabriel Kessler (2004) en un apéndice de su obra Sociología del delito amateur7, al hacer el recuento de distintas teorías de la sociología que se han ocupado del delito, encuentra central el tema de anomia, aún sin admitirlo como tal y encontrando diferencias entre fines o medios referentes. Así, al diferenciar la teoría durkheimiana de la anomia, la ubica en razón de los fines sociales (apartarse de ellos), mientras la teoría mertoniana pone énfasis en los medios (apartarse de los medios legítimos de la sociedad). Kessler menciona las teorías culturalistas (próximas a la llamada escuela de Chicago) con todas sus variantes, las teorías del control social y la desviación, la teoría del etiquetamiento, la teoría de la elección racional (próxima a la economía), la teoría de la underclass y las teorías integradas o multifactoriales (combinando factores psicológicos, económicos, sociológicos y hasta biológicos).

INICIO DEL RECORRIDO

Mucho tiempo después de su formulación como concepto en el contexto de la Sociología por Emilio Durkheim, el término anomia reaparece en la escena sociológica norteamericana para instalarse definitivamente en el patrimonio conceptual de la Sociología, con una suerte irregular. En este escrito, por un lado se asume una búsqueda conceptual (al estilo de Michel Foucault cuando habla de arqueología conceptual) que implica un recorrido por la Sociología clásica y contemporánea, y, por otro, tiene que ver con examinar la relación de dos conceptos fundamentales y su posible aplicación a situaciones concretas, que se insinuarán en el curso de la disertación. Los conceptos de ANOMIA y CRIMINALIDAD.

Estrictamente como se señalaba en la introducción, anomia significa ausencia de normas. Este término de origen griego (nomos) fue utilizado por los teólogos medievales para referirse a aquellos que obraban sin ‘Dios ni ley’. La inclusión del término anomia dentro de las ciencias sociales, como es conocido, se le atribuye a Durkheim, elaborado por este en 1893 y particularmente en su estudio sobre el suicidio (1897) (“La anomia es, pues, en nuestras sociedades modernas, un factor regular y específico de suicidios; una de sus fuentes”8). Identificaba al sistema social anómico por una quiebra relativa del orden normativo, una falta de regulación moral sobre las tendencias y pasiones humanas. Hizo evidente que las sociedades anómicas se caracterizaran por una elevada tasa de conductas desviadas y de comportamientos autodestructivos, incluyendo el suicidio. Es una “patología” no del sistema instrumental, sino del sistema normativo colectivo. Pero Durkheim plantea a través de su obra dos tratamientos conceptuales distintos del término. Uno, en la “División Social del Trabajo”9, en donde hay un esbozo que no tuvo mayor desarrollo y es quizás, a la manera de ver de muchos analistas, el trazo más interesante, prometedor y fecundo del concepto. Durkheim no lo volvió a tratar y sólo vuelve sobre el concepto, en “El Suicidio”, para hablar de una conducta individual, el “suicidio anómico”. En general, no es una palabra que Durkheim frecuente en su vocabulario sociológico. Diríamos que es más bien rara. Aparece con poca frecuencia en la División social del trabajo y en El Suicidio, en ningún otro texto el término se menciona.

7 KESSLER, Gabriel. Sociología del delito amateur. 1ª. Ed. Paidós. Bs. Aires. 2004.

8 DURKHEIM, Emilio. El Suicidio. Op. Cit. Pág. 222.

9 “Si la división del trabajo no produce la solidaridad es porque las relaciones de los órganos no están reglamentadas, es porque están en estado de anomia”. E. Durkheim. De La división del trabajo social. Schapire editor Buenos Aires, 1973.

Jean Duvignaud10, sociólogo francés, en su diccionario de sociología introduce una alusión que juzga de dialéctica para referirse al concepto de anomia en Durkheim, como el momento de cambio o transición en una sociedad que aún no muere y otra que aún no nace. Es un momento de opacidad de la conciencia colectiva, término durkheimiano, cuando la división del trabajo no logra producir una solidaridad orgánica y las normas correspondientes se quiebran, lo que se considera un momento de oscuridad en una sociedad. Son “Los estados de desórdenes” que llamaba Durkheim. Este nunca renunció, sin lograrlo, a producir una noción de moral social, que al estilo de Jean-Marie Guyau11, estuviera fundada en bases no-religiosas, como lo había hecho Kant.

Es interesante relacionar este concepto de Anomia en Durkheim, con su concepto de Crimen o Criminalidad, porque este autor clásico al considerarlo como “normal” podía prestarse a confusiones, entre una cierta mirada de relajación moral o cinismo. Pero no es así. Establece que el crimen o delito se asemeja al dolor, el hombre siempre lo sufre. Por tanto el delito es natural al hombre como lo es también el dolor. La normalidad del delito es como la normalidad de cualquier situación que padecen los seres humanos, a pesar de que el delito está indicando un “desarreglo social”, una “enfermedad social”. Entonces, el crimen o el delito son normales por su presencia en todas las sociedades, así como el dolor se presenta en todos los hombres, estos son síntomas de enfermedad, del hombre o en su caso de una sociedad. La normalidad del delito o del crimen es para Durkheim un hecho social “normal” sólo en el sentido expuesto.

La otra mención del concepto de Anomia lo hace Durkheim en su obra El Suicidio, como ya se indicaba, y al respecto señala: El Suicidio Anómico (así denomina Durkheim a un tipo de suicidio en su tipología de esta conducta) depende exclusivamente del poder regulador de la sociedad12.

10 DUVIGNAUD, Jean. La Sociología. Guía alfabética. Editorial Anagrama. Barcelona. 1974. Más extensamente Duvignaud trata el tema en una obra suya titulada “Herejía y subversión. Ensayos sobre la Anomia”. Editiorial Icaria. Barcelona. 1990.

11 Señala Anthony Giddings en su obra El capitalismo y la sociedad moderna, que quizás (parece) Durkheim tomó el término anomia de Guyau.

12 DURKHEIM (2004, p.335) “La anomia en efecto, procede de que, en ciertos puntos de la sociedad hay falta de fuerzas colectivas, es decir, de grupos constituidos para reglamentar la vida social”.

Este tipo de suicidio surge en épocas de crisis, es decir, en periodos en que el orden colectivo sufre perturbaciones. La persecución de un fin inaccesible condena a un perpetuo estado de descontento, pues es difícil no sentir, a la larga, la inutilidad de una persecución sin término. Por esto la tasa de suicidios se eleva en épocas de prosperidad económica; sin embargo, también los desastres financieros, que arrojan a los individuos por debajo del nivel social que hasta ese momento ocupaban, producen idéntico fenómeno.

Además de la anomia económica existe la anomia doméstica, que surge en el estado de viudez, hay un trastorno de familia, cuya influencia sufre el sobreviviente. También hace referencia al suicidio, producto del divorcio. En el suicidio anómico se mezcla la ira y la decepción, dándole un aspecto psicológico particular de cansancio y exasperación, frente a la falta de mecanismos sociales reguladores capaces de poner un horizonte a las ambiciones del hombre.

Guyau , el Precursor

Jean-Marie Guyau (1854-1888), filósofo francés, muerto muy joven, sin embargo escribió muchas obras, ocho en total, tres de las cuales se presentan como obras sociológicas, dos de ellas traducidas al inglés y conocidas de los sociólogos norteamericanos. Antes que Durkheim, Guyau utilizó el término anomia, pero en un sentido muy distinto al que le daría Durkheim. Al respecto, señala Besnard (1987), que la noción de anomia no tiene nada que ver con el término original griego ni con la que postulará Durkheim, aun en sus dos sentidos. “Es importante notar que la palabra ‘anomia’ no es de ninguna manera una trasliteración, una traducción o una adaptación del término griego. El concepto en Guyau no es connotado negativamente –como en el pensamiento griego donde designa la iniquidad, la impiedad, la injusticia, el desorden–, más bien positivamente: la individualización progresiva de las reglas morales, de los criterios de conducta, de las creencias, es un proceso al mismo tiempo inevitable y deseable. La anomia está colocada como un objetivo hacia el cual tiende y debe tender la evolución de la humanidad” 13. Podríamos señalar que si bien es muy interesante el aporte filosófico de Guyau, es más un concepto de “deber ser” no muy propio de un contexto disciplinario que comenzaba a abrirse paso en un ambiente muy “positivista”. Por ello, en un sentido de balance, quizás, Durkheim retoma la palabra pero no el concepto de Guyau.

Cómo migró la Anomia a la Sociolog ía Norteamericana

En concepto de Orrú: “La contribución más significativa para la teoría norteamericana de la anomia es la que inició Robert Merton en su ensayo clásico: “La Estructura social y la Anomia” (“Social Structure and Anomie”), publicado por primera vez en 1938. La restauración del concepto de anomia en la bibliografía sociológica comenzó antes de que el ensayo de Merton apareciera; ya a finales de los 20, los sociólogos americanos habían revisado el pensamiento de Durkheim y habían modificado su previa evaluación negativa del realismo social de Durkheim para favorecer una interpretación más selectiva y positiva de sus escritos”. Pero para aclarar antecedentes sobre el recorrido del concepto en su “viaje a Norteamérica”, recurro también a Orrú: “Hay dos evaluaciones de la teoría de anomia de Durkheim de antes de 1938 que son particularmente relevantes: La descripción y uso del concepto de anomia de Elton Mayo en su libro de 1933, The Human Problems of an Industrial Civilization (Los problemas humanos de la civilización industrial) y el análisis extensivo de Talcott Parsons sobre la teoría de la anomia de Durkheim en su libro de 1937, The Structure of social Action (La estructura de la acción social). Ambas evaluaciones son relevantes para la formulación de Merton de una teoría de la anomia. En el trabajo de Mayo, la anomia es por primera vez adoptada en las ciencias sociales norteamericanas como un concepto válido de investigación. Tomando el concepto de anomia y aplicándolo a los problemas prácticos mencionados por los sociólogos de Chicago, Mayo convierte la anomia ideológica de Durkheim en un término que definirá más eficazmente los problemas de desorden social.

La contribución de Parsons es aun más relevante para la formulación de la teoría de Merton. En su intento de unificar los trabajos de Marshall, Pareto, Durkheim, y Weber en una síntesis teorética, Talcott Parsons redirige la teoría de la anomia de Durkheim dentro de su propia teoría de la acción social. La interpretación que Parsons ofrece es que la anomia es explicada, por Durkheim, en dos argumentos: Por la falta de equilibrio entre medios y fines de acción, y por la vaga definición de los mismos fines”.

Es posible que el concepto haya llegado a Robert Merton, además, por la vía de W. I. Thomas y F. Znaniecki14 en su obra “The Polish Peasant” (1920)15, además de las menciones ya hechas

13 Besnard (op.cit.). Pág. 23.

14 Besnard, Philippe. Señala que la “naturalización”, el concepto de anomia en Norteamérica se realiza a través de la llamada Escuela de Chicago alrededor de los años 20, y son Thomas y Znaniecki sus predecesores. (Op. Cit. Pág 159).

15 GIDDENS, Anthony. Sociología. Alianza Editorial. Madrid. 2000.

(Mayo y Parsons), quienes se refieren en su obra a la desorganización social como la pérdida de la fuerza reguladora que pueden experimentar las normas sociales en determinadas circunstancias. En esta obra clásica de la Sociología, estos autores formulan una teoría del cambio social, en cuyo modelo se da una tensión entre la organización social y el surgimiento de desviaciones destructivas de las normas sociales, que pueden producir diversos efectos, desde la reorganización social hasta la reconstrucción, sobre nuevas bases, del sistema social.

Recurriendo de nuevo a Jean Duvignaud, este descalifica a Merton y dice textualmente: “Merton no aporta nada a lo dicho por Durkheim y llega incluso a estar rezagado con respecto a él en la medida en que acaba por limitar la idea de anomia a una oposición entre el individuo y la sociedad”. Muy ligero este juicio que pretende desconocer el aporte de Merton. Creo que con solo retomar un concepto y ponerlo de presente en el mundo de la sociología es ya un mérito, máxime si se trata de Merton, conocido precisamente, y esto es muy diciente en el ámbito de la opinión pública norteamericana como “mister sociology”. Pero también el mérito de Merton es haber recuperado y consagrado definitivamente el concepto de Anomia para la Sociología. Quizás la obra misma de Durkheim daba para esas dos posibilidades de desarrollo del concepto, una, la insinuada en “La División Social del Trabajo”, que llamaríamos la visión estructural que comprende un momento de crisis dentro de una sociedad (Duvignaud la califica de dialéctica) y, la otra, la visión individualista, la desarrollada en El Suicidio, que a la postre fue la retomada por el funcionalismo norteamericano y que dio origen a la rica producción investigativa y teórica sobre “el comportamiento desviado”.

Anthony Giddens16 sostiene otra apreciación sobre el aporte de Merton al concepto de anomia. A propósito señala, “Merton partió del concepto de anomia para desarrollar una teoría de la desviación que ha sido muy influyente” y más adelante agrega: “Merton modificó el concepto de anomia para dar cabida a la tensión a la que se ven expuestos los individuos cuando las normas aceptadas entran en conflicto con la realidad social”.

Parsons, en un artículo biográfico sobre Durkheim en la Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales17, da una visión distinta del concepto de anomia o matiz diferente, quizás, al ofrecido por Merton. Parte de resaltar la enorme contribución de Durkheim: “La anomia es hoy uno de los pocos conceptos verdaderamente fundamentales de la ciencia social contemporánea” (op. cit, p. 31). El sentido del concepto que recoge Parsons si bien se refleja en los individuos expresa más un estado del sistema social, que no anda bien. En efecto refiere Parsons: “En este marco interactivo la anomia puede considerarse como aquel estado de un sistema social que hace que una determinada clase de miembros considere que el esfuerzo para conseguir el éxito carece de sentido, no porque le falten facultades u oportunidades para alcanzar lo que desea, sino porque no tienen una definición clara de que es deseable. Es una “patología” no del sistema instrumental, sino del sistema colectivo” (op. cit. p. 32). Sin caer en esquematismos empobrecedores podría afirmarse que en esta visión de la anomia, Parsons asume una posición más estructuralista y Merton una más funcionalista18.

16 GIDDENS, Anthony. Sociología. Alianza Editorial. Madrid. 2000.

17 PARSONS, Talcott; DURKHEIM, Émile. Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales. Tomo 4. Páginas 27-31. Aguilar de Ediciones. Madrid. 1974.

18 En una obra de hace muchos años Don Martindale señala como paradigma del análisis funcional la formulación de Merton sobre la anomia, basada en lo que considera un lúcido análisis de la sociedad Norteamérica. En La Teoría Sociológica: Naturaleza y escuelas. Ediciones Aguilar. Madrid, 1968.

La Anomia mertoniana

En un artículo anterior19 señalábamos que Merton había escrito su primer ensayo sobre la anomia en 1936, como parte de su trabajo doctoral en Harvard y luego sale publicado en la American Journal of Sociology en 1938. A juicio de Besnard20, esta publicación contribuirá a instalar el término anomia en la literatura sociológica norteamericana. Merton señaló que la teoría funcional intenta determinar cómo la estructura social y cultural engendra una presión hacia la conducta socialmente divergente sobre individuos situados en diferente posición en dicha estructura. De esta manera se deslindaba de las tendencias que desde el individualismo veían la trasgresión conductual como un fenómeno psicopatológico. “Si nuestra pesquisa tuviera éxito, se vería que algunas formas de conducta divergente son tan normales psicológicamente como la conducta conformista y se pondría en duda la ecuación entre desviación y anormalidad psicológica”21.

Merton remarcó que la estructura cultural (los fines culturalmente establecidos en una sociedad) y el acceso a los medios legítimos para alcanzar tales fines, en otras palabras la estructura social, pueden no corresponder exactamente. Así señala “el concepto clave que salva el abismo entre la estática y la dinámica en la teoría funcional es el de tirantez, tensión, contradicción o discrepancia entre los elementos componentes de la estructura social y cultural”.

19 “La anomia revisitada”. Revista Colombiana de Sociología. No. 22.

20 Besnard, Ph. Op.cit. Pág. 163.

21 Merton , R. K. Op. cit. Pág. 141.

La alternancia o disyunción entre objetivos y medios que produce el estrés y la anomia depende de los valores de cada una de estas variables. Las adaptaciones a tal estrés se producen aceptando o no los objetivos culturalmente definidos o aceptando o no los medios legítimos para lograrlos, o sobrevalorando unos u otros. Esto genera los conocidísimos modelos mertonianos de adaptación a partir de la dicotomía entre medios y fines (a la manera de Weber), que se señalan en el anterior cuadro.

En expresión de Albert Cohen, uno de los sociólogos norteamericanos más destacados en el estudio del comportamiento desviado, citado a su vez por Merton, dice sobre el aporte de este, lo siguiente: “sin embargo, la obra de Merton representa un modesto comienzo por el camino que conduce a especificar las condiciones que determinan la elección de una de las varias posibilidades lógicas”.

Esta disyunción entre fines y medios lo ilustra Merton, con ejemplos como el de una competencia atlética, cuando el deseo de victoria o triunfo se despoja de sus medios institucionales y se reconoce o interpreta el triunfo como ’ganar el juego’ y no como ‘ganar el juego con las reglas del juego’. Es decir el énfasis está en los medios que se emplean (medios legítimos).

La pretensión de Merton sobre la anomia es construir de acuerdo a su propia concepción ‘Teorías Intermedias’ que permitan alumbrar el proceso investigativo. Merton no renuncia a ser sociólogo, no toma el camino de la gran teoría (y por eso quizás el menosprecio de Duvignaud) ni el de la casuística psicopatológica y por eso afirma “nuestro primer propósito es descubrir cómo algunas estructuras sociales ejercen una presión definida sobre ciertas personas de la sociedad para que sigan una conducta inconformista y no una conducta conformista”. Merton no es tampoco como algunos lo quieren ver como un defensor de un consenso uniforme (“No todas las nomas sociales están distribuidas por igual entre las distintas posiciones sociales... Así, lo que para un grupo es un problema, para otro será una ventaja)22.

Merton aporta, en este sentido, un lucido análisis sobre la llamada ‘cultura del éxito en Norteamérica’23, un tipo de sociedad que le confiere una relevancia excepcional a tal objetivo sobre los procedimientos institucionales, así dice “mi principal interés aquí son las consecuencias sociales de la gran importancia dada al éxito monetario como objetivo en una sociedad que no adaptó su estructura a las implicaciones a dicha importancia”.

Y más adelante reitera: “la cultura norteamericana contemporánea parece aproximarse al tipo extremo en que se dan importancia a ciertos éxitos- metas sin dar importancia equivalente a los medios institucionales”. Este análisis podría trasladarse con facilidad a cualquier sociedad de hoy en día.

Un punto tratado por Merton, y de ahí su acento investigativo, es cómo medir la anomia; por ello en su obra tiene un apartado sobre indicadores de anomia. En este sentido, comienza por señalar que Durkheim no ofreció una guía explícita y metódica de las diferentes señales de anomia, por ello advierte, que es indispensable establecer indicadores si el concepto de anomia ha de utilizarse en investigaciones empíricas. Es aquí donde Besnard (1987) ve el peligro de “desociologización” de la anomia, quizás por la implicación psicologista de la medición.

22 WALTON, Taylor y YOUNG. La nueva criminología. Pág. 116 Amorrortu Editores. Bs. Aires. 2001.

23 En una muy reciente y excelente presentación de la biografía y obra de Merton, que pretende ser un homenaje a su memoria, el destacado y estudioso sociólogo colombiano Gonzalo Cataño, señala en un artículo en la revista venezolana de sociología Espacio Abierto (Universidad del Zulia): “una bondad adicional de la teoría general de Merton, es la de estar muy cerca de los hechos y de los instrumentos de investigación”. Espacio abierto. Vol. 12 No. 4 octubre-diciembre de 2003. Maracaibo, Venezuela.

Merton aboga por la incorporación de componentes objetivos y subjetivos y de la interacción de los mismos dentro del concepto de anomia. Destaca dos aportes en cada una de las direcciones (lo objetivo y lo subjetivo), el de Leo Srole, que es una escala para medir la anomia subjetivamente experimentada y el aporte de Bernard Lander sobre medición de la anomia como estado objetivo de la vida del grupo. Este intento Merton lo califica de ‘sintomático’ y no de progreso decisivo por cuanto es el intento de tomar datos estadísticos ya producidos como referencia de conceptos teóricos elaborados a posteriori.

La diferencia entre la concepción durkheimiana y la de los sociólogos norteamericanos, encabezados por Merton, podemos sintetizarla en estas palabras del texto de Orrú: “El concepto de anomia de Durkheim y el que se ha encontrado en la sociología norteamericana contemporánea difiere exactamente de la siguiente manera crucial: para Durkeim ANOMIA se refiere a los objetivos culturales concebidos inadecuadamente por las sociedades industriales, mientras que para los sociólogos americanos, ANOMIA se refiere a la insuficiencia de los medios para lograr los objetivos culturalmente autorizados por la sociedad”.

La vigen cia de los estudios sobre Anomia

El predominio del paradigma estructural funcionalista en la sociología norteamericana durante muchos años (desde la posguerra hasta los años 80 aproximadamente) le dio mucho oxígeno a la utilización del concepto de anomia en el sentido mencionado, propiciando estudios sobre el comportamiento desviado y la conducta delictiva.

En un relativamente reciente libro-denuncia, el sociólogo, político y periodista suizo Jean Ziegler24 propone la utilización del concepto durkheimiano de Anomia como herramienta de interpretación del comportamiento mafioso ligado al narcotráfico (específicamente aplicado a la sociedad contemporánea rusa), al crimen organizado y a otras conductas delictivas internacionales. En este breve texto podemos ver la potencialidad del concepto como para explicar una situación tan caótica como la actual de la sociedad rusa, de transición entre el antiguo régimen (¡Vaya! ¡Qué paradoja!) y uno nuevo que aún no surge y que por ahora parece bien denominarlo “capitalismo salvaje”: “La sociedad contemporánea rusa, que ha hecho nacer a los señores del crimen, ofrece la fascinante imagen de la anomia. Este concepto está en el centro de la teoría sociológica de Emile Durkheim y designa una situación en la que el tejido social está hecho jirones, en la que ninguna norma supraindividual limita la agresividad de los individuos o los grupos, en la que las pocas instituciones estatales supervivientes ya solo controlan territorios marginales de la vida colectiva… Reina un capitalismo salvaje cuyas conductas no están ya determinadas, canalizadas, dominadas por un poder social normativo, un Estado, una magistratura. La sociedad legal queda minimizada, relegada al margen del acontecer social” (página 105).

Dado lo promisorio e interesante de este análisis, qué lastima que las urgencias políticas de Ziegler no hubiesen permitido un mayor desarrollo analítico de lo que ocurre en la actual Rusia, de lo que parece estar bien informado.

La tesis de RalF Dahrendorf

Un sociólogo muy conocido y reconocido, y por más veras europeo, el alemán Ralf Dahrendorf, en una obra ya de unos 15 años de publicada se preguntaba, alrededor de lo que llama el conflicto social moderno, si no era necesario que en la sociedad contemporánea se diera un poco de anomia para poder sobrevivir a la presión y al conflicto. ¡Qué interrogante! Qué camino peligroso, encontrar explicaciones de conductas anómicas en cualquier sociedad que pareciera pedir a gritos que se cumplan las normas para poder convivir. Pero también que la convivencia necesita de caminos distintos y entender que hay, a su vez, distintos parámetros en una sociedad múltiple. Precisamente Dahrendorf sostiene la necesidad de que en la sociedad existan “opciones de vida”.

¿Será transitar por un camino muy peligroso el admitir que lo normal en una “sociedad múltiple” de voces, de clases, de etnias, de regiones es que haya distintas formas de cumplir las normas? Y que una mirada “homogenista” ¿no permite entender las distintas dinámicas de la sociedad? ¿Cómo no caer en la “justificación” de conductas que le tuercen el cuello a las normas? Pues la única manera es entendiendo por qué se dan esas conductas y cuál sería la manera “políticamente correcta” de comprenderlas.

Más adelante utilizaremos el concepto provisional de “espacio anómico” (Dahrendorf llama a esto “áreas prohibidas”) para dar a entender aquellas condiciones en donde por diferentes razones, el incumplimiento de las normas (y específicamente de la Ley) es lo normal, de manera permanente o en determinadas coyunturas. Al respecto hay una frase muy retadora de Dahrendorf: “La anomia surge cuando se les dice a los jóvenes que tengan paciencia y que trabajen duramente para hacer carrera, mientras que el camino obvio para hacer dinero es la especulación”25.

El aporte de Peter Waldmann 26

El sociólogo alemán Peter Waldmann, también de manera reciente, ha desarrollado una tesis novedosa, utilizando de una manera muy original y dramática el concepto de anomia. Ha creado el concepto de “Estado Anómico”. Este autor retoma la fuente menos individualista y más societaria del concepto durkheiniano. “Situaciones que carecen de toda regulación social, como se las imaginaba Durkheim, constituyen en la realidad social más bien una rara excepción… Proponemos decir que una situación social es anómica cuando faltan normas o reglas claras, consistentes, sancionables y aceptadas hasta cierto punto por la sociedad para dirigir el comportamiento social y proporcionarle una orientación… Nuestra hipótesis, según la cual también los Estados pueden desarrollar características anómicas, rebasa los límites dentro de los cuales ha sido tratado hasta ahora el problema de la anomia”. Waldmann sostiene que en el caso de algunos países, el Estado (hace referencia específica a América Latina) puede llegar a ser anómico (contrario a lo que por definición es la naturaleza del Estado), que lejos de garantizar la paz interna y la seguridad pública, constituye una fuente particular de desorden e inseguridad para los ciudadanos. (Por ejemplo, a ello correspondería la tan conocida afirmación en el medio colombiano: “La justicia es para los de ruana”).

Las tesis de Waldmann son muy sugerentes y constituyen una gran ayuda teórica para comprender las situaciones anómicas latinoamericanas y colombianas, aquellas que podríamos calificar de más estructurales.

La Anomia en el ámbito colombiano

En el ámbito académico colombiano y específicamente en el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional, en donde me desempeño como profesor, a pesar de que la enseñanza de Durkheim y Merton como teóricos clásicos y contemporáneos es permanente dentro del programa académico, no se ha generado una producción significativa, ni abundante que utilice el concepto de Anomia. Encontramos tres tesis de grado. Una muy antigua de los primeros años del Departamento, de Diego Younes (además de sociólogo, abogado, posteriormente magistrado y Ministro de Trabajo en la Administración de Virgilio Barco) sobre la aplicación del concepto a población carcelaria. Un segundo aporte más reciente, es el de Dixon Moya27, muy sugestivo coincidente con la propuesta de Ziegler28, Moya intenta interpretar el fenómeno del narcotráfico en Colombia a partir del concepto de anomia. La contribución de Moya es muy importante e infortunadamente inadvertida. Hace un juicioso recorrido del concepto, aun cuando no penetra con acierto en el creador del concepto sociológico (Durkheim) y si bien recoge básicamente a Merton y algo del desarrollo y utilizaciones posteriores, la aplicación que hace del concepto es más sugestiva que cabal para entender el proceso del narcotráfico en Colombia y específicamente en el caso regional de Antioquia (identificado como el Cartel de Medellín).

25 DAHRENDORF, Ralf. El conflicto social moderno. Biblioteca Mondadori. Pág. 193.

26 WALDMANN, Peter. El Estado Anómico. Iberoamericana. Madrid. 2006.

27 MOYA ACOSTA, Dixon. “Anomia y Narcotráfico. Entre lo prescrito y lo proscrito”. Estudio teórico de un concepto aplicado a una problemática colombiana. Generalidades y análisis del caso antioqueño. Monografía de grado, Departamento de Sociología. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 1993.

28 Aunque para ser justos en el tiempo, la Tesis de Dixon Moya es anterior al libro de Ziegler, por lo tanto es Ziegler quien coincide con Moya.

Otro aporte es la tesis de pregrado del sociólogo Gustavo García29, quien aplica el concepto de anomia para realizar un estudio de la prostitución de alto nivel en la sociedad bogotana.

CONCLUSIONES

En general, el concepto de Anomia podría considerarse un concepto más de tipo sintomático, es decir que expresa o manifiesta una situación, más que suministrar una explicación de la misma. Es decir, no responde tanto a por qué se produce esa violación de las normas, sino que su valor es más descriptivo que explicativo y algo comprensivo. Sin embargo, no se debe entender que la Anomia sea la simple violación de normas. Es más que eso. Es un estado permanente o relativamente duradero de incumplimiento de las normas, si utilizaramos el lenguaje médico, diríamos que la Anomia es un estado crónico de violación o incumplimiento normativo. Por ello, no puede asimilarse simplemente al concepto de delito o crimen30 porque tiene implicaciones de ser un término que alude a una situación o estado duradero de no aceptación e incumplimiento de las normas ya sean jurídicas o sociales.

No parto, precisamente, de la inutilidad u obsolescencia del concepto, creo que es bien pertinente para analizar fenómenos actuales y que da tanto para utilizarlo en el sentido de Duvignaud y/o en el que Giddens31 propone de manera muy acertada aun cuando brevemente, indicando alcances y limitaciones de su uso analítico para entender sociológicamente la sociedad contemporánea, y en el sentido mertoniano para analizar conductas individuales o grupales que corresponden al comportamiento “desviado”.

29 GARCÍA, Gustavo.”Prostitución de alto nivel: cortesanas de la segunda modernidad. Una mirada al concepto de Anomia de Robert K. Merton”. Monografía para optar al título de Sociólogo. Universidad Nacional de Colombia. Bogotá. 2006.

30 No podría considerarse toda conducta anómica como criminal, ni tampoco toda conducta delictiva o crimianal como anómica. El elemento distintivo es la permanencia en la violación o desconocimiento activo de las normas.

31 GIDDENS, Anthony. El capitalismo y la moderna teoría social. Editorial Labor. Barcelona. 1985. Páginas 147-149.

Como ya se dijo, el concepto de anomia, es ante todo un síntoma y por lo tanto no funciona solo.

En el caso colombiano podemos dar unos ejemplos de posibles casos de distintos tipos de anomia, utilizando nuestro concepto de espacio anómico.

Un caso, quizás el más benigno, de espacio anómico es el de los pilotos de aerolíneas con su llamada “operación reglamento” más conocida como “operación tortuga”. Esta forma de presión para conseguir reivindicaciones gremiales de uso cada vez que el conflicto entre pilotos y la empresa respectiva no accede a sus peticiones, consiste en hacer cumplir estrictamente el reglamento de vuelo, lo que implica unas serias demoras en los itinerarios, con el consiguiente trastorno en las operaciones de la aerolínea. Lo que hacen usualmente los pilotos con el beneplácito de las aerolíneas, sin poner en riesgo la seguridad de los pasajeros, es ganar minutos en el vuelo, acudiendo a la pericia de los pilotos, por ejemplo acortando las aerovías. En la operación tortuga no hay “acortamientos” de aerovías, se cumple fielmente el reglamento respecto al itinerario trazado y entran otras rectitudes, por ejemplo, los pilotos se toman dos horas de almuerzo como lo dispone la norma. Aquí, la norma es la “anomia relativa”.

Hay otros casos más complejos, dentro de los múltiples “atajos” a las normas. Uno muy conocido es el de los “sanandresitos”, mercados de artículos de contrabando, fenómeno no exclusivamente colombiano, como la fayuca en México, En, como se sabe, una triangulación de situaciones (lavado de dinero, contrabando, economía informal, desempleo, hábitos de consumo) forjaron unas “zonas francas fácticas” con arremetidas esporádicas de autoridades, con problemas también esporádico de conciencia, pero cuya permanencia parece resolverse más por el lado de la economía que por el de la represión.

Otros espacios anómicos más complejos son los permanentes, aquellos que constituyen zonas marginales urbanas, que han surgido por deterioro de sectores urbanos centrales y que por la transición del monocentrismo urbano al policentrismo, entre otras causas, entran en rápidos procesos de deterioro y ocupación por personas de baja inclusión social (¡qué eufemismo!) que en el perverso lenguaje de la exclusión son denominados “desechables”, y estamos hablando, por ejemplo, de la intervenida “calle del cartucho” en Bogotá. O aquellos que se ubican en la periferia de la ciudad y son señalados como “zonas peligrosas” o “tierras de nadie” en donde los códigos son propios de la supervivencia. Dice Dahrendorf: “Las normas se han violado siempre y todas las sociedades han tenido dificultades para hacerlas cumplir. Un cierto número de transgresiones normativas puede ser incluso saludable, después de todo. Una forma de paralizar la actividad económica es ‘trabajar de acuerdo a las normas’ y lo mismo puede decirse de la sociedad en general”. Esta afirmación puede escandalizar, pero Dahrendorf no es precisamente un anarquista, más bien un agudo analista.

La pregunta es: ¿Por qué se produce el estado de anomia en sectores sociales o individuos? La respuesta como proyecto de múltiples investigaciones es de estudiar cada caso con sus respectivas características y en las respectivas trayectorias contextualizadas podría estar una respuesta, como hipótesis claro está.

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