Aproximación diagnóstica de psicopatía mediante instrumento autoinformado

Elizabeth León-Mayer
Doctora en Ciencias de la Salud,
Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de La Plata,
La Plata, Argentina.
ely_psi@vtr.net

Craig Neumann
Doctor of Philosophy.
Profesor en Psicología Clínica, Universidad de North Texas,
North Texas, Estados Unidos.
Craig.Neumann@unt.edu

Jorge O. Folino
Doctor en Medicina.
Profesor de Psiquiatría, Universidad Nacional de La Plata,
La Plata, Argentina.
jorgefolino@fi bertel.com.ar

Robert D. Hare
Doctor en Psicología.
Profesor Emérito de Psicología, Universidad de British Columbia,
Vancouver, Canadá.
rhare@mail.ubc.ca

Resumen

Introducción: Dada la relevancia clínica y social que tiene la psicopatía, resulta útil contar con instrumentos autoinformados para la aproximación diagnóstica a la psicopatía. Objetivos: Evaluar la congruencia interna y la validez convergente del Self Report of Psychopathy-Short Form. Material y métodos: Se evaluaron 208 personas condenadas, alojadas en el Centro de Cumplimiento Penal de la Provincia de Los Andes, Chile. Se utilizaron el SRP-III-SF, el PCL-R y la HCR-20. Resultados: La distribución de valores del SRP-III-SF tuvo una media de 61,6 y fue normal. El Coefi ciente de Alfa de Cronbach para el total fue 0,8 y para los factores 1, 2, 3 y 4 fue 0,7, 0, 4, 0,7 y 0,5, respectivamente. La correlación del SRP-III-SF con el PCL-R fue 0,4 (p = 0,01) y con HCR 20, 0,5 (p < 0,001). El riesgo de diagnóstico de psicopatía con el PCL-R aumentó en forma lineal para cada cuartil de la distribución del SRP-SF. El área bajo la curva ROC fue 0,66 (p = 0,05; 95% IC 0,5; 0,8).

Palabras clave

Psicopatía, evaluación, estudios autoinformados, instrumentos, psiquiatría forense (fuente: Tesauro de política criminal latinoamericana - ILANUD).


Abstract

Introduction: Given the clinical and social relevance of psychopathy, it is desirable to have self-report instruments for a proper diagnostic approach. Objectives: Assess the internal congruence and convergent validity of the Self Report of Psychopathy Scale III-Short Form. Material and Methods: 208 convicts housed at the “Centro de Cumplimiento Penal” detention center in the Province of Los Andes, Chile, were evaluated using the SRP-III-SF, PCL-R, and HCR-20 schemes. Results: the SRP-III-SF distribution was normal, with a mean of 61.6. The Cronbach’s Alpha Coeffi cient for the total was 0.8, and 0.7, 0.4, 0.7 and 0.5 for the 1, 2, 3, and 4 factors respectively, while the correlations of SRP-III-SF with PCL-R and HCR 20 were, respectively, 0.4 (p = 0.01) and 0.5 (p < 0,001). The scores of the PCL-R diagnosed psychopathy were linearly higher for each quartile of the SRP-SF distribution. The area under the ROC curve was 0.66 (p = 0.05; 95% IC 0.5; 0.8).

Key words

Psychopathy, assessment/evaluation, self-reported studies, instruments, forensic psychiatry (Source: Tesauro de Política Criminal Latinoamericana - ILANUD).


Resumo

Introdução: Dada a relevância clínica e social que tem a psicopatia, é útil contar com instrumentos autoinformados para a aproximação diagnóstica à psicopatia. Objetivos: Avaliar a congruência interna e a validez convergente do Self Report of Psychopathy-Short Form. Material e métodos: Avaliaram-se 208 pessoas condenadas, alojadas no Centro de Cumprimento Penal da Província dos Andes, Chile. SRP-III-SF, PCL-R e HCR-20 foram usados.

Resultados: A distribuição dos valores do SRP-III-SF teve uma média de 61.6 e foi normal. O Coefi ciente do Alfa de Cronbach para o total foi 0.8 e para os fatores 1, 2, 3 e 4 foi 0.7, 0.4, 0.7 e 0.5, respectivamente. A correlação do SRP-III-SF com PCL-R foi 0.4 (p = 0.01) e com HCR 20, 0.5 (p < 0.001). O risco do diagnóstico de psicopatia com o PCL-R aumentou em forma linear para cada quartil da distribuição do SRP-SF. A área sob a curva ROC foi 0.66 (p = 0.05; 95% IC 0.5; 0.8).

Palavras-chave

Psicopatia, avaliação, estudos autoinformados, instrumentos, psiquiatria forense (fonte: Tesauro de política criminal latinoamericana - ILANUD).


Introducción

La palabra psicopatía hace referencia a un trastorno de personalidad que afecta todas las áreas de la vida de una persona, cuyas manifestaciones se presentan desde la temprana infancia (Cleckley, 1976; Hare, 1993). La psicopatía se exterioriza mediante alteraciones en cuatro áreas básicas de la personalidad (interpersonal, afectiva, conductual y antisocial) y produce un impacto devastador en las relaciones con los demás y en el respeto hacia las normas de la sociedad (Hare, 2003; Lykken, 2006; Neumann, Vitacco, Hare & Wupperman, 2005).

El efecto antisocial de la psicopatía no solo se expresa como conductas delictuales, sino también como una tendencia a la búsqueda de satisfacción egocéntrica, sin reparo en la transgresión de normas socialmente valoradas (Hare, 1993, 2006). La identifi - cación de personas con estas características adquiere una relevancia trascendente para la sociedad, y en particular en la planifi cación de medidas preventivas en el marco de las instituciones penitenciarias, en la gestión judicial de liberaciones condicionales, en la toma de decisiones ante la violencia familiar y hasta en la organización empresarial (Babiak et ál., 2012; Book, Costello & Camilleri, 2013; Hare, McPherson & Forth, 1988; León, 2006; Wong, 2004).

Teniendo en cuenta la trascendencia del diagnóstico, en los últimos 30 años se han realizado numerosas investigaciones para perfeccionar los métodos de evaluación, explorar los factores causales y las posibilidades de intervenciones desde la salud mental (Wong, 2004). El estándar de evaluación actual es un procedimiento de obtención de datos de múltiples fuentes con el uso del Psycopathy Checklist-Revised de Hare (PCL-R). En 1980 Robert D. Hare, psicólogo forense, diseña la primera versión de este instrumento; en la actualidad está ampliamente difundida la última versión, publicada en el 2003 (Hare, 2003). Este instrumento ha sido considerado la “regla de oro” en la evaluación de la psicopatía (Cooke, Michie, Hart & Hare, 1999), gracias a que múltiples revisiones e investigaciones han mostrado su alta confi abilidad y validez, no solo en el mundo anglosajón sino también en Latinoamérica (Folino & Hare, 2005) (Folino & Mendicoa, 2006; Hare & Neumann, 2005; Kosson, Smith & Newman, 1990; León, Asún & Folino, 2010; Neuman & Declercq, 2010).

El diagnóstico mediante el PCL-R, si bien altamente confi able y válido, tiene la difi cultad de requerir personal muy bien capacitado y considerable consumo de tiempo profesional. Por esta razón, y teniendo en cuenta la valiosa contribución que sería obtener orientaciones preliminares confi ables a través de evaluaciones profesionales, se diseñó un instrumento derivado del PCL-R, el PCL-SV (Hart, Cox & Hare, 2003), que tiene muy buenas propiedades psicométricas como instrumento de cribaje. Por otra parte, contemplando que la utilización de un instrumento autoinformado podría aportar información complementaria valiosa para la orientación diagnóstica, y que podría ser utilizado como una primera forma de obtención de datos, lo que produciría ahorro de tiempo profesional, se realizaron diversos intentos para diseñar el Self-Report of Psychopathy (SRP) y para la exploración de su validez y confi abilidad (Forth, Kosson & Hare, 2003; Hart & Hare, 1997; Neumann & Declercq, 2009; Neumann & Pardini, 2012). Latinoamérica se suma recientemente a esos esfuerzos, a través de la implementación de versión chilena del cuestionario Self-Report of Psychopathy-Short Form –SRP-SF– (León, 2012). Los primeros resultados han sostenido la estructura factorial típica del modelo de cuatro factores del PCL-R (León, Neuman & Folino, 2013; Neumann & Pardini, 2012) y la validez del uso del SRP-III-SF.

El presente estudio tiene la meta de aportar al desarrollo de esa metodología de aproximación al diagnóstico de la psicopatía, a través de la descripción de otros aspectos pertinentes a la confi abilidad y validez de la versión latinoamericana del SRP-III-SF (León, 2012).

El estado actual del conocimiento del constructo e instrumentos de evaluación

En el presente existe una amplia gama de investigaciones respecto a los psicópatas, al constructo de psicopatía y a su evaluación (Babiak, 2000; Folino & Astorga, 2000; Hare, 2003; Khiel, Laurens, Bates & Liddle, 2006; Kosson, 1996; Lilienfeld, Hess & Rowland, 1996; Neumann & Hare, 2008).

El psicópata se relaciona en lo interpersonal en forma superfi cial y con una gran tendencia a la locuacidad y la seducción, lo que sumado a la manipulación hace que sea percibido como una persona encantadora o alguien a quien hay que temer, según sea la imagen que desea proyectar. Por otra parte, es un sujeto egocentrado y narcisista, con escasa capacidad para ver a los otros como auténticos otros a los cuales respetar, y, por el contrario, los considera como objetos para ser usados, lo que sin duda irá en desmedro de la empatía o el afecto por los demás (Cleckley, 1976; Hare, 1993). El grado de insensibilidad que manifi esta, sumado a su necesidad y búsqueda constante de emociones fuertes, hace que no logre el aprendizaje socialmente deseable de las consecuencias negativas de su conducta, por lo que las repetirá una y otra vez sin que medie temor al castigo o a causar daño a sí mismo o a terceros (Babiak et ál., 2012). Además de estas características, tiene otras importantes, como la irresponsabilidad propia de los psicópatas, la mentira patológica, la alta impulsividad y la falta de control conductual, que los lleva a tener explosiones de ira que ponen en riesgo a quien se enfrente a esta ira. Frente a estas conductas, rara vez aceptará la responsabilidad de sus hechos, sino que tenderá a un sentido atribucional externo, mediante el cual culpará a otros por lo que él hace (Hare, 2003).

El psicópata contempla al mundo desde un défi cit emocional profundo, lo que implica un fuerte desapego frente a personas y eventos que para otros revisten coloratura afectiva (Babiak et ál., 2012). Esto hace que el psicópata sea un predador efectivo, que atrapa en sus juegos a sus víctimas, sin que estas tengan las herramientas necesarias para defenderse (Cleckley, 1976). Cuando se habla de víctimas, no se habla de personas aisladas que puedan ser víctimas de un asesino serial o de un violador serial, sino también de aquellos que son victimizados dentro de la empresa por un psicópata de cuello blanco (Babiak, 2000), o las instituciones mismas, como las cárceles, en las que manipulan a miembros del personal, logran libertades anticipadas mostrándose mejor de lo que son y obtienen puestos de poder que les permiten controlar a otros internos (León, 2009).

Dadas las características mencionadas y la alta probabilidad de conductas transgresoras y violentas, que condicionan riesgos para las víctimas individuales y para las instituciones (Babiak, 2000; Folino, 2003; Hare, 1993; León et ál., 2010), resulta necesario contar con la posibilidad de hacer evaluaciones rigurosas, que muestren mayor precisión que los diagnósticos clínicos realizados sin el apoyo de instrumentos concretos (León, Cortez & Folino, 2013; León et ál., 2010).

La evaluación de la psicopatía alcanzó un alto estándar con las investigaciones del psicólogo forense Robert D. Hare, quien elaboró el primer instrumento específi co, el PCL-R (Hare, 1990), utilizado en el presente estudio. Hare tuvo como base las brillantes observaciones de H. Cleckley (Cleckley, 1976) en su libro The Mask of Sanity, publicado por primera vez en 1941. A partir de la publicación del PCL-R, se ha producido una notable serie de investigaciones que sostienen su confi abilidad y validez (Hare, 1991; Hare, 2003; Hare, Harpur, Hakstian & Forth, 1990), y se han derivado otros instrumentos de evaluación del trastorno, como el Psychopathy Checklist-Youth Version (PCL-YV) (Forth et ál., 2003), el Psychopathy Checklist-Screening Version (PCL-SV) (Hart et ál., 2003) y el Self Report Psycopathy Inventory (Hare, Harpur & Hemphill, 1989; Neuman & Declercq, 2010). La gran utilidad del PCL-R también se refl ejó en que pasó a formar parte de instrumentos de evaluación de riesgo de reincidencia violenta, como la Guía para la Evaluación de Riesgo de Violencia (HCR-20) (Belfrage, 1998; Claix & Pham, 2004; Folino, 2003; Webster, Douglas, Eaves & Hart, 1997) y la Guía de Evaluación de Riesgo de Violencia Conyugal (Folino, 2004), entre otras.

El PCL-R consta de 20 ítems, que son puntuados con base en una entrevista semiestructurada y mediante la obtención de información colateral y adicional obtenida de diversas fuentes (Hare, 2003). En 1991 Hare presentó una escala, que constaba de dos factores que agrupaban, por una parte, las características interpersonales y afectivas, y por la otra, los estilos conductuales y antisociales (Hare, 1991). Posteriormente, en la segunda edición del Manual técnico del PCL-R, se introdujo un modelo de cuatro factores emergentes de nuevos análisis factoriales (Hare, 2003). Las últimas investigaciones han puesto a prueba el ajuste de ese modelo y han sostenido su adecuación (León, 2012; Neuman, Malterer & Newman, 2008; Neumann, Kosson & Salekin, 2006). En el modelo de cuatro factores, el factor 1 incluye la evaluación de la locuacidad y superfi cialidad, junto con la manipulación, la mentira patológica y el egocentrismo y grandiosidad característica de la psicopatía. El factor 2 evalúa si existe emocionalidad disminuida, capacidad de sentir remordimiento o culpa, la falta de empatía y el sentido atribucional. Los factores 3 y 4 hacen referencia a la conducta psicopática, por lo que evalúan no solo su conducta adulta, sino también su comportamiento desde la infancia, la habilidad para controlar la ira, la impulsividad, la responsabilidad y la antisocialidad del sujeto desde la juventud hasta la adultez.

Algunas complejidades de la evaluación con el PCL-R motivaron la búsqueda de otros instrumentos. La evaluación con el PCL-R es intensiva, requiere una capacitación profesional específi ca y diversas fuentes de información. Esas características y otros obstáculos se interpusieron con la obtención de normas comunitarias (Williams & Paulhus, 2004). Todo ello y las ventajas potenciales de los cuestionarios autoinformados motivaron a Hare a crear, en 1985, el Self Report of Psychopathy (SRP), cuya versión original constaba de 29 ítems. Posteriormente, otros investigadores diseñaron otra serie de escalas y sistemas de evaluación, como el Self Report Psychopathy Scale (SRPS) (Levenson, Kielh & Fitzpatrick, 1995). Sin embargo, la cercanía teórica del SRP con el PCL-R constituyó una ventaja sobre demás cuestionarios autoinformados respecto de la psicopatía (Williams & Paulhus, 2004). Después, a fi n de mejorar el instrumento, Hare y colaboradores seleccionaron un grupo de 60 ítems, que dio origen al SRP-II. Por último, se puso especial énfasis en 31 ítems que estaban teóricamente en línea con los dos factores del PCL-R: factor 1 (faceta interpersonal y faceta afectiva) y factor 2 (estilo de vida y estilo antisocial). Estos 31 ítems se usaron como una versión resumida del SRP-II (Williams & Paulhus, 2004). Estos mismos autores agregan que el SRP-II ha demostrado su capacidad de discriminar a “psicópatas subclínicos” o “psicópatas exitosos”, como les llamaba Cleckley (Cleckley, 1976), de otros trastornos de personalidad, como el trastorno narcisista o la perversión (Paulhus & Williams, 2002).

Nuevos estudios factoriales del PCL-R condujeron a la revisión de la estructura del SRP-II y a la elaboración del SRP-III con los cuatro factores del PCL-R (Hare, 2009; Neumann & Declercq, 2009). El estudio con el SRP-III permitió sostener su eficacia para discriminar entre la comunidad y la población forense en términos de la dimensión psicopática (Neumann & Declercq, 2009). A partir de esos esestudios se estableció, fi nalmente, una versión abreviada, que consta de 29 ítems divididos en cuatro factores, que es la que se utiliza en la presente investigación.

El factor 1 del SRP-SF corresponde al factor interpersonal, y está formado por los ítems 7, 9, 10, 15, 19, 23 y 26. El puntaje mínimo por ítem es “1”, y el máximo “5”, en una escala Likert (desde el 1, que corresponde a “total desacuerdo”, hasta el 5, que representa “muy de acuerdo”). Los ítems de este factor plantean el modo en que el sujeto vive su mundo relacional; comprende ítems que tienen relación con hacerse pasar por otra persona para lograr lo que desea, engañar y tomar ventajas de las personas, y el menospreciar a los demás mostrando el desprecio propio de la psicopatía fundado en su propia grandilocuencia. Algunos de estos ítems son: ítem 7, “Me he hecho pasar por otra persona para conseguir algo que quiero”; ítem 10, “Es entretenido molestar a la gente para ver si se enojan o no”, e ítem 15, “Hay que aprovecharse de los demás antes de que se aprovechen de uno”.

El factor 2 permite evaluar el estilo afectivo del sujeto. Algunos de los ítems que corresponden al factor son: ítem 3, “La mayor parte de las personas son asustadizas”; ítem 13, “No me interesa ponerme en contacto con mi familia”; ítem 16, “A veces los demás dicen que soy frío”; ítem 18, “Me gusta ver películas o deportes violentos”; ítem 24, “Jamás me siento culpable por herir o hacerle daño a los demás”. Hacen referencia a la emocionalidad del sujeto y la capacidad que tendría de establecer vínculos a largo plazo, además de su capacidad de empatía, remordimiento y culpa.

El factor 4 corresponde al estilo conductual del sujeto. Comprende 7 ítems formulados, como “Soy rebelde”; “Muchas veces he hecho cosas peligrosas solo para divertirme”, o “Rara vez hago caso de las normas o las reglas”. Muestran el estilo conductual de la persona y su necesidad de sentir emociones fuertes y de relacionarse en forma impersonal cuando se trata de parejas sexuales.

El factor 4 se refi ere al estilo antisocial que tiene el sujeto. Encuentra su correspondencia en el factor 4 del PCL-R, en el que se evalúa la continuidad transgresora de la persona desde la infancia. De la misma forma, se indaga en la existencia de delincuencia juvenil o delitos cometidos pero no descubiertos.

La HCR-20 (Folino, 2003; Webster, Douglas, Eaves & Hart, 1997) es otro de los instrumentos que se utilizan en el presente estudio. Se trata de una guía que orienta la evaluación del riesgo de reincidencia en delitos violentos. Está formada por 20 ítems, cada uno de los cuales ha sido desarrollado a partir de la revisión de evidencias empíricas (Webster, Eaves, Douglas & Wintrup, 1995). Los 20 ítems están formados por diez factores de riesgo estáticos y diez factores dinámicos, de los cuales cinco hacen referencia al presente y cinco a eventos futuros. Todos los ítems se puntúan en una escala de tres puntos, según el grado de presencia o ausencia de la característica. Uno de los ítems incluidos en los diez factores históricos de la HCR-20 evalúan conductas pasadas, como el haber cometido actos violentos o haber estado sometido a violencia previamente, el consumo problemático de alcohol y drogas y la psicopatía.

Al igual que el PCL-R, la HCR-20 se tradujo a numerosos idiomas y se utilizó en amplia serie de investigaciones. La primera versión en español fue publicada en Argentina, y cuenta con estudios de confi abilidad y validez (Folino, 2003; Folino et ál., 2005). Si bien hay autores que sugieren que la HCR- 20 tiene mayor poder predictivo de actos antisociales que de violencia (Tengström et ál., 2006), existen estudios que muestran su buena capacidad de predicción, tanto de conductas antisociales como violentas, ya sea en sujetos encarcelados como en pacientes psiquiátricos forenses (Strand, Belfrage, Fransson & Levander, 1999; Strand & Fransson, 1999) (Belfrage, Fransson, & Strand, 2000). Uno de sus factores, la psicopatía, cuenta también con antecedentes como para considerarlo un factor de riesgo a nivel comunitario, ya sea de conductas violentas abiertamente delictivas, o más encubiertas, como es el caso de la agresión de los “psicópatas de cuello blanco” (Babiak, 2000; Hemphill, Hare & Wong, 1998; León, 2009).

Material y método

La investigación tiene una parte con diseño de corte transversal descriptiva de la población, con base en los datos autoinformados y otras variables criminológicas. La segunda parte focaliza en evaluación de propiedades psicométricas del SRP-SF.

La población estudiada correspondió a la cuasi totalidad de los sujetos condenados que se encontraban alojados en el Centro de Cumplimiento Penal en la Provincia de Los Andes, Chile, durante el período comprendido entre octubre del 2009 y diciembre del 2010. La muestra estuvo formada por 208 sujetos, de un universo de 235 elegibles. Los criterios de exclusión fueron que la persona hubiese ingresado al centro penitenciario en fecha posterior a la establecida y/o que no se contara con información colateral para poder llevar a cabo la puntuación de los test. La información necesaria consistía en un informe social; informe psicológico, e información complementaria y colateral para la puntuación del PCL-R. También fue excluida una de las personas por ser analfabeta y no poder responder el SRP-IIISF. Una descripción de la población, en términos de otras dimensiones, puede ser consultada en previo artículo (León et ál., 2013). Se utilizaron como instrumentos de evaluación el Psychopathy Checklist - Revised (PCL-R), el Self-Reported Psychopathy Inventory - Short Form (SRP-III-forma abreviada) y la HCR-20.

Se tomaron diversas precauciones metodológicas y éticas. La información se obtuvo de múltiples fuentes y las entrevistas fueron video-registradas. Se revisó la confi abilidad en el uso del PCL-R con un subgrupo de 54 sujetos, obteniéndose muy buena concordancia entre evaluadores, tanto para el total (CCI = 0,93) como por factor (CCI = 0,86; 0,82; 0,81, y 0,92, respectivamente) (León et ál., 2013). Esos valore s fueron consistentes con lo informado en muestras norteamericanas (CCI PCL-R total = 0,92) (Hare, 2003). El registro de los datos se realizó con doble chequeo, a fi n de evitar errores de carga, y el análisis se hizo con el SPSS 10.0 (SPSS Inc., 2000).

El proyecto fue acreditado por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata. El procedimiento contó con la autorización de la Gendarmería de Chile, la Dirección Nacional, la Dirección Regional y la Dirección del Centro de Detención Penitenciaria de la ciudad de Los Andes. Además, se obtuvo el consentimiento informado de cada uno de los sujetos evaluados, tanto para ser entrevistados y video-registrados, como para la utilización de la información de sus antecedentes.

Resultados

La población estudiada tuvo una media de edad de 35,5 (DE 10,4) años. El 48,3% estaban condenados por delitos contra la propiedad, y el 17%, por delitos sexuales. También, el 17% estaban condenados por delitos co ntra la ley de estupefacientes, lo que supera ampliamente el promedio nacional (9,8%), por ser ciudad fronteriza; el resto, por otras variedades de delitos. El 76,1% tenían antecedentes de condenas previas.

Las puntuaciones obtenidas con el SRP-SF tuvieron la media en 61,62 puntos y la mediana en 62 (mín. 30; máx. 125). La distribución de los puntajes fue normal (K-S = 0,812; p = 0,525) (gráfi ca 1). El 13,4% de la población tuvo diagnóstico de psicopatía con la evaluación utilizando el PCL-R.

Se analizó la congruencia del SRP-SF, tanto para el puntaje total como para los factores. El valor del coefi ciente de alfa de Cronbach para el total de los ítems fue alto (0,834). Los valores para los factores 1, 2, 3 y 4 fueron moderados (0,673; 0,414; 0,660 y 0,535, respectivamente).

El promedio de las correlaciones ítem-total fue 0,43, lo que orienta a sostener la homogeneidad de la escala, si bien la correlación inter-ítem dio 0,16. En la tabla 1 se exhiben los resultados de la correlación de cada ítem con el total, y puede verifi carse que todos los ítems aportaron en forma importante al puntaje total. El ítem 20, “Haber estado o estar condenado por un delito mayor” (5 años o más de condena), fue el único con correlación menor de 0,20.

Para examinar la validez del SRP-SF se utilizaron varias tácticas, que se detallan a continuación.

Se calculó la correlación de Pearson entre los valores del SRP-SF y el PCL-R en la población total, obteniéndose una moderada correlación (r = 0,4; p = 0,01). También se calculó la correlación entre los factores de ambos instrumentos, resultando que los factores 1 no correlacionaron, los factores 2 tuvieron baja correlación (r = 0,2; p < 0,05) y los factores 3 y 4 presentaron moderada correlación (r = 0,4; p < 0,001; r = 0,3; p < 0,001, respectivamente).

Considerando los valores de los cuartiles de la distribución del puntaje total del SRP-SF –50, 62 y 73–, se generó la variable referencia psicopática con cuatro categorías: baja, mediana, alta y muy alta, y se exploró la coincidencia con la clasifi cación de la población, según tuviera o no el diagnóstico de psicopatía obtenido con el PCL-R (tabla 2). Como puede verse en los estadísticos de asociación, el riesgo relativo de tener diagnóstico de psicopatía aumentó de acuerdo con el aumento de las categorías ordenadas de referencia psicopática.

También se calculó el área bajo la curva ROC para los valores SRP-SF, teniendo como condición dicotómica el diagnóstico de psicopatía con el PCL-R. El resultado fue 0,66 (p = 0,05; 95% IC 0,5; 0,8).

Por otra parte, teniendo en cuenta que las variables H de la HCR-20 hacen referencia a ítems históricos relacionados con el constructo de psicopatía en los que se evalúa, además de la presencia de ese trastorno de personalidad, la violencia previa, la carencia de hábitos laborales, la inestabilidad con las parejas y el consumo de alcohol y drogas, se calculó la correlación con la puntuación total del SRP-SF. La correlación fue moderada y altamente signifi cativa (r = 0,49; p < 0,001).

Los psicópatas pueden mostrar variancia en la presencia de las características típicas que se evalúan con cada ítem de la regla de oro; en este caso, el PCL-R. E. g., alguno puede presentar baja impulsividad, a pesar de sobrepasar el puntaje de corte para el diagnóstico. Esa variancia a nivel personal tiende a diluirse en el análisis nomotético, llevando las medidas del grupo de psicópatas hacia el extremo máximo de los valores. Teniendo en cuenta esa premisa y bajo el supuesto de que los psicópatas tendieran a responder verazmente, si los ítems del SRP-SF reflejaran en forma válida las referencias de cualidad psicopática, deberían obtenerse mayores valores promedios en el grupo de psicópatas, intermedios valores promedios en la población general y menores valores promedios en los no psicópatas.

En los ítems que eso no se refl ejara, se abriría la alternativa interpretativa de algún grado de falta de veracidad (fenómeno esperable en respuestas de psicópatas a instrumentos autoinformados) (León, 2012), de falta de registro consciente de la característica personal –por lo tanto, menos probabilidades de informarlo reflexivamente– y/o de deficiente formulación del ítem.

Contemplando esas condiciones y supuestos se realizó la exploración, encontrándose el perfi l expuesto en la gráfi ca 2. La gradación de promedios fue preponderantemente de acuerdo con lo esperado y, en 11 de los ítems, con significación estadística. Sin embargo, se obtuvieron algunos valores inversos a lo esperado, lo que será discutido en el próximo apartado.

Por último, se realizó el mismo procedimiento con las medias del total y de cada factor, obteniéndose lo que se presenta en las gráficas 2 y 3.



Discusión

El estudio plantea un desafío, cuya exploración es aún incipiente. En Latinoamérica, esta es la primera vez que se realiza un estudio con el SRP-SF, y apenas se cuenta con algún otro antecedente que puso a prueba el inventario autoinformado con el PCL-R (Folino & Mendicoa, 2006). Los cuestionarios autoinformados podrían ser considerados de poca utilidad en la evaluación de psicópatas, habida cuenta de la tendencia de estos a informar de acuerdo con la deseabilidad social. Sin embargo, si esa tendencia se asume, moderando las expectativas de completa honestidad, y se la controla de alguna otra manera, con el cuestionario autoinformado puede obtenerse información preliminar o complementaria de valor para el diagnóstico. Los resultados de este estudio resultan muy promisorios en ese sentido.

El primer aspecto que resalta es la normalidad de la distribución de los valores obtenidos con el SRPSF. Que se encontrara esta distribución, tal como ocurriera con el PCL-R en la misma población (León, 2012) y una correlación signifi cativa de 0,4 con el estándar actual de evaluación de la psicopatía, orienta a sostener que ambos instrumentos están midiendo aspectos del constructo, por lo menos, muy relacionados. La correlación hallada está en línea con otros antecedentes que muestran, de acuerdo con lo esperado, que los sujetos con más alto perfi l psicopático serían, en general, los que más predisposición a la mentira y a la información deshonesta exhibirían (León, 2012). Este tipo de sesgo de información no obstaculiza, como será comentado más adelante, que se obtenga información veraz sobre algunas características.

Los resultados también orientan a sostener la confi abilidad del instrumento. La congruencia interna y otros parámetros de la homogeneidad fueron apropiados para un instrumento autoinformado. Sin embargo, la correlación inter-ítem resultó baja, lo que agrega cierta cautela y orienta a contemplar estos resultados conjuntamente con nuevos estudios que, tal vez, justifiquen el ajuste de la formulación de algún ítem.

El procedimiento llevado a cabo para poner a prueba la validez convergente del instrumento con la regla de oro ofreció información valiosa. Además de una correlación moderada, tal como era esperado, se detectó una tendencia incremental en la asociación entre las categorías ordenadas de la puntuación con el SRP-SF y en el diagnóstico de psicopatía. En el mismo sentido, abona el resultado del área bajo la curva ROC, teniendo en cuenta el diagnóstico categórico de psicopatía. Ambos resultados son fuertes argumentos que contribuyen a sostener la validez del SRP-SF. Párrafo aparte merece la correlación con la HCR-20 (Folino, 2003; Webster et ál., 1995). En tanto la escala histórica de ese instrumento se integra con factores relacionados con la psicopatía y las conductas transgresoras, y son evaluados mediante juicio profesional, la correlación moderada también se constituye en hallazgo que abona a la validez del SRP-SF.

La exploración de la gradación de promedios por ítem del SRP-SF ofreció hallazgos llamativos. El resultado fue preponderantemente de acuerdo con lo esperado para el total, para los factores y para los ítems. Cabe destacar, además, que la diferencia fue signifi cativa para el total, para los factores 1, 2 y 4 y para 11 de los ítems. Todo ello orienta a sostener la validez del instrumento. Sin embargo, se obtuvieron algunos valores inversos a lo esperado, y ello abre otras posibilidades de interpretación de la información.

Los ítems que mostraron una gradación signifi cativa y de acuerdo con lo esperado, si los psicópatas informaran con sufi ciente honestidad, se relacionan con aspectos que, de alguna manera, coinciden con la imagen de grandiosidad del psicópata. Esa autoimagen valorada y egosintónica del psicópata generalmente es exhibida y, por lo tanto, se expresa en información de tipo psicopática más veraz. El considerarse rebelde o divertirse engañando a los demás, o aprovecharse del otro, es considerado como pruebas de superioridad dentro de los recintos penitenciarios. El hallazgo con el ítem “Fingimiento”, que indaga si el sujeto se ha hecho pasar por otra persona en algún momento de su vida para el logro de benefi cios personales, puede estar relacionado con la seguridad que tiene el informante de que esas conductas son fácilmente verifi cables. Ocurre que en el ambiente carcelario chileno es común la entrega de identidades falsas al momento de ser aprehendidos, y ello queda consignado en los expedientes. En relación con el porte de arma, el hallazgo es compatible con lo informado en la literatura acerca de que los psicópatas serían más violentos que los sujetos no psicopáticos, y con una mayor tendencia al amedrentamiento de las víctimas (Hare, 2006). Este tipo de delitos tiene alta probabilidad de quedar consignado en los expedientes y, por lo tanto, los informantes estarían más predispuestos a reconocerlo. La diferencia signifi cativa obtenida en el ítem “Falta de culpa” resulta completamente acorde con lo planteado por la teoría en el sentido de que los psicópatas tienden a tener una afectividad disminuida, con una grave difi - cultad en el sentimiento de culpa (Cleckley, 1976). El hallazgo signifi cativo aporta mucho a la validez del ítem, y la tendencia fi dedigna a informar sobre ello se considera facilitada, porque la falta de culpa sería vista como una característica propia de las personas fuertes y, por ende, reforzadora de la imagen grandiosa de los psicópatas.

La discusión sobre los ítems que no mostraron valores promedios en el sentido esperado, es decir, que tuvieron valores promedio menores en los psicópatas, ofrece facetas controvertidas. Los resultados obtenidos en los ítems etiquetados “arriesgarse por diversión”, “robo y vandalismo” e “impulsividad”, cuya formulación original es como sigue: “Muchas veces he hecho cosas peligrosas solo para divertirme”; “He forzado una casa o un auto para robar o para hacer destrozos”; “Me gusta hacer cosas alocadas o impulsivas”. Si se coincide en que la validez del constructo de esos ítems es poco cuestionable, cabe preguntarse por qué los psicópatas tendieron a subinformar al respecto. La interpretación provisoria es que la aseveración sobre robo y vandalismo implica el reconocimiento de diversos delitos que quizá no han sido judicializados y, por lo tanto, no consten en los expedientes. Afi rmar haber cometido tales hechos sería fácilmente considerado desfavorable por el psicópata, por lo que, con mucha probabilidad, tienda a la subinformación por conveniencia. La interpretación de los resultados con los otros dos ítems se relaciona con la probabilidad de que los psicópatas refl exionen sobre sus conductas con valoraciones que, comparativamente con las que aplicarían los no psicópatas, subestiman el peligro, las cosas alocadas o impulsivas. La consecuencia de esa subestimación sería, también, una subinformación por normalización de hábitos extremos.

Si bien estos hallazgos podrían cuestionar la validez de los respectivos ítems, también abren la posibilidad de una revisión más cualitativa de la información, contrastando, e. g., los perfi les autoinformados con los evaluados profesionalmente, en búsqueda de un juicio más informado.

La utilización clínica del SRP-SF y del PCL-R en conjunto, al igual que como fuera planteado para otro cuestionario autoinformado (Folino & Mendicoa, 2006), contribuirá a la precisión diagnóstica. Ambos tipos de información pueden resultar complementarios. Si el clínico encuentra resultados congruentes, la argumentación del diagnóstico se fortalece; si los resultados muestran incongruencias, el clínico alertado se exigirá en la búsqueda de mayor información o en la disquisición diagnóstica que lleve, finalmente, a la conclusión más confiable.

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