Comportamiento estratégico
del narcotráfico, 1998-2008
Drug Trafficking Strategic Behavior, 1998-2008
Grupo de Análisis de Narcotráfico, Área de Producción de Inteligencia,
Dirección de Inteligencia Policial, Policía Nacional de Colombia
crearpincpdi@dipol.gov.co
Centro Integrado Estadístico Antinarcóticos, Área de Erradicación de Cultivos Ilícitos,
Dirección Antinarcóticos, Policía Nacional de Colombia
esantdiran@diran.policia.gov.co
RESUMEN
El narcotráfico se ha constituido en el principal factor de desestabilización del Estado colombiano, al convertirse en el mayor generador de recursos para financiar a los grupos terroristas, además del incremento de la criminalidad asociada a este delito y la descomposición social (pérdida de valores, corrupción). Este es un reto histórico para la Policía Nacional, que asumió el liderazgo en la lucha contra el narcotráfico, un delito cambiante y evolutivo, frente al cual la institución ha venido fortaleciéndose. En la actualidad cuenta con una estrategia cada vez más sofisticada contra el narcotráfico y sus delitos asociados, que le ha merecido el reconocimiento internacional como la institución de mayor experiencia en la lucha antidrogas, por el desempeño y resultados obtenidos en las últimas cuatro décadas.
La acción de la fuerza pública contra este delito, especialmente de la Policía Nacional, ha originado cambios relevantes en el comportamiento del fenómeno, y se destaca la desarticulación de los carteles de narcotraficantes, la vinculación directa de los grupos armados ilegales (FARC, ELN, BACRIM) en todas las fases del ilícito, la migración de narcotraficantes hacia otros países, producto del acoso de las autoridades en Colombia, y la entrega de estos a Estados Unidos, para evadir la acción de las autoridades colombianas y obtener beneficios jurídicos en Norteamérica.
Palabras clave: criminalidad, Policía Nacional, tráfico ilícito de drogas, actividad operativa, grupo armado ilegal.
ABSTRACT
Drug trafficking has turned into the main desestabilization factor in Colombia as it has become the main financial source of terrorist groups. Also, drug trafficking has increased crime-related issues and social decomposition (loss of values, corruption, etc). Such a fact is a historical challenge for the National Police as they have led the fight against terrorism, a changing and dynamic crime. Currently, the National Police has a more sophisticated approach against terrorism and its related affairs, a strategy that has awarded worldwide recognition as the most experienced entity against drug trafficking given their performance and outcomes in the last four decades.
Colombian military forces´ fight against such an issue, mainly by the National Police, has originated crucial changes in the behavior of drug trafficking lords. Emphasis must be placed on the disarticulation of narcotrafficking cartels; the direct relation to illegal armed groups (FARC, ELN, BACRIM) encompassing all the phases of the narco industry; the migration of traffickers to other countries thanks to Colombia’s police continued persecution; and many narcotraffick lords surrendering to US authorities to avoid the Colombian authorities’ actions and be granted legal benefits in that country.
Key words: criminality, National Police, illegal narcotrafficking, operative activity, illegal armed group.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad el narcotráfico es la mayor amenaza
para la institucionalidad y gobernabilidad del Estado,
a partir de la capacidad de corrupción que ha desarrollado,
producto de sus finanzas y la vinculación de
los grupos armados ilegales. Así, se ha constituido
en el principal factor de atención para el Gobierno
colombiano, y especialmente para la Policía Nacional,
como institución que lidera la lucha contra el
narcotráfico en el país.
Por lo anterior, es pertinente que se conozca cuál ha
sido el comportamiento, la evolución y las variaciones
que ha tenido el narcotráfico en los últimos once
años, el rol desempeñado por la institución en el
combate de este fenómeno delictivo, su aporte a
la recuperación de la confianza de los colombianos
en las instituciones y, por supuesto, la recuperación
de la gobernabilidad, en aras de brindarles a los
colombianos un país libre de drogas y de toda
la criminalidad que se genera en torno a esta
problemática, que permita un desarrollo integral del
ser humano en el futuro.
Durante cuatro décadas, la Policía Nacional ha liderado
la lucha contra el narcotráfico en Colombia,
donde, paralelamente con la evolución propia de
este delito, marcado por el alto margen de ganancias
que genera y en consideración a que se constituye
en el eje articulador de las formas de criminalidad
de mayor impacto en Colombia, la institución
ha conocido de primera mano los modos de operar
de cada uno de los eslabones de la cadena que lo
componen, y cuenta en la actualidad con una estrategia
cada vez más sofisticada contra el narcotráfico
y sus delitos asociados.
En la actualidad, el tercero de los siete imperativos de
la Plataforma Estratégica Institucional 2007-2010,
“Ofensiva definitiva contra el narcotráfico”, pretende
generar un punto de quiebre, que revierta la
tendencia evolutiva del fenómeno y lo reduzca a su
mínima expresión, en perfecta alineación con la Política
de Consolidación de la Seguridad Democrática
(PCSD), que busca elevar drásticamente los costos de
desarrollar la actividad del narcotráfico, desestabilizar
su sistema aumentando los riesgos, reducir ganancias,
inducir a los narcotraficantes al error y desestimular
a quienes pretendan mantenerse en esta
actividad ilícita o ingresar en ella.
Con relación al comportamiento del narcotráfico, a
partir de una genérica perspectiva, hoy nos lleva a
determinar que durante los últimos once años, es
decir, desde 1998, el fenómeno del narcotráfico ha
sufrido un viraje, traducido en las siguientes características
generales:
- Para 1999 surge una reagrupación de estructuras
(organizaciones emergentes), con la característica
especial de que tienen el monopolio de todas las
fases del ilícito, y se destacan las organizaciones
de Luis Hernando Gómez Bustamante, alias “Rasguño”;
Diego León Montoya Sánchez, alias “Don
Diego”, y Wílber Alirio Varela, alias “Jabón”.
- La consolidación de la segunda generación del
narcotráfico a finales de 1998, denominada “organizaciones
emergentes”, que surgieron después
de la desarticulación de los grandes carteles,
y el tránsito que se hace en el 2008 a la tercera
generación, simbiosis narcotráfico-terrorismo, que
determina una mayor participación de los grupos
armados ilegales en el narcotráfico, los cuales
constituyen la producción de drogas en la principal fuente de financiamiento de sus acciones criminales.
- Las confrontaciones entre las organizaciones narcotraficantes, y la participación de estructuras de los grupos armados ilegales (FARC, ELN,
BACRIM), por la disputa del control de rutas, posicionamiento geográfico y dominio de actividades ilícitas, que incidieron de manera directa en el aumento de la criminalidad en diferentes regiones del país.
- La migración de narcotraficantes colombianos de alto nivel a otros países, especialmente regiones donde la política antidrogas es flexible, la cual se caracteriza por los dinamizadores encargados de articular redes de apoyo para el tráfico de estupefacientes y los capos de alto nivel, para evadir la acción de las autoridades en Colombia y continuar manejando las estructuras desde estos países.
- La multiplicidad de alianzas criminales a nivel internacional, entre las organizaciones y grupos armados ilegales colombianos con los carteles mexicanos y las mafias de Asia y Europa (China, Rusia, Italia, entre otras), en una relación de conveniencia estratégica para el tráfico internacional de estupefacientes.
- La entrega de narcotraficantes de mediano y alto valor a las autoridades estadounidenses, con el objetivo de evadir a la justicia colombiana y acceder a beneficios jurídicos para ellos y sus familias, a través del suministro de información de rutas, contactos y entrega de bienes; se destacan William Rodríguez Abadía, Carlos Mario Aguilar Echeverri y Fabio Ochoa Vasco, entre otros.
- El asentamiento y fortalecimiento del narcotráfico en México, a partir de la consolidación de los carteles en el tráfico internacional, que se han constituido en la actualidad en los mayores narcotraficantes del mundo, por encima de los colombianos, y que por la similitud del conflicto en la década de los 80 en Colombia, dicho país ha adoptado una política similar a la aplicada en este último.
- La consolidación de África como el principal punto de tránsito de los estupefacientes con destino a Europa, que ha llevado a un asentamiento del narcotráfico, a partir de la ubicación de narcotraficantes colombianos y mexicanos, así como la conformación de redes locales con participación directa en el ilícito.
- El incremento globalizado del consumo de estupefacientes, que de acuerdo con el Informe Mundial de Drogas 2007, en el 2006 había 233 millones de consumidores en el mundo. Llama la atención la transición que vienen haciendo los países productores a productores-consumidores, y se destacan los altos índices de consumo en Colombia.
Finalmente, se debe destacar un crecimiento de los avances de la fuerza pública en materia operativa, traducido en la desarticulación de carteles, la reducción de cultivos ilícitos, la captura de cabecillas de estructuras y la interdicción de sustancias estupefacientes e insumos químicos. En el 2008, la Policía Nacional desarrolló una gestión operativa y gerencial de tan alto impacto contra la oferta de drogas, que se considera como el año del punto de quiebre contra el narcotráfico en
Colombia.
Los resultados fueron progresivos y sistemáticos, y constituyeron un desequilibro estructural a partir del desarrollo de más de 330 operaciones antidrogas. Se destacan los siguientes aspectos:
1- Las incautaciones de cocaína se elevaron en un
126,7%, pues pasaron de 52,5 toneladas en el
2007 a 119,1 en el 2008, lo cual marca la cifra
operacional más alta contra este tipo de droga en
toda la historia de la lucha contra el narcotráfico
en Colombia.
2- Se afectó en forma contundente la fase de
producción de drogas ilícitas, y se incrementaron
en un 63,8% las incautaciones de base de coca,
al pasar de 18,8 toneladas en el 2007 a 30,4 en
el 2008.
3- Año récord en las incautaciones de marihuana,
con un incremento del 64,4%, al pasar de 121,4
toneladas en el 2007 a 199,7 en el 2008.
4- Despliegue operacional concentrado e integral en
erradicación, aspersión, incautaciones de insumos
y destrucción de laboratorios, para eliminar las
98.899 hectáreas de hoja de coca detectadas.
- Incremento del 4,5% en la erradicación y aspersión
de cultivos de hoja de coca; se pasó
de 218.773 hectáreas en el 2007 a 228.530
en el 2008.
- Incremento del 17% en la incautación de insumos
líquidos; se pasó de 2’046.390 galones en
el 2007 a 2’403.831 en el 2008.
- Incremento del 15,7% en la destrucción de
laboratorios; se pasó de 1.518 en el 2007 a
1.756 en el 2008.
5- Incremento del 15,8% en los bienes
presentados para extinción de dominio, al
pasar de 4.303 en el 2007 a 4.983 en el 2008;
también hubo un incremento del 25,1% en
los bienes ocupados, pues se pasó de 1.917
en el 2007 a 2.398 en el 2008.
Durante los últimos once años, el narcotráfico ha
sufrido un proceso de transición y reacomodamiento
en cuanto a las organizaciones y la participación en el ilícito de los grupos terroristas; igualmente,
se ha fortalecido la legislación y los procedimientos
de las autoridades para luchar de manera integral y
unificada contra todas las manifestaciones del ilícito.
1998: DESARTICULACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DE LA COSTA ATLÁNTICA - RECRUDECIMIENTO DE LAS CONFRONTACIONES
En este año se logró la desarticulación de la organización
de la costa atlántica, con la captura de seis de
sus líderes, hecho que generó el inicio de confrontaciones
entre reductos de las organizaciones de Cali,
Medellín y Caquetá, que totalizaron seis enfrentamientos
con varias muertes, entre ellas la de Helmer
Herrera Buitrago (5 de noviembre) y Orlando Henao
Montoya (13 de noviembre), así como el atentado
contra Wílber Alirio Varela, alias “Jabón” (14 de
marzo). Estos hechos marcaron el inicio de la agudización
de los enfrentamientos en el Valle, lo cual
generó la división en los grupos de “Los Machos” y
“Los Varela”.
En 1998 también fueron descubiertos nuevos
métodos de camuflaje, como la cocaína negra
y carretes recubiertos con láminas de plomo,
modalidades propias de las organizaciones del norte
del Valle.
Las operaciones y entregas de algunos narcotraficantes
generaron efectos específicos en el fenómeno.
Las organizaciones narcotraficantes cada vez adoptan
un perfil más discreto y casi imperceptible para
las autoridades; con ello intentan impulsar un manejo
empresarial para el ilícito, mediante un modelo de
“cooperación sostenida mutua” con la guerrilla en
Caquetá, Guaviare, Putumayo, Arauca y Antioquia.
La costa atlántica, en este año, también constituyó un área estratégica para la distribución de estupefacientes, especialmente durante el segundo semestre del año, cuando se registró un incremento del 80,3% en las incautaciones de cocaína1.
En general, las operaciones antinarcóticos pusieron en evidencia el corredor estratégico para el tráfico de estupefacientes hacia Europa y Rusia, aprovechando la conexión existente entre ciudadanos rusos, cubanos y colombianos, lo cual advertía una base de apoyo bélico para la guerrilla y los grupos criminales.
Las plantaciones de hoja de coca a nivel nacional, en este año, mantuvieron la tendencia de crecimiento, que alcanzó el 28% más, totalizando 102.000 ha2.
1 Sistema de Información y monitoreo de Cultivos Ilícitos (SIMCI), Área de Erradicación de Cultivos Ilícitos, Dirección Antinarcóticos, Policía Nacional.
2 Ibíd.
1999: CONSOLIDACIÓN DE ORGANIZACIONES EMERGENTES DEL NARCOTRÁFICO
La desaparición de las grandes estructuras dio lugar a un proceso de transición y reacomodamiento de reductos, que permitió consolidar 163 organizaciones emergentes del narcotráfico (ORENA), con mayor influencia en Valle, Antioquia y la región atlántica.
Su estructura y modus operandi se diferenciaban de los carteles antiguos, por el bajo perfil y el diseño de esquemas para comercializar y distribuir droga, así como para ingresar y legalizar el dinero producto del ilícito.
Los cultivos de hoja de coca en 1999 registraron el mayor aumento desde 1995, con un 57% (al pasar de 102.000 hectáreas en 1998 a 160.119), y se ubicaron como núcleos de producción los departamentos de Putumayo, Caquetá y Guaviare; para el caso de la amapola se presentó un decremento del 11%, y se localizó principalmente en Huila, Cauca, Tolima y Nariño3.
3 Ibíd.
Es importante destacar que en este año se registraron las primeras evidencias sobre los altos niveles de participación de las FARC, en actividades de narcotráfico en la región de los Llanos orientales y la zona sur del Putumayo; en este periodo se detectan las mayores coordinaciones de alias “El Negro Acacio” y Fabián Ramírez en el negocio ilícito, aprovechando la ventaja territorial y de producción que le representaban los cinco municipios de la zona de distensión.
A nivel operativo, es importante destacar el desarrollo de la Operación Milenio, en la cual fueron capturados treinta y un colombianos solicitados en extradición, entre ellos el ex integrante del cartel de Medellín Fabio Ochoa Vásquez, quien tras recobrar su libertad (16 de septiembre de 1996) había retomado su participación en actividades de narcotráfico.
2000: APERTURA DE NEGOCIACIONES CON ESTADOS UNIDOS
El 2000 marcó un hito en la historia del narcotráfico.
En este año, por primera vez, se conocen informaciones exactas sobre las negociaciones de 114 narcotraficantes del Valle del Cauca y Antioquia con Estados Unidos, con la mediación del fotógrafo colombiano Jairo Baruch Vega, en Panamá. Era la más amplia campaña de acercamiento de los narcotraficantes hacia Estados
Unidos, en los once años; no obstante, los acercamientos
no derivaron en entregas masivas; por el contrario,
agudizaron la confrontación.
Las modalidades para traficar cocaína trascendieron
con nuevos métodos para transportar estupefacientes.
Fue hallado un submarino en construcción
en el municipio de Facatativá (Cundinamarca), donde
tenían participación ciudadanos rusos; los elementos
de información indicaban la financiación de
organizaciones del Norte del Valle.
Este fue uno de los primeros casos en los cuales
se advirtieron los avances tecnológicos y la capacidad
de inversión en esta materia que tenían las
organizaciones narcotraficantes, y ello denota el
interés por incursionar en la utilización masiva de
herramientas como la internet y los teléfonos satelitales,
para mejorar la “seguridad” en sus comunicaciones.
Los cultivos de hoja de coca alcanzaron una cifra
récord en la historia del país, al registrar 163.289
hectáreas, que, en comparación con el año anterior
(160.119 ha), ratificaba la tendencia sostenida de
incremento del 2%; el departamento del Putumayo
fue el de mayor afectación, con 66.022 ha. Para
este año se estimó la producción en 947 toneladas
de cocaína. Se registró un incremento del 75% en
el número de departamentos con cultivos de hoja
de coca, al pasar de doce en 1999 a veintiuno en
el 2000; los más afectados fueron, principalmente,
los departamentos de Valle del Cauca, Santander,
Boyacá y Cundinamarca4.
4 Ibíd.
2001: PARQUES NATURALES - EXPLOTACIÓN DE NARCOTRÁFICO
Los grupos armados ilegales avanzaron en el 2001
hacia la consolidación de su participación en la actividad
del narcotráfico, especialmente en la región del
Catatumbo, la serranía de Perijá, el Valle del Cauca,
Caquetá, Meta, Guaviare, Putumayo, Huila y Tolima.
A partir de 1995, por primera vez se registra un
decremento en las hectáreas cultivadas con hoja de
coca, al pasar de 163.289 (2000) a 144.807 (2001);
esto representa una reducción del 11% (18.482
ha), y se genera una disminución en la capacidad
anual de producción de cocaína, que pasó de 947
a 840 toneladas. Este decremento, estimulado
por la ofensiva lanzada por el Gobierno contra
el narcotráfico, apoyada con los dineros del Plan
Colombia, inicia el declive de los cultivos ilícitos y el
impacto en la producción5.
5 Ibíd.
Además de lo anterior, y como consecuencia de los
extensos controles implementados por la policía,
comienzan a detectarse los primeros laboratorios
para la producción de permanganato de potasio.
Por primera vez se lanza una operación de alto impacto
contra el principal núcleo del narcotráfico de
las FARC, en Barranco Minas (Guainía), que arrojó
la captura del narcotraficante brasilero Fernandinho
Beira Mar; esta constituyó la evidencia más sólida
relacionada con los vínculos directos de las FARC
con un traficante de drogas brasilero. En esta operación
se comprobó el intercambio de drogas por
armas.
Se detectan las primeras manifestaciones de tráfico de drogas sintéticas a nivel nacional, y se identifican varios logotipos de pastas, que de acuerdo con la información disponible, fueron traficadas desde Europa a través de Panamá.
En este periodo, considerado uno de los más críticos, por la violencia entre estructuras narcotraficantes, se contabilizó un total de treinta y tres homicidios; se destaca el atentado fallido con un helicóptero contra Víctor Patiño Fómeque, en la cárcel de Villahermosa, y el homicidio de Juan Carlos Ortiz Escobar, alias “Cuchilla”.
Durante este año se reactivó el movimiento antiextradición, liderado desde la cárcel por el narcotraficante Fabio Ochoa Vásquez, quien a través de diferentes medios, como la publicación de una página web, la interposición de tutelas y demandas contra el Estado, así como el desarrollo de una campaña publicitaria a través de vallas y panfletos, aprovechando el desarrollo de la Copa América, trató de evitar su extradición, la cual se ejecutó el 7 de septiembre.
2002: LIBERTAD DE GILBERTO RODRÍGUEZ - SOLICITUD DE EXTRADICIÓN A GUERRILLEROS Y “PARAMILITARES”
Uno de los hechos que causaron mayor impacto en la opinión fue la decisión del juez de ejecución de penas de Tunja, Pedro José Vaca, de aprobar la libertad para Gilberto Rodríguez Orejuela. Este mismo año fue capturado Víctor Patiño Fómeque, con fines de extradición.
Paralelas con la situación del narcotráfico surgieron las primeras solicitudes de extradición de integrantes de las FARC y las Autodefensas, por narcotráfico.
Este año, Estados Unidos elevó solicitudes de extradición contra Tomás Molina Caracas, alias “El Negro Acacio”; Eugenio Vargas Perdomo, alias “Carlos Bolas”; alias “El Loco”, y Jorge Briceño Suárez.
Se identifica un nuevo modelo de organización narcotraficante a partir de las sociedades para el tráfico, con énfasis en los departamentos del Valle del Cauca, Amazonas y Bolívar, y se registra un viraje frente a la detectada atomización de estructuras. Estas organizaciones intentaron, bajo este modelo, explorar el continente africano como punto de tránsito hacia Europa. Simultáneos con este escenario, los bloques oriental y sur de las FARC monopolizaron por completo las actividades del narcotráfico, e incentivaron a campesinos e indígenas para que cultivaran plantaciones ilegales.
Fue capturado y extraditado a Estados Unidos el primer narcotraficante de las FARC en Suriname. Se trataba de Eugenio Vargas Perdomo, alias “Carlos Bolas”, considerado el principal aliado de alias “El Negro Acacio” y enlace principal de Ethalson Giovanny Mejía Hoy, traficante de armas de las FARC, ubicado en Centroamérica; esto generó un revés importante en el intercambio de drogas por armas, pues aquel era el encargado de adelantar los contactos y negociaciones para tal fin.
Las primeras reacciones se detectaron en el frente 16, cuando en forma simultánea con la captura de este narcotraficante se detectó la deserción de alias “El Embajador”, segundo aliado de “El Negro Acacio”, quien huyó con US$ 2’000.000 aproximadamente.
Se presentó el mayor decremento de cultivos ilícitos en la década, que alcanzó el 30% (42.736 ha), al pasar de 144.807 (2001) a 102.071 (2002) hectáreas cultivadas con hoja de coca; lo anterior generó en
las organizaciones narcotraficantes una reducción
en la producción, de 248 toneladas de cocaína con
relación al año anterior, al pasar a 5926.
6 Ibíd.
2003: REVESES DEL NARCOTRÁFICO PARA LOS GRUPOS TERRORISTAS
Organizaciones narcotraficantes y grupos terroristas
perdieron importantes espacios frente a la acción de
las autoridades, lo cual se reflejó en la disminución
del 15% en los cultivos ilícitos de hoja de coca y la
extradición de 67 narcotraficantes.
Para este año, la participación de las FARC en actividades
de narcotráfico se estimaba en un 66%, de
modo especial en las fases de producción y comercialización.
De igual manera, se precisaron informaciones
sobre las Autodefensas, y se estableció, desde
la perspectiva del análisis, que controlaban el 33%
de la producción nacional; no obstante, a diferencia
de las FARC, ellas poseían estrechos vínculos con organizaciones
de narcotraficantes, que les permitían
tener participación en el envío de cocaína hacia Europa,
México, Centroamérica y Estados Unidos.
El aspecto que marcó el inicio de una nueva etapa de
confrontaciones fue la “guerra” declarada entre los
narcotraficantes del cartel del norte del Valle, Diego
Montoya Sánchez, alias “Don Diego”, y Wílber Varela,
alias “Jabón”, quienes crearon los grupos armados
“Los Machos” y “Los Rastrojos”, respectivamente,
para disputar el control del narcotráfico en la región.
La tendencia en la reducción de los cultivos ilícitos
vino aumentando, con un decremento del 15% (15.731 ha), al pasar de 102.071 (2002) a 86.340
(2003) hectáreas cultivadas con hoja de coca. La
producción estimada para este año fue de 501
toneladas de cocaína7.
7 Ibíd.
2004: ESTRATEGIA PUBLICITARIA DE ORGANIZACIONES NARCOTRAFICANTES
La confrontación entre Diego Montoya y Wílber
Varela mostró un viraje, en el cual, por primera vez,
se detecta el empleo de páginas web (la prueba
inminente.8m.net, y denunciapublica.net) y panfletos,
para publicar información sobre el oponente, y en
algunos casos se detectaron elementos distractores
para las autoridades.
Por la confrontación entre estos dos bandos se
conoció lo que en ese conflicto se ha denominado
el “ritual de la muerte”, practicado a las víctimas,
como la tortura y el homicidio, con características
marcadas, como la asfixia, la desaparición y el
desmembramiento de los cuerpos.
Estas manifestaciones de violencia generaron la
reacción de la fuerza pública, mediante la operación
Sultana (11 de marzo del 2004), que neutralizó una
de las principales oficinas de cobro, que integraban
el componente armado de Diego Montoya; se
capturaron doce integrantes de “Los Yiyos”, entre
ellos el cabecilla Jhon Jairo Londoño García, alias
“JJ”, quien fue extraditado a Estados Unidos (16 de
abril del 2005), factor que originó un debilitamiento
del brazo armado de la organización.
Surge una nueva manifestación, conocida públicamente
como COPERGRIN (Colombianos Perseguidos por los Gringos), quienes hacían propuestas de entrega de narcotraficantes. La manifestación no trascendió y al poco tiempo desapareció.
La cifra de cultivos de hoja de coca, establecida en 80.350 hectáreas, según el SIMCI, presentó un decremento del 7% (5.990 ha) con relación al año anterior, 86.340 ha (2003); para este año se asperjaron 139.611 hectáreas de cultivos de hoja de coca, y así se evitó la producción de 807 toneladas de cocaína.
2005: NUEVO MODELO AGRÍCOLA COCALERO DE LAS FARC - TRANSFORMACIÓN DE GRUPOS DE NARCOTRAFICANTES EN “AUTODEFENSAS”
La participación de las FARC en el narcotráfico se ratificó a través del denominado nuevo modelo agrícola cocalero, implementado al suroriente del país, contemplado en tres aspectos: 1. Intimidación a cultivadores de Tolima, sur de Bolívar y Guaviare, para oponerse a programas gubernamentales; 2. Entrega de bonos postpago, para estimular los cultivos ilícitos, y 3. Instalación de minas en áreas donde se planeaba erradicar.
Surgen grupos armados con perfil de “autodefensas” al servicio del cartel del norte del Valle, como las ACV (Autodefensas Campesinas del Valle), ACUN (Autodefensas Campesinas Unidas del Norte) y RCP (Rastrojos Campesinos del Pueblo), estructuras pertenecientes a Diego Montoya y Wílber Varela, respectivamente, para acceder a una negociación con el Gobierno nacional y posicionarse en áreas específicas de la costa pacífica, como es el caso del cañón de las Garrapatas y el sur de Chocó.
Diego Montoya y Wílber Varela se acogieron a un pacto de no agresión, apoyado por Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias “Macaco”, quien mediante un perfil discreto viene constituyéndose en uno de los narcotraficantes más importantes del país.
En veintidós parques naturales de los treinta y seis existentes se detectan 11.248 hectáreas de hoja de coca y la influencia de dieciocho estructuras de las FARC, el ELN y las Autodefensas, situación que es tenida en cuenta para que el Consejo Nacional de Estupefacientes autorizara, mediante la resolución 0015 del 05-08, la intervención de las autoridades para erradicar las plantaciones ilegales; esta labor se inició en la sierra de La Macarena.
En la parte operativa se registró la mayor incautación en la historia del país, 15.100 kilos de cocaína (12 de mayo del 2005) en el corregimiento Cabo Manglares, del municipio de Tumaco (Nariño), la cual permitió determinar la alianza entre guerrilla, autodefensas y narcotráfico, para movilizar grandes cargamentos de droga.
2006: INCREMENTO DE LOS CULTIVOS ILÍCITOS - OFENSIVA INSTITUCIONAL EN EL PARQUE NACIONAL NATURAL SERRANÍA DE LA MACARENA
El 2006 se caracterizó por una marcada campaña de crítica, derivada del primer incremento registrado en la detección de cultivos ilícitos (SIMCI), luego de cinco años de permanentes reducciones anuales; esto aunado al reporte de la Agencia Internacional CNC - Comisión de Narcóticos y Crimen, que indica un aumento en 58.250 ha, de acuerdo con las cifras referenciadas por el SIMCI (86.000 ha).
Se lanza una ofensiva institucional directa contra las
FARC, a través de dos programas de erradicación
manual, el primero enfocado a eliminar los cultivos
ilícitos en un área estratégica como la Serranía de La
Macarena, denominado Operación Colombia Verde;
esto marca un hito en la historia, en el sentido del
alcance táctico y estratégico de la Policía Nacional
(se erradicaron 2.901 hectáreas, con capacidad de
producir 22.337 kilos de cocaína).
La segunda gran estrategia fue el Plan Institucional
Todos contra la Coca, el cual permitió la erradicación
de 41.345 hectáreas de hoja de coca y 1.967 hectáreas
de cultivos de amapola, para un total de 43.051
hectáreas de cultivos ilícitos.
Frente a esta ofensiva, las FARC diseñaron estrategias
para reducir el impacto en sus finanzas, a través del
minado de cultivos, ataque a patrullas y el auspicio
de marchas cocaleras, especialmente en Nariño,
Cauca y Meta.
Las FARC y las BACRIM se constituyen en las estructuras
de mayor atención para las autoridades, que
controlan el 77% de los cultivos de hoja de coca, con
66.076 hectáreas (ubicadas en 89 de los 190 municipios
con cultivos ilícitos), y la vinculación de ocho
de las veintiún BACRIM confirmadas en actividades
directas del narcotráfico.
Se destaca el aumento del 44% en la destrucción
de laboratorios de cocaína y heroína, además del incremento
en la incautación de sustancias químicas
(sólidas y líquidas), y la captura de extranjeros por
narcotráfico. De otra parte, organismos internacionales
destacan el compromiso de Colombia en la
lucha antidrogas (certificación de Estados Unidos y JIFE) y la definición del narcotráfico como fuente de
financiamiento del terrorismo (ERCAIAD).
2007: DINÁMICA DE LAS ORGANIZACIONES NARCOTRAFICANTES - ESCENARIO INTERNACIONAL DEL FENÓMENO
Las organizaciones narcotraficantes avanzaron en la
consolidación del continente europeo, al captar la
ruta por África, así como la migración de nacionales
para actividades de lavado de activos. Las redes se
posicionaron actuando de acuerdo con sus roles en
la pirámide estructural del narcotráfico, destacándose
el inversor como el garantista del ilícito, seguido
del broker por su “capacidad” de ubicar su centro de
operaciones en otros países y el transportista como
el “administrador” de rutas y “estratega” para la
innovación de métodos de camuflaje (semisumergibles).
La captura de narcotraficantes tradicionales (Diego
Montoya, Juan Carlos Ramírez Abadía y Nelson
Urrego Cárdenas) advirtió el surgimiento de nuevos
capos, denominados los “invisibles” del narcotráfico,
quienes tendrían que asumir el negocio de una
manera más clandestina e imperceptible.
El escenario internacional se constituye en un factor
de atención, derivado de la reactivación del mercado
africano (Benín, Cabo Verde, Ghana, Guinea-Bissau,
Nigeria y Togo) y la multiplicidad en las conexiones
(acercamientos con carteles de México y mafias de
Italia, Rusia y China).
Frente a la política antinarcóticos, se generaron
críticas por su efectividad; no obstante, se destacan
las cifras récord en erradicación manual (de 41.345 a 65.286 ha), destrucción de laboratorios (de 1.154 a 1.519), además del incremento del 9% en la incautación de sustancias. Cabe señalar el decremento de los cultivos ilícitos (del 9%, al pasar de 85.750 a 77.870), concentrándose en la región de Meta-Guaviare los mayores números
de cultivos.
2008: TRÁNSITO A LA TERCERA GENERACIÓN DE NARCOTRAFICANTES - DESEMPEÑO POLICIAL, FACTOR DE DESEQUILIBRIO ESTRATÉGICO DEL NARCOTRÁFICO
La muerte de Wílber Alirio Varela, alias “Jabón”, a finales de enero, determina el final de la segunda generación de narcotraficantes (tradicionales), que se caracterizó por las confrontaciones que desarrolló y las alianzas con los grupos armados ilegales, lo cual dio paso al fin del cartel del norte del Valle y el inicio de la tercera generación de narcotraficantes, simbiosis narcotráfico-terrorismo.
Tras la desmovilización de las Autodefensas surgen las bandas criminales, con una evidente vinculación en todas las fases del ilícito: “Nueva Generación” (Nariño), “Los Nevados” (Magdalena, Cesar y Norte de Santander), ERPAC - Ejército Revolucionario Popular Antiterrorista Colombiano (Meta y Vichada) y BACRIM, de Urabá (Urabá Antioqueño y Córdoba).
A pesar de no ser consideradas bandas criminales, “Los Rastrojos” y “Los Machos”, como estructuras armadas al servicio del narcotráfico, registraron una destacada influencia sobre el ilícito, en la medida que combinaron un componente armado con la experiencia de las organizaciones narcotraficantes.
La extradición de alias “Don Diego” a Estados Unidos, el 12 de diciembre del 2008, se constituye en el elemento culminante para finalizar la desarticulación del cartel del norte del Valle, estructura sobre la cual se enfocaron años de esfuerzos operacionales y procesos sostenidos judiciales y de inteligencia.
En este contexto se destaca el auge de la construc-ción de grandes complejos turísticos y de negocios en ciudades estratégicas, como Bogotá, Santa Marta, Barranquilla y Cartagena, así como el fenómeno generado con las denominadas “pirámides”, por el impacto que generó la intervención de DMG y la captura de su fundador, David Murcia Guzmán, además de la marcada influencia sobre departamentos con alta incidencia de cultivos ilícitos, como Nariño, Cauca y Putumayo.
Los cultivos ilícitos presentaron un incremento del 27%, al pasar de 77.870 a 98.899 ha, lo cual se deriva del mejoramiento de la capacidad de recolección por parte del SIMCI, la detección, la información aportada por los topógrafos que acompañan la erradicación manual y la resiembra. Cabe señalar que comparados los años de 2000 y 2007, se conserva una tendencia al decremento, representada en un 39% menos, es decir, 63.611 hectáreas.
El 2008 representa para la institución el año récord de los resultados en la lucha contra el narcotráfico, al registrar un incremento del 128% en la incautación de cocaína (119 toneladas), un 64% en marihuana (199 toneladas), un 4,5% en eliminación de cultivos de hoja de coca (228.530) y un 15,7% en la destrucción de laboratorios (1.756); todo esto generó un desequilibrio estratégico en la
dinámica criminal del fenómeno.
CONCLUSIONES
El fortalecimiento de la política antidrogas y el crecimiento de los avances de la fuerza pública en materia operativa, traducidos en la desarticulación de carteles, la reducción de cultivos ilícitos, la captura de cabecillas de estructuras y la interdicción de sustancias estupefacientes e insumos químicos, permiten señalar que aunque no se ha acabado con el narcotráfico, sí se han originado acciones importantísimas, que han redundado en una afectación estratégica del narcotráfico, al reducir su capacidad de maniobra, no solamente a nivel nacional sino internacional, a través de alianzas operativas con otros países.