Análisis del fenómeno de la violencia contra los ancianos
Fecha de recepción: 2010-04-05. Fecha de aceptación: 2010-10-26
Celín Pérez-Nájera
Especialista en Derecho Penal
Vicedecana y profesora del Área de Criminología. Facultad de Derecho, Universidad Ciego de Ávila, Cuba.
celin@derecho.unica.cu
RESUMEN
El artículo presenta una revisión bibliográfica sobre el impacto
social de la violencia contra los ancianos, desde la óptica criminológica.
En el trabajo se utilizó como método investigativo
el enfoque dialéctico-materialista de la realidad, que facilitó el
engranaje de toda la investigación en diferentes etapas. Las
valoraciones generalizadoras y sistematizadoras se elaboraron
desde los enfoques modelativo y sistémico-estructural.
Luego de analizar la diversidad de conceptos de violencia, se
estableció una definición desde una formación social e histórica;
existen dos principios que distinguen sus características:
uno que la concibe como un fenómeno de carácter social y el
teórico-ecológico, que consiste en el empleo de la fuerza física,
económica o política, e implica el abuso de poder cómo único
método para resolver el conflicto.
Así mismo, se examinó el comportamiento de la violencia contra
los ancianos en diversos países: España, Estados Unidos,
Perú, Brasil, Panamá, Argentina, Colombia, Chile y Cuba. En general,
son alarmantes las cifras de incidencia del fenómeno. De
igual forma, en Cuba crece la victimización sobre los ancianos.
Se aprecia como manifestación fundamental la violencia psicológica
o emocional. Aunque existen mecanismos de denuncia,
falta de divulgación y sistematicidad de acciones, que permitan
enfrentar la incidencia de este mal social, que afecta a dicho
grupo de riesgo de la violencia.
PALABRAS CLAVE
Violencia, anciano, víctima, familia, sociedad, victimario (fuente: Tesauro de política criminal latinoamericana - ILANUD).
ABSTRACT
This article offers a bibliographical review about the social impact of
violence against old people from the criminological perspective. In
this work, the dialectic-materialistic approach of reality was used as
an investigative method, making all the research easier at different
stages. Both generalizing and systemizing valuations were prepared
from the basis of the modelative and systematizing-structural
approaches.
After having analyzed the concepts of violence, a definition was established
out of a social and historical preparation; there are two
principles serving to distinguish the features of violence features:
one of them conceives it as a phenomenon of social nature; the
other one is the theoretical-ecological postulate, consisting in the
use of physical, psychological or emotional force, and this involves
abuse of power as the only method serving to resolve the conflict.
Likewise, the behavior of violence against the elderly was examined
in several countries: Spain, the United States, Peru, Brazil, Panama,
Argentina, Colombia, Chile and Cuba. In general terms, the incidence
figures of this anomaly are alarming. In Cuba, as well, victimization
against old people is growing. Psychological or emotional violence
is seen as a fundamental manifestation. Although there are
mechanisms dealing with denunciation, lack of action disclosure
and systematicity permitting confrontation against the incidence
of this social evil of violence affecting the risk group.
KEY WORDS
Violence, elder, old people, victim, family, society, victimizer. (Source: Thesaurus of Latin American Criminal Policy - ILANUD).
Introducción
La violencia es un fenómeno tan antiguo como el propio surgimiento del ser humano. Desde
la comunidad primitiva existieron las primeras manifestaciones, con el objetivo de luchar
por la supervivencia o el poder; esto demuestra que nos encontramos ante un problema
de una extraordinaria magnitud, que abarca múltiples perspectivas y, en consecuencia,
requiere de respuestas también multidisciplinarias. Con el desarrollo de la sociedad comenzaron
a realizarse estudios sobre el impacto de la violencia y su conceptualización, y su análisis ha sido
objeto de múltiples investigaciones en diferentes áreas del conocimiento, tales como la sociología,
la psiquiatría, la psicología, la criminología, entre otras.
La violencia contra los ancianos es el objeto concreto en el cual encaminaremos la investigación,
tema que en los últimos años ha dado evidencias de un notable crecimiento, ya sea por la falta
de conciencia y de educación respecto a los miembros del hogar, el abuso a personas con limitaciones,
la no sistematización de acciones de divulgación y la falta de actividades de prevención,
que deben fomentarse en la comunidad y de manera específica en la familia. Su incidencia social
es evidente, y el esfuerzo por combatirla cada vez es más intenso y solidario, aunque todavía
insuficiente.
A pesar de que se han efectuado numerosos estudios profundos sobre la violencia, en relación
con la mujer y los niños como grupos más victimizados, contamos con un sector poblacional al
que no se le ha prestado toda la atención necesaria: nos referimos a los ancianos. Aunque existen
escasos estudios al respecto, en nuestro criterio, este tema aún no recibe toda la prioridad
que merece, ni existe en la sociedad total conciencia acerca de su significación.
La preocupación del ser humano por el envejecimiento viene desde su propia existencia y data
desde la comunidad primitiva, cuando las personas más ancianas se utilizaban para tomar decisiones
y dar consejos al resto de las familias. Con el desarrollo social, estas personas continúan
cumpliendo una función en la sociedad, y en especial en la familia, pero no en pocas ocasiones
se encuentran sometidas a evidentes formas de maltratos o abusos1, siendo estos grupos de
personas los más vulnerables de ser afectados por la violencia.
Si tenemos en cuenta que una de las características sociodemográficas básicas del siglo XXI
consistirá en el envejecimiento de la población mundial, según datos aportados por la Organización
de las Naciones Unidas, son alarmantes las valoraciones sobre el crecimiento anual de la
población en el mundo, que ascendió hasta un 14,4%, y se espera que en el 2015 alcance los 9.600
millones de habitantes. Preocupa entonces el análisis de las estadísticas en las personas mayores
de 60 años, que representan solo un 13% de la población mundial; sin embargo, se pronostica
que el número de personas mayores de 60 años se triplique, de 705 millones en la actualidad a
casi 2.000 millones en el 20502.
1 Para mayor información, véase David L. Morillas Fernández (2004). Malos tratos a personas mayores. Otra forma de violencia. En
Revista Electrónica de Ciencias Penales y Criminología, p. 7.
2 En tal sentido recomendamos: Informe mundial sobre la violencia y la salud. En Primera y segunda parte. Organización Mundial de la
Salud, 2005, p. 2.
Cuba, con una población que excede un poco más de los once millones de habitantes, y de ellos, aproximadamente el 16,6% sobrepasan los 60 años3, ve con gran preocupación el manejo de estas cifras.
La provincia de Ciego de Ávila registra cifras interesantes con respecto a la ancianidad, al contar
con 68.869 personas mayores de 60 años, lo cual representa el 16,3% del total poblacional de la
provincia4, hecho que resulta llamativo, al poseer una población que se conduce rápidamente
hacia la tercera edad y, por consiguiente, aparece una seria preocupación por las medidas de
control y prevención que se deben tener en cuenta en la sociedad para garantizar una adecuada
calidad de vida para sus longevos.
En tal sentido, se ha demostrado la necesidad que existe en nuestro país y en la provincia de
investigar sobre esta temática. De allí surge esta investigación: ¿cómo contribuir a erradicar el
fenómeno de la violencia contra los ancianos en la provincia de Ciego de Ávila?
Para desarrollar esta investigación se realizará un análisis bibliográfico que permita determinar
el impacto social de la violencia contra los ancianos desde la óptica criminológica.
En la investigación teórica que desarrollamos sostenemos dos hipótesis, que responden al problema
científico del trabajo:
1. Existe una dinámica de crecimiento en los ancianos, debido al envejecimiento de la población
de la tercera edad.
2. El fenómeno de la violencia contra los ancianos no ha sido analizado con la profundidad y
urgencia que se requiere para enfrentar las consecuencias que provoca.
Metodo
Con el objetivo de dar cumplimiento a las hipótesis planteadas en nuestra investigación, hemos
utilizado como métodos:
Teórico-lógico: para analizar el comportamiento y características de la violencia.
Análisis-síntesis: para caracterizar criminológicamente el fenómeno de la violencia con respecto
a los ancianos, mediante la búsqueda de información, detallando su comportamiento e incidencia
en la sociedad.
Inducción-deducción: para caracterizar jurídica y sociológicamente el fenómeno de la violencia.
Teórico-jurídico: define teóricamente los conceptos que manejamos en la investigación, lo que
permite conocer la esencia del problema que se investiga para conformar y consolidar la parte
teórica del trabajo.
3 Véase en Raúl Castro Ruz. Socialismo significa justicia social e igualdad, pero igualdad no es igualitarismo. En Discurso pronunciado
con motivo de las conclusiones de la primera sesión ordinaria de la VII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular. Palacio
de las Convenciones, Cuba, 11 de julio del 2008, p. 1.
4 Oficina Nacional de Estadística Territorial. Características de la provincia de Ciego de Ávila. En Informe de la provincia de Ciego de
Ávila de la Organización Territorial de Estadísticas, marzo 2010, Cuba, p. 2.
Sociológico: se encuentra presente al analizar la relación social y los estudios de las normas
vinculadas al derecho.
También se determinó el nivel y alcance de los actos de violencia intrafamiliar en los ancianos.
Las valoraciones generalizadoras y sistematizadoras se elaboraron desde los enfoques modelativo
y sistémico-estructural, lo cual garantizaba así un análisis desde la criminología.
Referente a la bibliografía consultada, se aprecia una amplia gama de materiales y autores examinados.
La diversidad de la temática provocó la necesidad de consultar literatura sociológica,
psicológica, penal y criminológica. Sobre la ubicación geográfica, la mayoría de los autores pertenecen
a España, Latinoamérica5 y Cuba6.
En la investigación teórica se encontró que:
1. La pérdida de valores en la familia y el abuso de poder, unidos a la falta de programas preventivos
y de orientación para los sujetos víctima de la violencia, son factores que inciden
en el incremento de la violencia.
2. El trabajo de prevención contra la violencia necesita un mayor enfoque multidisciplinario,
para desarrollar programas dirigidos a resolver y sensibilizar la problemática de la
violencia.
Resultados
La violencia y su concepción
La violencia se encuentra en correspondencia con los valores, normas y creencias de cada país,
época y clase social, y los diferentes grados, niveles y concepciones con que se presenta en cada
terreno. El origen de la violencia es parte de una cuestión cultural o, mejor dicho, tiene sus raíces
en los conocimientos, tradiciones, usos, costumbres y manifestaciones de los pueblos, quizá
desde hace miles de años.
Han sido muchos los tratadistas que han abordado la violencia desde diferentes puntos de vista,
por lo cual, para comenzar a desarrollar nuestro trabajo, hemos decidido realizar un estudio
sobre las diferentes concepciones de la violencia en la criminología. Debemos partir de que el
término “violencia”7 es una traducción del vocablo latino “violentia”, derivado de la raíz “violo”,
que quiere decir: atentar, violar. Este sentido alude a una fuerza vital presente en el origen de
la vida.
Para algunos estudiosos del tema, la violencia ha sido definida como “cualquier relación, proceso
o condición por la cual un individuo o grupo social viola la integridad física, psicológica o social de otra persona. Es considerada como el ejercicio de una fuerza indebida de un sujeto sobre
otro, siempre que sea experimentada como negativa”8.
5 Como autores extranjeros más consultados en la investigación podemos citar a: Lorenzo Morillas Cuevas, Rosa del Olmo, Paolo Silva,
Andrew Morrison, David Morillas Fernández, Ana María Mosquera, Lía Susana Daichman, Gerardo Meil Landwerdin, Luis Francisco
de Jorge Mesas, Hilda Marchiori, etc.
6 En cuanto a autores cubanos más estudiados tenemos: Clotilde Proveyer, Lydia Guevara Ramírez, Eduardo Martínez, Nicolás Núñez,
José Antonio Castellano, etc.
7 Ana M. Mosquera Rial (1999). Cuerpos marcados, violencia doméstica. Una aproximación desde la ley penal uruguaya. Recuperado
el 4 de enero del 2010 de: http://www.monografias.com/trabajos44/violdomes/violdomesl.shtml.
La violencia constituye una de las afectaciones más severas que ha azotado a la humanidad. Las
distintas formas de expresión individual y colectiva de la violencia, los factores que la originan
y las consecuencias sociales que genera, hacen de ella un fenómeno complejo. Se estima que la
violencia tiene un carácter moldeable, en función de la dinámica del poder y de la distribución
de los roles y recursos.
Analicemos, entonces, lo que significa para otros estudiosos la violencia, pues es este un concepto
sometido a diferentes interpretaciones. Para Domenach, es una definición poco compleja
y de fácil comprensión, es el uso de la fuerza, abierta u oculta, con la finalidad de obtener, de un
individuo o de un grupo, algo que no quiere consentirse libremente; en el caso de Yves Michaud,
considera que es la acción directa o indirecta, concentrada o distribuida, destinada a hacer mal
a una persona o a destruir, ya sea en su integridad física o psíquica, sus posesiones o sus participaciones
simbólicas. Mckenzie define la violencia como el ejercicio de la fuerza física con la
finalidad de hacer daño o de causar perjuicio a las personas o a la propiedad; acción o conducta
caracterizada por tender o causar mal corporal o por coartar por la fuerza la libertad personal.
Para Curle, violencia es lo mismo que no pacificidad, y Lain Joxe considera que tiene que ver con
el intento de controlar a la sociedad mediante la centralización del saber9.
Cuando estamos frente a diversas interpretaciones del concepto de violencia, ello nos hace
comprender la necesidad de abandonar el concepto limitado, en el sentido de asimilarlo simplemente
a algunos tipos de violencia física. La violencia no es solo un tipo específico de acto, sino
también una determinada potencialidad10; se refiere no solo al acto de hacer sino a lo que queda
oculto por cumplir.
Para dar continuidad a la concepción de otros autores sobre el tema, se refiere a que la violencia
es considerada como la “transgresión de normas, valores y pautas de conducta predeterminadas
a nivel social, ya sea por una aceptación del consenso mayoritario, o por la imposición de
una clase social muy fuerte socioeconómicamente. La violencia se produce en situaciones conflictivas,
cuando el individuo, grupo o conjunto grupal entra en contradicción con esas normas,
valores y pautas, o no encuentra la vía para solucionarlos”11.
Otros la consideran como un comportamiento deliberado12, que resulta o puede resultar en daños
físicos o psicológicos a otros seres humanos, y se asocia, aunque no necesariamente, con la
agresión, ya que puede ser psicológica o emocional, a través de amenazas u ofensas. “La violencia
es considerada un crimen, y algunas formas de ésta son sancionadas, ya por la ley o por las
normas que se establecen en el sistema social donde ocurren”13.
8 Véase, Salud y violencia (1994). Plan de acción regional, Washington D.C.: OPS/1994, p. 6.
9 Blank A. Arellano (2005). La violencia. ¿Qué es la paz? Recuperado el 20 de julio de 2007 de: http://bvs.sld.cu/revistas/mgi/vol22.html..
10 En este sentido conviene profundizar el tema en Blank A. Arellano. Ob. cit.
11 AA. VV. (2002). Violencia intrafamiliar. Enfoque de género. En Revista Cubana Med Gen Integ, julio-agosto 2002,,vol.18, No. 4, p. 1.
Ciudad de La Habana.
12 Téngase en cuenta que para su comisión, el autor debe tener en su voluntad la intencionalidad, en muchos casos la premeditación.
Véase a Paulo Vergara (2005). Las sombras de la infancia, violencia familiar. Recuperado el 1 de junio del 2007 de: http://
www.F.sombras/correos.html.
13 Paulo Vergara. Ob. cit.
Cuando nos referimos a este criterio, se explica por sí sola que existen diferentes
precisiones en el contexto político. Según el investigador Davis, “en la práctica el
fenómeno de la violencia cruza múltiples campos interdisciplinarios y áreas de investigación,
razón por la cual los estudios tienden a ser fragmentados y apolíticos, lo
que ha impedido el desarrollo de una teoría general de la violencia”14. Así, podemos
valorar cómo el vocablo de violencia se refiere a un grupo de situaciones o hechos
concretos relacionados entre sí y con un objetivo enmarcado.
En este sentido se puede apreciar el análisis acerca del “enfoque teórico-ecológico,
que es la forma de ejercicio del poder mediante el empleo de la fuerza física, económica,
política, e implica la existencia de un arriba y un abajo, reales o simbólicos,
que adoptan habitualmente la forma de los roles complementarios: padre-hijo,
hombre-mujer, maestro, joven-viejo, etc. Encontrando que el uso o abuso de
la fuerza es un método para la resolución de conflictos interpersonales, en el
que doblegar o anular la voluntad del otro es la solución”15.
La Organización Mundial de la Salud ha conceptualizado a la violencia
como “el uso intencional de la fuerza o el poder físico, de hecho o como
amenaza, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que
cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños
psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones”16. En cuanto a la Organización
Panamericana para la Salud, la define como “la utilización de
la fuerza física o de la coacción psíquica o moral por parte de un individuo
o grupos en contra de sí mismo, de objetos o de otras personas, que
produce como resultado la destrucción o daño del objeto y la limitación
de cualquiera de los derechos establecidos de las personas o grupos de
personas víctimas”17.
La violencia es un fenómeno que ya debería estar eliminado de la sociedad
actual, pero no ha sido posible su desaparición, y debemos estar
conscientes de que cuando se aborda este tema no sólo lo sufre una persona
en un momento determinado, sino que hay que marcar el límite y el
rechazo de toda la sociedad, que no siempre está preparada para enfrentarse
a estas situaciones.
Resulta evidente, sin embargo, que el agente de la violencia no se limita
siempre al hogar como único espacio, sino que encontramos casos de
agresiones en las calles, los centros de estudio o trabajo y en general en
cualquier ámbito comunitario o social que sea frecuentado por las víctimas.
14 N. J. Davis (1987). The Politics of Violence. A Reassessment. En Violence, Aggression, Terrorism, vol. 1, Nº 2, p. 69.
15 Janhil A. Trejo Martínez (2006). Violencia intrafamiliar. Recuperado el 18 de junio de 2007 de: http://www.monografia.com/trabajos41/
intra.shtml.
16 Violencia: un concepto polisémico (1999). Recuperado el 8 de julio de 2009 de: http://www.monografia.com/trabajos45/la violenciapolisemico/
la violencia polisémico.shtm.
17 AA. VV. (2002). Maltrato a los ancianos. Estudio en el Consejo Popular de Belén, Habana Vieja. En: Revista Cubana de Enfermería,
sep.-dic. 2002, Cuba.
Podemos caracterizar la violencia como la acción que ejercen una o varias personas de forma intencional
y con un marcado propósito a otra persona o personas que interactúan con el agresor.
Nuestro criterio es comprender la violencia como una formación social e histórica. Consideramos,
en primer orden, que es una formación, porque se edifica paulatinamente con el transcurso
del tiempo; analizamos su carácter social debido a que ocurre en la sociedad, donde se
encuentra un mayor o menor grupo de personas, de familias, pueblos o naciones, y por último
valoramos su concepción histórica, toda vez que es una narración veraz de sucesos, de hechos y
manifestaciones de la actividad humana. Esto demuestra que su definición depende del momento
concreto y social que se esté viviendo y que su existencia evidencia el empleo de la fuerza, el
abuso y la desconfianza.
Se trata, por lo tanto, de un término que se utiliza para significar una gran variedad de situaciones;
se puede focalizar en las conductas violentas mediante el empleo de la fuerza o la indiferencia para
resolver conflictos interpersonales; es una forma del ejercicio del poder para eliminar aquellos
obstáculos que se interponen en nuestras decisiones y acciones. Como se puede ver, no existe
una unificación de criterios en cuanto a la conceptualización propia de la violencia, de acuerdo
con la bibliografía consultada; sin embargo, los autores trabajan su perspectiva desde cuatro ejes
fundamentales: la edad en la que una persona se puede considerar anciana, el sexo de la víctima y
del victimario, la manifestación de la violencia que se utiliza y el ámbito en que se desarrolla.
Según lo anterior, podemos analizar que en el tópico relacionado con la edad existen diferentes
criterios, pues algunos autores enmarcan la longevidad a partir de los 65 o los 70 años, y otros
la consideran desde la temprana edad de los 55. Nosotros coincidimos con el análisis estadístico
que ha demostrado la Organización de las Naciones Unidas, de contemplar la etapa de la ancianidad
a partir de los 60 años; en cuanto al sexo de la víctima que se presenta con mayor afectación,
es el femenino, y el victimario, como prueba de fuerza y de generaciones, ha sido el sexo
masculino. En este mismo sentido podemos determinar que las manifestaciones de la violencia
que se utilizan con mayor frecuencia son la física, la psicológica o emocional, y el ámbito en que
se desarrolla con mayor ocurrencia es la escuela, el laboral, el familiar o el comunitario.
Hemos realizado un análisis de algunas de las definiciones conceptuales que han sido abordadas
por diferentes autores, considerándolas como premisa del fenómeno que atañe a la sociedad,
lo cual evidencia, sin lugar a dudas, un estudio de las concepciones de este mal. La violencia se
relaciona en diferentes campos interdisciplinarios y áreas de investigación, razón por la cual sus
estudios han sido fragmentados, lo que impide una teoría general que ayude a accionar para
prevenir y eliminar este fenómeno.
Manifestaciones fundamentales de la violencia
La violencia es una afectación social, cada día más real y visible ante todos. Las diferentes formas de presentarse hacen de ella un peligroso fenómeno en la sociedad, “su incidencia es evidente y el esfuerzo solidario por combatirla es más intenso y participativo, aunque todavía insuficiente”18, señaló el catedrático español Morillas Cuevas.
18 Sobre este tema podemos profundizar en las importantes reflexiones que realiza el catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Granada, al analizar las múltiples perspectivas y consecuencias de la violencia, en el tema Valoración de la violencia de género desde la perspectiva del Derecho Penal. En Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminológica, 2002.
Las principales manifestaciones de la violencia han sido abordadas desde diferentes sectores, como la psicología, la psiquiatría, la criminología, la sociología, entre otros, cada uno desde su visión, pero todos con el objetivo de lograr conocer sus interioridades y formas más comunes de presentarse, para poder enfrentarlas y disminuir su efecto.
En la bibliografía consultada se presentan las siguientes formas de violencia:
• Violencia intrafamiliar o doméstica: es toda acción u omisión cometida en el seno de la familia
por uno o varios de sus miembros, que de forma permanente ocasione daño físico,
psicológico o sexual a otros de sus miembros, que menoscabe su integridad y cause un serio
daño a su personalidad y/o a la estabilidad familiar y social19.
• Violencia física: es considerada como toda lesión física o corporal que deja huellas o marcas
visibles; incluye golpes, bofetadas, empujones, entre otros20.
• Violencia psicológica: se refiere al hostigamiento verbal entre los miembros de la familia, a
través de insultos, críticas permanentes, descréditos, humillaciones, silencios, entre otros;
es la capacidad de destrucción con el gesto, la palabra y el acto. Esta no deja huellas visibles
inmediatas, pero sus implicaciones son más trascendentes.
• Violencia sexual: es la imposición de actos de orden sexual por parte de un miembro, contra
la voluntad de otro. Este tipo de violencia incluye la violación marital.
• Violencia emocional: se conoce como la falta de respuesta a las necesidades de contacto
afectivo de las personas. Ausencias de contacto corporal, caricias, indiferencia a los estados
anímicos. Acciones de hostilidad verbal crónica (insultos, burlas, desprecio o amenazas de
abandono)21.
• Violencia económica: está encaminada a no cubrir las necesidades básicas de las personas y
ejercer control a través de recursos económicos22.
• Violencia mediante el abandono y la negligencia: dada por la falta de protección y cuidados
físicos a los miembros de la familia que los requieran, la falta de respuesta a las necesidades
de contacto afectivo y estimulación cognitiva, falta de atención, descuido en la alimentación
y vestuario necesario23.
• Violencia social: abarca un amplio espectro de campos (violencia intrafamiliar, medios de
comunicación social, violencia sexual, violencia delincuencial, etc.); se concreta en la agresión
maligna o destructiva, y puede ser abordada como un problema de seguridad, con una
respuesta represivo-policial o de salud pública24.
19 M. C. Palacio (1993). La violencia familiar en Manizales (p. 5). Caldas. Colombia.
20 M. A. Grosman (1992). Violencia en la familia (p. 68). Buenos Aires: Editorial Universidad.
21 Conceptos de familia (2004). Recuperado el 21 de junio de 2009 de: http://www.monografia.com/trabajos23/la violencia-intrafamiliar/
la violencia intrafamiliar.shtm.
22 Anai Sevilla Villalta (2005). Causas, efectos y fases de la violencia intrafamiliar. Recuperado el 4 de enero de 2010 de: http://www.
monografia.com/trabajos32/la violencia-intrafamiliar/la violencia intrafamiliar.shtm.
23 AA. VV. (2006). Comportamiento de los factores de riesgo en la violencia familiar contra el adulto mayor. Recuperado el 20 de junio de
2007 de: http://www.F.nosotros/correos.html.
24 Para mayor profundidad en el tema, véase Francisco Rodríguez (2000). Violencia social: ¿estilo de vida o estrategias de sobrevivencia?
Recuperado el 4 de enero de 2010 de: http://www.monografia.com/trabajos36/violen-social/violen-social.shtm.
• Violencia integral: es el conjunto de todos estos tipos de violencia, integrado como un sistema
y puesto de manifiesto en una misma persona.
Al analizar otros autores encontramos también otros tipos de violencia, como la cotidiana, la
política, la socioeconómica, la cultural, la delincuencial, entre otras25. Esto demuestra la variedad
con que se puedan presentar estos actos y los diferentes escenarios.
A juicio nuestro, al analizar las violencias física, psicológica o emocional y sexual, estas tres pueden
presentarse en cualquier contexto de ocurrencia de la violencia, como formas más comunes
de ejecución.
Existe una carencia de concebir desde una visión compleja la violencia, es decir, de analizar la
duplicidad o triplicidad de las manifestaciones en un solo hecho; pudiéramos conceptualizar que
nos encontramos ante la violencia mixta o compleja, la cual puede afectar a cualquier sujeto o
grupo social, y que se puede encontrar con mucha mayor frecuencia.
Las manifestaciones de la violencia son amplias y su estudio amerita análisis y proyecciones que
permitan buscar alternativas para disminuir o erradicar las incidencias de este fenómeno en las
situaciones actuales.
Análisis de las concepciones de la violencia doméstica y de género
Las nuevas tendencias de estudio de las manifestaciones de la violencia se refieren a la distinción
entre violencia doméstica y violencia de género, donde debemos enmarcar ante todo sus
conceptos para poder analizar su contradicción o no.
La violencia doméstica tiene su origen en el vocablo “domus, que en latín tenía un sentido amplio,
no solo comprendía la casa, sino también la patria y la familia. Por tanto, va a comprender
todos aquellos actos violentos (desde el empleo de la fuerza física hasta el acoso o la intimidad)
que se producen en el seno de un hogar y que perpetra al menos un miembro de la familia contra
otro. Habitualmente, este tipo de violencia no se produce de forma aislada, sino que sigue
un patrón constante en el tiempo”26.
En cuanto a la violencia de género, proviene de la traducción en inglés “gender violence”27, y
no se trata de un fenómeno nuevo sino que se ha encontrado enraizado en la propia violencia
doméstica, cuando se analiza el dominio del más fuerte, en este caso el hombre, sobre la más
débil, la mujer. Es decir, que “nos encontramos ante una forma de violencia individual que se
ejerce en el ámbito familiar o de pareja por quien ostenta una posición de superioridad, que es
consecuencia de una situación de discriminación que tiene su origen en una estructura social de
naturaleza patriarcal”28.
25 Véase AA. VV. (2002). Violencia familiar. Recuperado el 21 de mayo de 2007 de: http://www.monografia.com/trabajos13/mviolfam/
mviolfam.shtm.
26 Para profundizar debemos recurrir a Linda G. Mills y Arístides Vara Horna (2008). Violencia doméstica. Recuperado el 4 de enero de
2010 de: http://es.publicaciones.org/publ/Violencia_dom/C3/mpblc.
27 Téngase en cuenta a Linda G. Mills y Arístides Vara Horna. Ob. cit.
28 Consúltese a María L. Maqueda Abreu (2005). La violencia de género. Recuperado el 12 de marzo de 2010 de: http://webs.uvigo.es/
pmayobre/textos/varios/1violencia.pdf.
En este caso, algo significativo por señalar es que la violencia de género no solo tiene como
víctima a la mujer sino también al hombre perseguido o maltratado, es decir, cualquier persona
que sea violentada por otra, ya sea del mismo sexo o no; esto demuestra la amplia magnitud de
ocurrencia de este tipo de violencia.
Según la anterior apreciación, la violencia doméstica resulta muy específica al hogar como el
contexto de desarrollo de la agresión, mientras que la violencia de género puede ocurrir en
cualquier espacio donde exista la interacción entre los individuos, como se explicó previamente.
Relación víctima-victimario
Al analizar los roles femenino y masculino a lo largo de la historia, el hombre ocupó una categoría
superior, la cual se evidenció en lo esencial con su demostración de fuerza y poder contra
la otra persona, donde la mayoría de las veces la víctima resultaba ser la mujer; no obstante,
la situación se ha revertido para el hombre, pues en muchos casos son ellos quienes sufren la
incidencia de este fenómeno.
Como se ha podido constatar, se ha pasado de “entender a la víctima como un sujeto sobre
quien recae de forma pasiva la acción del delito, a considerar su posible participación en el hecho;
a plantear que existe una relación compleja entre victimario y víctima”29, que en ocasiones
colabora en su propia victimización; a recalcar que la identificación de los factores de riesgo que
predisponen a un individuo a convertirse en torturado de un delito constituye una de las prioridades
de la victimología.
En consecuencia, se continúa justificando y legitimando la relación violenta con su victimario, y
su propia pasividad hace que se incremente el maltrato30, hasta el punto de que el sujeto receptor
lo tolera y lo asimila como normal.
Extrapolando esta conceptualización al entorno educativo, observamos que de una misma acción
se pueden derivar muy diversas consecuencias para las víctimas, para los espectadores o,
incluso, para los agresores31. Se distingue, al respecto, entre varias clases de victimización en
función de los agentes implicados (agresor o víctima/espectador),
y de las consecuencias derivadas a corto,
medio o largo plazo.
Al analizar las condiciones que se requieren
para ser victimizada, deben
acometerse acciones, atribuciones
o sistemas sociales. Estos
factores pueden ayudar a explicar
las variaciones en las
personas con la probabilidad de convertirse en víctima32. Estas pueden ser: la precipitación, donde la víctima puede actuar
de tal forma que fomente o precipite la conducta del delincuente, la facilitación, refiriéndose a
que aunque la víctima no intervenga activamente, puede facilitar su acción de modo deliberado
o, por el contrario, de modo no consciente, en una situación de riesgo. En general, cualquier
persona que no adopte las precauciones debidas para no ser víctima, facilita su victimización,
ya que ella misma está creando riesgos especiales, es decir, la vulnerabilidad a que se refiere
la debilidad de los sujetos ante los actos de violencia. A los grupos de personas que presentan
una indefensión o menor capacidad de repeler o evitar el acto, y se incluye a personas ancianas,
niños, mujeres y retrasados mentales, la oportunidad se trata de una condición necesaria para
que pueda ocurrir el acto, y se refiere a la pertinencia, tanto de medios como de lugares en los
que se encuentra la víctima potencial; ocasión que tienen los atacantes potenciales de conocer
o tomar contacto con sus posibles víctimas; el atractivo, donde desde el punto de vista del actor,
unos objetivos pueden ser más llamativos que otros, derivando, por tanto, un mayor riesgo
de victimización en función de la posesión o no de estos; la impunidad, donde existen ciertos
criterios que aluden a que el autor de estos actos tiene menor probabilidad de ser atendido por
las instituciones legales, y la actividad rutinaria, que, según la Teoría de la Actividad Rutinaria33,
la victimización está asociada con el estilo de vida, la rutina diaria o comportamiento y con variables
demográficas. La actividad rutinaria influye en el grado de exposición a tal actividad del
atacante potencial, cómo son de valiosos y vulnerables los individuos o sus propiedades como
objetivos, y cómo están guardados o protegidos tanto ellos como sus propiedades (Mustainey
Tewksbury)34.
29 AA. VV. (2005). Estilo de vida. Perfil psicológico y demográfico de mujeres maltratadas por su cónyuge. Recuperado el 12 de mayo de
2007 de: http://www.psicologiacientifica.com.
30 Recomendamos analizar a Formas de violencia (2006). Recuperado el 18 de mayo de 2007 de: http://www.violenciaintrafamiliar.org/
venezuela/formas.php.
31 Al respecto véase Desclée de Brouwer (2001). Educación para la tolerancia. Programa de prevención de conductas agresivas y violentas
en el aula. Recuperado el 14 de junio de 2009 de: http://www.fuenta dip.org.ar/novedades-libros1.htm.
Consideraciones sobre la violencia en la familia contra los ancianos en Cuba desde la criminología
Durante siglos se ha conocido el abuso y maltrato a la vejez, siendo la violencia la menos reconocida
a nivel mundial. Cuba, con una población de amplias características de longevidad, debe
proyectarse por la eliminación de estos rasgos, para lo cual tiene que comenzar por un estudio
de su incidencia y disminución.
En nuestro país existe una población que excede los once millones de habitantes, de los cuales,
aproximadamente el 14,3% de la población sobrepasa los 60 años. Es evidente, entonces, la
necesidad de acometer acciones que revitalicen el papel de los ancianos, procurándose que en
esta tercera edad se tenga el mismo respeto y reconocimiento que en la vida activa. Entonces
cabe preguntar: ¿existe en Cuba violencia contra los ancianos en la familia?
Cuba, como otros países, sufre el maltrato contra los ancianos. Este fenómeno no es nuevo
como mal social y debemos tomar conciencia de que el futuro de todos nosotros está sentenciado
a envejecer con el transcurso propio de la vida.
32 Para mayor profundidad, véase Desclée de Brouwer. Ob. cit.
33 La Teoría de la Actividad Rutinaria (TAR) es una de las principales teorías de la “criminología ambiental”, que fue desarrollada por
los criminólogos Lawrence Cohen y Marcus Felson, quienes han trabajado durante muchos años sobre la teoría de la prevención del
delito. La TAR establece que para que un delito ocurra, deben estar presentes tres elementos, que son: un objetivo conveniente, ausencia
de un guardián capaz que pueda prevenir que el delito suceda, y existe la presencia de un probable, y motivado, delincuente.
Ver Teoría de la actividad rutinaria (1996). Recuperado el 5 de junio de 2008 de: http://www.homeoffice.gov.uk/rds/prgpdfs/fprs98.
pdf.
34 Para ampliar el tema, véase Desclée de Brouwer. Ob. cit., p. 4.
Para enmarcar nuestra investigación, debemos partir de la definición de ancianos, que es: “toda
persona de avanzada edad, que transita por el último período de la vida”; este, a su vez, está
muy relacionado con el envejecimiento, el cual es definido como “aquel proceso en el que aparecen
todas las manifestaciones morfológicas, fisiológicas, bioquímicas y psicológicas, en consecuencia,
de la acción del tiempo sobre los seres vivos”35.
Desde nuestra óptica y en un sentido estricto de su definición, enmarcamos que el término de
violencia sobre los ancianos se refiere a toda aquella actividad o negligencia que se desarrolla
de forma habitual o con un ciclo de periodicidad, que tiene como consecuencia un daño o una
amenaza para la salud o la integridad de la persona mayor de 60 años.
De su propio concepto se derivan dos vertientes de análisis para entender un poco mejor su
tratamiento: en primer orden, una general, representada por la sociedad, y otra específica, que
se subroga por la familia; de la variable sociedad se desprenden dos elementos esenciales: la
calidad de vida y los derechos universales de los ancianos.
Entonces, podemos definir que “el término de violencia en la familia sobre los ancianos es toda
aquella acción u omisión desarrollada de forma habitual o con frecuencia realizada dentro del
ámbito familiar, que conlleve un daño o amenaza de daño para la salud o el bienestar de una
persona mayor”36.
El maltrato hacia los ancianos “es producto de una deformación en nuestra cultura, que siente
que lo viejo es inservible e inútil. De una u otra manera, los viejos son sentidos como estorbos,
y como una carga que se debe llevar a cuestas, además de la familia que hay que sostener. Por
ello son generalmente abandonados, segregados y enviados a otros lugares”37. La naturaleza
del maltrato permite que la gente no vea, no escuche y no hable sobre estas conductas, que son
totalmente contradictorias a nuestro sistema de valores de compasión, ayuda y apoyo moral.
Se pueden valorar tres factores decisivos38 para que el hecho de la victimización de los ancianos
esté adquiriendo niveles críticos y se presente como un tema de profunda preocupación en la
mayoría de los países, fundamentalmente en los más desarrollados:
• Cambio de actitud de las nuevas generaciones hacia los ancianos.
• Crecimiento de la población de personas mayores.
• Actitud general de las personas mayores, que las hace más susceptibles de victimización.
Se han debido trazar políticas sobre la vejez en todos los países, en primer orden otorgándole a
la familia la responsabilidad que tiene, y se han tratado de encontrar formas diferentes, que permitan
a las personas de esta tercera edad seguir viviendo bien e independientemente dentro del
seno familiar y en la sociedad en general, pero les corresponde a las nuevas generaciones fomentar
estas estrategias a partir del conocimiento y concienciación del problema, hay que proyectar y
potenciar en los jóvenes, como fuerza del futuro de la sociedad, este análisis específico.
35 AA. VV. Violencia en pacientes geriátricos. En: Revista Archivo Médico 6 (suplemento 2), 2002, p. 1. Cuba.
36 Janhil A. Trejo Martínez. Ob. cit.
37 AA. VV. Ob. cit.
38 Perfil del agresor (2001). En revista Secretaría de Estado de la Mujer, p. 11.
Diferentes enfoques podrán ser usados para analizar estas situaciones de criminalidad violentas
contra los ancianos, pero la prevención deberá ser la máxima de las intervenciones, para evitar
así que el agresor se sobrecargue y actúe de una manera aborrecible.
El trabajo para la prevención del problema del abuso y maltrato al anciano conlleva la atención
tanto del anciano como de su familia, “teniendo en cuenta que en estas situaciones
puede ser víctima cualquiera de los componentes de este binomio y, por lo tanto, los dos
son sujetos susceptibles de ser demandantes de atención”39. En este aspecto es necesario
que la comunidad despierte y se sensibilice, frente a la necesidad de los ancianos de recibir
apoyo, y de orientar a las familias de estos a no abusar de ellos y crearles mejores condiciones
para su vejez.
Corrobora esta conclusión la afirmación de uno de los autores, Miguel Valdés Mier, quien sostiene:
“Si bien el que no se ocupa de los niños no tendrá derecho al futuro, el que no se ocupa ni
respeta a los viejos no tiene derecho a la historia”.
El papel de los ancianos viene dado por su indefensión y por el temor a los malos tratos por
parte del resto de la familia; nadie pondrá en duda la inferioridad física y social de los ancianos;
todo esto conduce a que nos encontremos ante una víctima callada, sumisa y temerosa, que
es incapaz, en la mayoría de los casos, de reaccionar y denunciar los malos tratos por temor a
represalias o a la rotura familiar en la cual convive. La realidad es que no acuden a enfrentar el
problema y la decisión es callar ante la violencia.
Esta situación obliga a revisar las políticas y estrategias de actuación, que van más allá de las que
mantienen la calidad de vida de dichas personas y que pasan por medidas sociales, económicas,
jurídicas y de protección. Han de superar también la tutela de los derechos genéricos de todos
los ciudadanos, para incrementarlos con el reconocimiento explícito de los derechos de las personas
de esta tercera edad.
En definitiva, los derechos de las personas mayores son todos y cada uno de los derechos humanos,
pero entre ellos hay que tutelar con una especial intensidad protectora el derecho a
la salud, el derecho a la igualdad, el derecho a la intimidad, el derecho a una vida digna –en lo
económico, en lo educativo, en lo cultural–, el derecho a morir dignamente y el derecho a la
seguridad personal40 frente a los malos tratos.
El maltrato a los ancianos indiscutiblemente disminuye sus deseos de vivir, se evidencia en el
trato indebido o negligente por otra persona, el cual en la mayoría de los casos causa daños o
los expone a sufrir algún riesgo contra su salud, bienestar o integridad.
La criminalidad en la violencia es culpa de la propia sociedad, al final es la tolerancia, indiferencia
y costumbre con que enfrentamos la violencia intrafamiliar en las personas de la tercera
edad.
39 AA. VV. Maltrato… Ob. cit.
40 Para ampliar sobre los derechos de los ancianos, véase David L. Morillas Fernández. Malos tratos a... Ob. cit, p. 3.
Valoraciones de la violencia sobre los ancianos en el ámbito internacional
La violencia contra los ancianos es un fenómeno que ocupa y preocupa a todos los países; el alto
nivel de incidencia demuestra la importancia de objetivizar esta situación y otorgarle el papel
que deben priorizar en la familia y la sociedad. Esto, infortunadamente, no es atendido de igual
forma en todos los países, a pesar de las alarmantes cifras y acontecimientos que hemos podido
comprobar en la investigación.
• España: en la actualidad se calcula que hay más de cinco millones de personas mayores
de 65 años, que equivalen a un 14% de la población. De ellas, el 60% son mujeres y el 40%
hombres. Alarmantes resultan las cifras del 8,9% de ancianos que de una u otra manera
viven en la violencia, pero de ellos solo el 3,1% establecen la denuncia o buscan ayuda para
resolver esta situación. Como se puede ver, esto obliga a replantearse políticas y estrategias
de actuación, que van más allá de las meras mantenedoras de la calidad de vida de dichas
personas y que pasan por medidas sociales, económicas, jurídicas y de protección. Que han
de superar también la tutela de los derechos genéricos de todos los ciudadanos, para incrementarlos
con el reconocimiento explícito de los derechos de las personas mayores41.
• Estados Unidos de América: “más del 20% de los ancianos no solo son maltratados en sus
hogares, sino también en diversas instituciones nacionales destinadas a su cuidado”42. Existe
evidencia de que estos ancianos tienen mayor probabilidad de sufrir maltrato que aquellos
que viven en sus hogares. La situación que se plantea no es sencilla, pero debemos
concienciarnos que son estos ancianos las personas que, generación tras generación, han
estado cuidándonos, alimentándonos y educándonos, razones por las cuales debemos no
solo respetarlos y ayudarlos, sino estar a su lado en su proceso de envejecimiento43.
• Perú: “la falta de seriedad de parte del Estado es una de las mayores dificultades a las cuales
se enfrentan los ancianos. Las personas con mayor estatus social y cultural recurren a
formas más sutiles de violencia, como la psicológica, mientras que los que tienen un nivel
cultural menor optan directamente por los golpes; la mayoría no son agresivos de forma
habitual. Por eso es tan difícil reconocerlos. Además, desarrollan una especie de doble personalidad,
hacen lo que corresponde hacer a un hombre cuando están en público, pero son
unos tiranos en privado”44.
41 Para mayor información sobre la violencia en España, consúltese a David L. Morillas Fernández. Malos tratos a… Ob. cit., p. 3.
42 Brinda una información más generalizada sobre la violencia intrafamiliar en los ancianos en los EE. UU. En AA. VV. Comportamiento…
Ob. cit.
43 Véase en AA. VV. (2004). Reflexiones sobre el maltrato a los ancianos en la sociedad occidental. Revista Cubana de Medicina General
Integral, 21 (1), 3.
44 Violencia familiar en el Perú (2006). Recuperado el 1 de junio de 2009 de: htpp://www.monografias.com/trabajos33/violencia-familiar-
Peru.shtm.
• Brasil y Panamá: se reportan anualmente más de 70 mil casos de extrema violencia, de los
cuales un 27,1% de los maltratados son ancianos45.
• Argentina: este fenómeno se ha incrementado desde hace más de tres décadas, y para el
2019 se prevé que más de 18.700 adultos mayores sufran algún tipo de violencia dentro del
seno familiar, alrededor del 8%46.
• Colombia: entre el 4 y el 6% de las personas mayores reconocen haber sufrido maltratos en
el hogar, y en la mayoría de los casos se pone de manifiesto la violencia económica, ya sea
por parte del Estado o de los miembros del hogar. Sienten que en el Estado no existe ninguna
preocupación por su seguridad de ingresos, indican que no son considerados con preferencia
en las entidades públicas o privadas, ni en los servicios de salud, ni de transportistas;
sostienen, además, que también concurre con mucha frecuencia en la familia el maltrato
psicológico, y se caracteriza por la indiferencia cotidiana y la falta de paciencia hacia los padres.
Se ha detectado que esta violencia genera un aumento de los índices de alcoholismo,
de depresiones crónicas y de suicidio47.
• Chile: el 34,2% de la población anciana consideró sufrir algún tipo de violencia en el hogar o
centro de cuidados, siendo las más afectadas las mujeres entre 65 y 74 años. El maltrato más
evidenciado fue el psicológico, con el 75,6% de afectación48.
Como hemos podido analizar, la violencia intrafamiliar en los ancianos continúa ganando batallas
a las víctimas, sin que exista una respuesta real y acertada a esta situación, que atañe a
tantos hogares en el mundo. Las cifras que se presentan son ciertamente alarmantes, y sus
manifestaciones disímiles, pero mucho más alarmantes son los grupos vulnerables, fundamentalmente
las personas longevas, las cuales mantienen, a pesar de todo, la esperanza de
un cambio en la conducta del victimario para concluir sus días con una vejez tranquila junto a
su familia.
Discusión
El desarrollo pleno, integral y multifacético sobre la base de la igualdad, el respeto y la solidaridad son preceptos que regula y protege nuestro Estado; sin embargo, esto no siempre se manifiesta así, a pesar de que en la sociedad cubana no se alcanzan índices tan elevados de violencia de género como en otros lugares del mundo, es un tema de indudable y dolorosa actualidad, que desde todas las perspectivas con que se ha de afrontar es una cuestión absolutamente abierta, que necesita y al mismo tiempo exige profundizar en todo tipo de soluciones, y para ello se necesitan acciones de coordinación, de compromiso, de sensibilidad, de solidaridad, gestión y conciencia. Por todo lo anterior, de acuerdo con los análisis teóricos efectuados y la bibliografía consultada, llegamos a las siguientes conclusiones:
45 AA. VV. Comportamiento… Ob. cit.
46 AA. VV. Comportamiento… Ob. cit.
47 Aura M. Márquez Herrera (2006). Consideraciones sobre maltrato y violencia en la vejez. Recuperado el 14 de diciembre de 2009 de:
http://www.gerontologia.org/portal/information/showInformation.php?idinfo=217.
48 Aura M. Márquez Herrera. Consideraciones… Ob. cit.
1. El estudio teórico sobre las diferentes concepciones de la violencia es variado y evidencia
la relación existente en diferentes campos interdisciplinarios y áreas de investigación,
razón por la cual sus estudios han sido fragmentados, lo que impide una teoría general
que ayude a accionar para prevenir y eliminar este fenómeno.
2. Existen diferentes corrientes doctrinales que permiten estudiar la violencia, y dos principios
que distinguen sus características, uno que la concibe cómo un fenómeno de
carácter social y otro, el teórico ecológico, que utiliza el empleo de las fuerzas física,
económica, política, e implica el abuso de poder como único método para resolver el
conflicto.
3. El análisis conceptual de la violencia doméstica y de género evidencia su dualidad, y demuestra
que la misma se facilita básicamente por la falta de control de impulsos, la carencia
afectiva y la incapacidad para resolver problemas adecuadamente, así como en
algunas personas podrían aparecer variables de abuso de alcohol y drogas.
4. Se apreciaron las tendencias valorativas de la victimización a partir de la violencia de
género, y se evidenció la incidencia de estos hechos, ya sea sobre las mujeres o contra
los hombres, a pesar de que son las primeras, casi siempre, las más indefensas, sumisas
y con gran dependencia en la mayoría de los casos de los agresores, creándose en ellos
una conciencia de culpa y aceptación ante los sucesos; es por ello que necesitan mayor
protagonismo en la sociedad y una ayuda inmediata para resolver esta situación.
5. La violencia se caracteriza fundamentalmente por la existencia de la violencia psicológica
o emocional, en especial mediante insultos, gritos, humillaciones, ofensas y burlas.
También se presenta un hecho que nos llamó la atención, como es la utilización
de sus recursos materiales y financieros sin su autorización, pues se consideran los
miembros de la familia con todo el derecho, violando los deseos y decisiones de sus
propietarios.
6. El comportamiento del fenómeno de la violencia en el mundo actual se analizó en países
como España, Estados Unidos, Perú, Brasil, Panamá, Argentina, Colombia y Chile, y son
verdaderamente alarmantes las cifras que se observaron, así como la falta de divulgación
en cuanto a los mecanismos de ayuda que pueden encontrar estas víctimas de la tercera
edad.
7. El fenómeno de la victimización en los ancianos en Ciego de Ávila crece de forma acelerada,
en primer orden por el envejecimiento de la población de la tercera edad, pero aún
faltan acciones preventivas para promover acciones dentro de la comunidad, mediante
las cuales se tome conciencia de la magnitud del problema, como informar a la colectividad
de los riesgos y buscar especialistas que den charlas sobre la temática, teniendo
como premisas la toma de medidas para impedir la aparición de interacciones violentas
en los individuos y en la comunidad.
8. Se desprende la necesidad de valorar, en el aspecto más amplio, las circunstancias personales,
familiares y sociales que rodean al anciano maltratado, lo que incluye el entorno
doméstico y las instituciones públicas, teniendo en cuenta que los efectos de la violencia
en estos sujetos tan vulnerables son más duraderos en su mente que en la implicación
física que puedan tener.
9. A pesar de existir un incremento de la violencia contra los ancianos, la literatura sobre el
tema desde diferentes ciencias no abunda y es inferior a otras formas de violencia, como
el maltrato infantil y la violencia de género.
10. Los mecanismos para denunciar o buscar ayuda de estos sujetos de la violencia deben
divulgarse y perfeccionarse de forma multifacética.
Como consecuencia de este estudio y sin que ciertamente los resultados teóricos y prácticos obtenidos
indiquen evidencias absolutas y categóricas respecto a la violencia de género, sí resulta
prudente concluir que la violencia, como fenómeno, incide negativamente en cualquier persona,
y que tal aseveración requiere una incuestionable continuidad y profundidad investigativa de
este importante tema para el desarrollo de la sociedad.
Recomendaciones
Partiendo de las conclusiones esenciales a las que hemos llegado, como consecuencia del estudio
teórico y práctico y de la investigación efectuada sobre el tema objeto de este trabajo,
proponemos:
1. Desarrollar programas de prevención, con el objetivo de conocer las distintas manifestaciones
de la violencia de género y los mecanismos para solicitar ayuda o efectuar la denuncia.
2. Perfeccionar el trabajo de forma multidisciplinaria en la atención a este problema, de manera
sistemática y eficaz.
3. Utilizar los centros educacionales para que desde las primeras etapas de la vida se realicen
actividades encaminadas a trabajar en la desviación de la conducta de estas nuevas generaciones,
lo cual puede incidir de forma positiva en la sociedad.
4. Concebir, por parte de los medios de comunicación, un plan de acción que permita informar
a la población sobre esta temática y a la vez desarrolle una labor preventiva.
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