Instrumentos para la valoración del riesgo de violencia sexual en ofensores sexuales adolescentes: evidencias de validez en países de América Latina

Instruments for the appreciation of the sexual violence risk in adolescent sexual offenders: validity evidences in Latin American countries

Instrumentos para o valoração do risco da violência sexual em ofensores sexuais adolescentes: evidências da validez nos países de América Latina

Miguel Salazar Muñoz*

Luis Álvarez Vivar**

Ricardo Pérez-Luco Arenas***

*Magíster en Psicología Jurídica y Forense. Docente Escuela de Psicología, Facultad de Ciencias Sociales y Comunicaciones, Universidad Santo Tomás Puerto Montt, Chile. miguelsalazarmu@santotomas.cl

**Especialista en Psicología Jurídica y Forense. Profesional de Intervención Clínica, Servicio Nacional de Menores, Puerto Montt, Chile. l.alvarez03@ufromail.cl

***Doctor en Psicología. Académico Departamento de Psicología, Universidad de La Frontera, Temuco, Chile. ricardo.perez-luco@ufrontera.cl

Para citar este artículo / To reference this article / Para citar este artigo: Salazar, M., Álvarez, L. & Pérez-Luco, R. (2016). Instrumentos para la valoración del riesgo de violencia sexual en ofensores sexuales adolescentes: evidencias de validez en países de América Latina. Revista Criminalidad, 58 (3): 87-99.

Fecha de recepción: 2016/06/24 Fecha concepto de evaluación: 2016/07/25 Fecha de aprobación: 2016/08/19


Resumen

Este artículo de revisión tiene por objeto conocer la evidencia de validez disponible, en América Latina, de los principales instrumentos en el ámbito internacional para la valoración del riesgo de reincidencia sexual en ofensores sexuales adolescentes. Para ello se realizó una revisión bibliográfica descriptiva, en la que se utilizaron palabras claves afines con la materia analizada, a través de las bases de datos ISI Web of Science y Scopus y del metabuscador Google Scholar. Los resultados destacan como países principales en la creación de este tipo de herramientas a Canadá y Estados Unidos, con herramientas como J-SOAP-II, ERASOR 2.0, JSORRAT-II, JRAT, MEGA y DASH-13. Asimismo, se constata escasez de investigaciones que exploren las propiedades psicométricas de estos instrumentos en Latinoamérica, y carencia de indicios en torno a la construcción de instrumentos de valoración del riesgo de violencia sexual dentro de dicha zona geográfica. Se discuten las implicancias de estos efectos para la evaluación e intervención en ofensores sexuales adolescentes, y se reconocen las dificultades relativas a la sobreutilización del procedimiento de juicio clínico en la valoración del riesgo y/o el uso de herramientas carentes de evidencias de validez de validez para esta población.

Palabras clave: Ofensores sexuales, jóvenes ofensores sexuales, evaluación de riesgo, predicción de reincidencia, tratamiento de ofensores sexuales (fuente: UNICRI Criminological Thesaurus).


Abstract

The objective of this review article consist of getting to know the validity evidence available in Latin America of the main instruments existing in the international sphere for the appreciation of the sexual recidivism risk in adolescent sexual offenders. For this purpose, a descriptive bibliographical review was carried out where similar or associated key words were used with the matter being analyzed, through the ISI Web of Science and Scopus databases and the Google Scholar metasearch. The results point at Canada and the United States as the major countries in the creation of this type of mechanisms, with tools such as J-SOAP-II, ERASOR 2.0, JSORRAT-II, J-RAT, MEGA and DASH-13. Likewise, a scarcity of researches serving to explore the psychometric properties of these instruments in Latin America and the lack of signs around the construction of those serving for the assessment of sexual violence within this geographical zone. The implications of these effects for evaluation and intervention in adolescent sexual offenders are discussed and the difficulties relating to the overutilization of clinical judgment in risk assessment and/or the use of tools deprived of validity for this population are duly acknowledged.

Key words: Sexual offenders, young sexual offenders, risk assessment, predicted recidivism, sexual offender treatment (Source: UNICRI Criminological Thesaurus).


Resumo

Este artigo de revisão pretende conhecer a evidência da validez disponível, em América Latina, dos instrumentos principais no âmbito internacional para a valoração do risco de reincidência sexual em ofensores sexuais adolescentes. Para isso uma revisão bibliográfica descritiva foi feita, e palavras chaves compatíveis com a matéria analisada foram usadas, através dos bancos de dados ISI Web of Science e Scopus e do metabuscador Google Scholar. Os resultados destacam, como países principais na criação deste tipo de mecanismos, a Canadá e Estados Unidos, com ferramentas como J-SOAP-II, ERASOR 2.0, JSORRAT-II, J-RAT, MEGA e DASH-13. Também, constatase a falta de pesquisas que exploram as propriedades psicométricas destes instrumentos em América Latina, e a carência de indício em torno da construção daqueles de valoração do risco da violência sexual dentro desta zona geográfica. Discutem-se as implicâncias destes efeitos para a avaliação e a intervenção em ofensores sexuais adolescentes, e as dificuldades relativas ao uso excessivo do procedimento julgamento clínico reconhecido na valoração do risco e/ou o uso de ferramentas carentes das certezas da validez para esta população.

Palavras - chave: Ofensores sexuais, jovens ofensores sexuais, avaliação do risco, predição da reincidência, tratamento de ofensores sexuais (fonte: UNICRI Criminological Thesaurus).


Introducción

En el ámbito de la evaluación integral de los ofensores sexuales adolescentes (OSA en adelante), existe consenso respecto de la relevancia de la valoración del riesgo de reincidencia, dada la necesidad de contar con fundamentos para la toma de decisiones en el aspecto judicial y en la entrega de intervenciones terapéuticas específicas (Redondo, Pérez, Martínez, Benedicto, Roncero & León, 2012; Worling, 2004). Es así como durante las dos últimas décadas ha cobrado importancia la utilización de guías de análisis basadas en evidencia empírica para adoptar determinaciones en relación con el tratamiento de jóvenes involucrados en este tipo de delitos, por lo que los instrumentos de valoración también han sido incorporados en la apreciación de resultados de procedimientos en diferentes partes del mundo (Fortune & Lambie, 2006).

Sin embargo, a pesar de los avances en la investigación, distinguir la ofensa sexual incidental transitoria, en contraste con el comportamiento ofensivo sexual más persistente, puede ser una tarea compleja, debido a que la literatura sobre este tema específico es escasa (Hart, 2009). Otro elemento que complejiza la labor de valorar el riesgo de reincidencia en adolescentes, es que este periodo del ciclo vital se caracteriza por grandes y rápidos cambios en muchas áreas del funcionamiento sexual, social, familiar y cognitivo. Al respecto, diversos autores describen la valoración del peligro de violencia en jóvenes como algo similar a la evaluación de "blancos móviles", al dar cuenta de la dificultad de distinguir entre aquellos que corresponden a un alto o bajo riesgo de repetición de la ofensa sexual (Borum, 2003; Grisso, 1998; Prentky & Righthand, 2003). Esta contrariedad es subrayada por el hallazgo de un elevado número de adolescentes que se involucran en conductas desviadas y desisten de ellas a medida que maduran a finales de la adolescencia o durante la adultez temprana, lo que está asociado en buena medida a un decremento de la impulsividad y mejora en la capacidad de autorregulación (Farrington, 1992; Lay, Ihle, Esser & Schmidt, 2005; Loeber, Farrington & Redondo, 2011; Moffitt, 1993; Pérez-Luco, Lagos & Báez, 2012). Sumado a lo descrito, otro componente que complica evaluar el riesgo de violencia entre los jóvenes es la ausencia de enfoques validados para guiar la toma de decisiones (Viljoen, Scalora, Cuadra, Bader, Chavez, Ullman et al., 2008), por lo cual la apreciación de adolescentes con problemas de adaptación social, constituye un especial desafío para los procedimientos de valoración psicológica, social y educativa en contextos judiciales y de intervención; especialmente, si se reconoce el impacto de la información que deriva de las evaluaciones en la toma de decisiones, derivaciones a programas y estrategias de participación que se implementan con los jóvenes (Alarcón, Pérez-Luco, Wenger, Chesta, Lagos et al., 2014).

Marco de referencia

Para hacer frente al escenario planteado, en los últimos 20 años se han desarrollado nuevas técnicas para predecir la conducta violenta; procedimientos que se han derivado de un conocimiento más cabal de la naturaleza y de los procesos asociados a la violencia (Andrés-Pueyo & Redondo, 2007). Estos métodos han propiciado el avance de instrumentos especializados que incorporan en sus ítems factores de riesgo principalmente estáticos, mientras otros han integrado elementos de riesgo dinámicos. Considerar ambos en la valoración podría llegar a mejorar la exactitud de los resultados (Griffin, Beech, Print, Bradshaw, & Quayle, 2008), ya que se reconoce que juntos se encuentran involucrados en las causales que explican la reincidencia en la comisión de delitos sexuales, al ser los factores dinámicos en los que se centra la intervención que busca disminuir el riesgo de reincidencia de los jóvenes agresores, al ser considerados potencialmente modificables (Viljoen, Mordell & Beneteau, 2012).

En cuanto a los procedimientos para la valoración del riesgo de reincidencia, diversos autores (Boer, Hart, Kropp & Webster, 1997; Grubin, 1999) han propuesto la existencia de dos aproximaciones tradicionales para su predicción: a) valoración clínica no estructurada y b) valoración actuarial. Sumado a lo anterior, durante los últimos años ha emergido un tercer método que recoge aspectos de los dos anteriores, el cual ha sido denominado c) juicio profesional estructurado. Según Hart (2001), estos tres métodos tendrían en común la posibilidad de tomar decisiones pronósticas del riesgo de violencia en función de información relevante de cada comportamiento que se va a predecir.

Valoración clínica no estructurada. Este procedimiento basa la evaluación del riesgo en la utilización de las experiencias profesionales por parte de quien valora y en información recogida a través de la historia clínica, las entrevistas y los test. Se fundamenta mayoritariamente en diagnósticos psiquiátricos o psicopatológicos, y se toma una decisión con los datos obtenidos por el evaluador para seguir el proceso propio de la psicología clínica (Andrés-Pueyo & Echeburúa, 2010).

Si bien existe evidencia de que este procedimiento es, en promedio, ligeramente mejor que la casualidad (Hanson & Bussière, 1998) y que una de sus principales ventajas es la flexibilidad para tomar en consideración y combinar una gran variedad de factores de riesgo potenciales, esta forma de predecir el riesgo muestra importantes limitaciones metodológicas, que influirían principalmente en una reducción del nivel de precisión de las valoraciones.

Valoración actuarial. El enfoque actuarial para la predicción de la violencia se caracteriza por evaluar un número fijo de factores de riesgo al utilizar un sistema de valoración estructurado y objetivo. Los protocolos actuariales se han diseñado con la finalidad de predecir el peligro de comportamientos violentos específicos, en un período concreto, para una población determinada y en un contexto sociocultural particular (Worling & Curwen, 2001). Así, desde este planteamiento se requiere de un registro cuidadoso y detallado de todos los datos relevantes de la historia personal del sujeto, en especial de aquellas informaciones asociadas empíricamente con el comportamiento o criterio que se va a predecir (Pérez-Luco, Alarcón, Zambrano, Alarcón, Lagos, Wenger et al., 2014).

Algunos de los beneficios de la valoración actuarial del riesgo son que este procedimiento presenta: un alto nivel de acuerdo entre diferentes evaluadores, facilidad de administración y puntuación, un soporte empírico retrospectivo para cada factor de riesgo considerado y la posibilidad de comprobar la exactitud o la validez predictiva de algoritmos numéricos propuestos para predecir el riesgo (Worling & Curwen, 2001). No obstante, también presentaría dificultades referidas a que el error tiende a elevarse cuanto mayor sea la heterogeneidad de los individuos dentro de un grupo; lo que suele ocurrir, por ejemplo, en el caso de los agresores sexuales o de los maltratadores domésticos (Andrés-Pueyo & Echeburúa, 2010). Asimismo, se ha considerado que las predicciones estadísticas del riesgo para ofensores sexuales adolescentes pudiesen llegar a ser peligrosas, ya que la forma en la cual se obtienen los datos generalmente se basa en información acerca de las características de ofensores sexuales adultos (Calder, Hanks, Epps, Print, Morrison & Henniker, 2001; Griffin & Beech, 2004; Prentky, Harris, Frizzell & Righthand, 2000).

Valoración mediante juicio profesional estructurado. En virtud de las limitaciones de los dos tipos de valoración del riesgo de reincidencia presentados anteriormente, emerge un tercer enfoque denominado juicio profesional estructurado. Este se caracteriza por que los evaluadores basan sus predicciones en una lista fija de factores de riesgo que han sido sugeridos por la investigación previa y la opinión competente, y validados de forma empírica; y que se acompañan de una guía de criterios de evaluación que permite hacer distinciones finas. Entre las ventajas de la utilización de guías elaboradas bajo este sentido, según Alarcón et al. (2014) se encuentra la ayuda que otorgan al evaluador para soslayar olvidos, ya que asegura que los profesionales puedan chequear todas y cada una de las áreas esenciales que hay que valorar, y cotejar cada uno de los indicadores incluidos en ellas para llegar a una conclusión determinada. También evitan los sesgos del clínico en las decisiones, al evitar la preeminencia de algunos indicadores a los que la persona que evalúa les pudiese conferir mayor credibilidad.

A diferencia de las escalas actuariales, no existirían reglas fijas para hacer el recuento de las puntuaciones de riesgo (Worling & Curwen, 2001). Andrés-Pueyo y Echeburúa (2010) definen este enfoque como un procedimiento mixto «clínico-actuarial » del que forman parte aspectos propios de la valoración clínica (evaluación clínica estructurada y toma de decisión final) y de la actuarial (recogida e inclusión de datos predictores empíricamente verificados).

En cuanto a las principales dificultades, se puede señalar que si bien el procedimiento es completo, se requiere protocolizar el proceso de evaluación e instruir adecuadamente a los profesionales (Andrés- Pueyo & Redondo, 2007), ya que su utilización se basa en el supuesto de que estos podrán utilizar el protocolo de forma eficaz y precisa, para lo cual se requiere de competencias profesionales básicas ya instaladas en los equipos que ejecutan estas tareas (Alarcón et al., 2014), además de un trabajoso proceso de recogida de información que debe ser triangulado con diversas fuentes antes de tomar una decisión. Otra limitación de este enfoque refiere que las puntuaciones totales de riesgo (bajo, moderado y alto) aún son juicio clínico; a pesar de ello esta aproximación, en comparación con el juicio clínico, prometería una mayor exactitud al sustentar en evidencia científica la evaluación de los factores de riesgo (Worling & Curwen, 2001).

Al tomar en consideración los antecedentes señalados, el presente artículo tiene como objetivo caracterizar, a través de una revisión sistemática de escritos, la existencia de evidencias de validez en países de América Latina de los principales instrumentos disponibles en el entorno internacional para la valoración del riesgo de violencia sexual en adolescentes.

Metodología

Para el cumplimiento del objetivo propuesto se efectúo una revisión sistemática de documentos bibliográficos durante marzo y julio del 2016, contenidos en las bases de datos ISI Web of Science, Scopus y el metabuscador Google Scholar. Para ello se construyeron diferentes sintaxis de búsqueda y se consideró la utilización de descriptores que se relacionan directamente con la materia analizada, lo que resulta de la combinación de las palabras clave incluidas en este artículo, tanto en inglés como en español. Las sintaxis usadas en ISI Web of Science arrojaron un total de 209 artículos, mientras que las de Scopus entregaron 271. Luego se unificaron ambos resultados y se eliminaron las referencias duplicadas para obtener 330 artículos, a los que se les aplicaron los criterios de exclusión: a) artículos anteriores al año 2000 y b) los que analicen instrumentos o metodologías de evaluación exclusivas para la población adulta. En total se usaron 27 escritos, 11 de los cuales fueron producto de la selección de la sintaxis de búsqueda referida, y los 16 restantes corresponden a los artículos, las tesis y los manuscritos adicionales seleccionados a partir de listas de referencias de los textos obtenidos, artículos de revisiones pertinentes y revistas especializadas encontrados con Google Scholar. Finalmente, todos los documentos escogidos fueron codificados en las siguientes categorías: a) nombre de instrumento, b) autores, c) objetivos, d) rango de edad, e) modelo de puntuación, f) estructura de ítems, g) traducción/ adaptación al español y h) validación disponible en países de América Latina.

Resultados

Tras el proceso de revisión se constató la existencia de seis instrumentos de valoración del riesgo de reincidencia específicos para OSA, los cuales concentran gran cantidad de estudios y son ampliamente utilizados en el ámbito internacional.

A continuación se expone la caracterización general de estos instrumentos:

Estimate of Risk of Adolescent Sexual Offense Recidivism 2.0 (ERASOR 2.0). Fue diseñado en el año 2001 por Worling y Curwen en Canadá. Tiene como objetivo ayudar a los evaluadores a estimar el riesgo de reincidencia, a corto plazo, de ofensas sexuales de adolescentes entre 12 y 18 años, que previamente hayan cometido un delito sexual. Este instrumento de juicio profesional estructurado evalúa 25 ítems de riesgo que se agrupan en cinco categorías: a) Historial de las agresiones sexuales, b) intereses y comportamientos sexuales, c) funcionamiento psicosocial, d) entorno familiar y e) tratamiento. Todas las secciones, excepto el historial de agresiones sexuales, se centran en los factores de riesgo dinámicos (Worling, 2004); pudiendo codificarse como: a) Presente, b) posible o parcialmente presente y c) ausente o desconocido. Asimismo, se incluye la opción de "otro factor", a fin de incorporar algún elemento específico que sea relevante para explicar el riesgo de reincidencia sexual de un joven en particular.

Para la valoración final, los autores señalan que existiría una relación general entre el número de ítems de alto riesgo y la valoración del riesgo global, de manera que cuantos más indicadores de alto riesgo haya, mayor será el riesgo global. Sin embargo, la decisión final depende más de la combinación de los factores de riesgo, que solamente del número de ítems valorados positivamente o presentes (Worling & Curwen, 2000).

Para investigar las propiedades psicométricas del instrumento, los autores recogieron las calificaciones de riesgo de 28 médicos que evaluaron a 136 adolescentes varones. El análisis psicométrico arrojó aceptables atributos de confiabilidad interjueces, correlación ítem-total y consistencia interna (Worling, 2004). Estudios posteriores en Canadá, Estados Unidos y Singapur, con tamaños muestrales entre 77 y 268 casos, han reportado igualmente positivas características psicométricas y adecuada capacidad predictiva que lo posicionan como una de las herramientas más usadas en el ámbito internacional para la valoración del riesgo de reincidencia en OSA (Chávez, 2010; Chu, Ng, Fong & Teoh, 2012; Hersant, 2006; McCoy, 2007; Morton, 2003; Nelson, 2012; Skowron, 2004; Rajlic & Gretton, 2010; Viljoen et al., 2008; Viljoen, Elkovitch, Scalora & Ullman, 2009; Worling, 2004; Worling, Bookalam & Litteljohn, 2012; Zeng, Chu & Lee, 2015).

Este instrumento ha sido traducido al español por Venegas, Sánchez, Hilterman y Siria (2013) y cuenta con un reciente estudio de validación en Chile que revela aceptables propiedades psicométricas, tanto en consistencia interna (entre 0,758 y 0,814) como en confiabilidad inter-jueces (0,67), en una muestra de 196 adolescentes procedentes de seis regiones de dicho país (Salazar & Pérez-Luco, 2016).

The Juvenile Sex Offender Assessment Protocol II (J-SOAP-II). Este protocolo de evaluación fue diseñado por Prentky y Rightland en el año 2003 en Estados Unidos, y tiene como objetivo la predicción de la reincidencia en violencia sexual y no sexual en adolescentes varones, entre los 12 y 18 años, con un historial de delitos sexuales o de comportamientos sexualmente coercitivos. Consta de 28 ítems que se organizan en cuatro subescalas: a) Deseo y preocupación sexual, b) comportamiento antisocial impulsivo, c) intervención y d) estabilidad y ajuste comunitario. Las dos primeras se centran en los factores de riesgo estáticos, mientras que las demás se enfocan en factores de riesgo dinámicos.

Los ítems del J-SOAP-II se califican en una escala de puntuación de tres puntos (0 a 2), en la que 0 corresponde a "aparente ausencia del factor de riesgo", 1 a "escasa información que indique la presencia del factor de riesgo" y 2 a "clara presencia del factor de riesgo". La calificación total se obtiene al sumar los puntos de las cuatro escalas. Se sugiere que a una mayor puntuación, existiría un nivel superior de riesgo.

Si bien sus autores señalan que uno de los objetivos al diseñar el instrumento fue proporcionar al usuario aproximaciones probabilísticas del riesgo de reincidencia sexual, todavía no poseen datos adecuados de un número suficiente de adolescentes reincidentes para realizar dichos cálculos. Por lo anterior, la J-SOAP-II se concibe como una guía empíricamente fundamentada para la revisión y evaluación sistemática de un conjunto uniforme de elementos que pueden representar un riesgo aumentado de reincidir (Prentky & Righthand, 2003).

Las propiedades psicométricas de este instrumento han sido testeadas en diferentes investigaciones internacionales que reportan valores aceptables y una adecuada capacidad predictiva (Aebi, Plattner, Steinhausen & Bessler, 2011; Caldwell & Dickinson, 2009; Chu et al., 2012; Fanniff & Letourneau, 2012; Martínez, Flores & Rosenfeld, 2007; Powers-Sawyer & Miner, 2009; Prentky et al., 2010; Rajlic & Gretton, 2010; Viljoen et al., 2008; Viljoen, Cruise, Nicholls, Desmarais & Webster, 2012). De acuerdo a una revisión publicada por Wenger y Andrés-Pueyo (2016), cuenta con una traducción al español bajo el nombre de Protocolo de Evaluación de Agresores Sexuales Juveniles realizada en España, pero no se reportan antecedentes de estudios de validez en Latinoamérica.

The Juvenile Sexual Offense Recidivism Risk Assessment Tool II (JSORRAT-II). Esta herramienta de tipo actuarial fue elaborada por Epperson, Ralston, Fowers y Dewitt (2005) en Iowa, Estados Unidos, mediante la identificación de predictores claves de delitos sexuales en una muestra de 656 varones menores de edad, a los que se atribuyó previamente la comisión de una acción sexual ilegal. El objetivo de JSORRAT-II es la predicción de la reincidencia sexual en adolescentes entre 12 y 17,99 años. Consta de 12 ítems estáticos o históricos, con un sistema de puntuación basado en criterios. Un grupo de factores de riesgo se califican presente o ausente (0/1), mientras que otros se valoran en una escala de 3 puntos (0 a 2) y 4 unidades (0 a 3) para señalar diferentes grados de severidad para cada factor de riesgo en específico.

En el estudio original, el JSORRAT-II se mostró eficaz en la predicción de la reincidencia sexual (0,89) (Epperson et al., 2005). Estudios posteriores realizados también en Estados Unidos, con tamaños muestrales levemente inferiores han reportado una validez predictiva entre 0,53 y 0,70 (Epperson & Ralston, 2009; Epperson, Ralston & Edwards, 2009; Ralston & Epperson, 2012; Viljoen et al., 2008; Viljoen et al., 2012). Los autores señalan que el instrumento puede ser utilizado de forma experimental en cualquier estado de EE. UU., para informar respecto del tratamiento, la planificación y otras decisiones clínicas similares, mientras que en el ámbito forense su uso queda limitado a los estados en que ha sido validado o se encuentra en proceso de validación. Para octubre del año 2009, según los autores, existirían estudios de validación en los estados de Utah, Iowa, California y Georgia (Epperson, Ralston & Fowers, 2009). Esta herrramienta no cuenta con traducción al español y no reporta estudios que exploren sus propiedades psicométricas en países de América Latina.

Instrumentos de valoración que incorporan factores protectores en la validación del riesgo de reincidencia de ofensores sexuales adolescentes

Durante los últimos años ha comenzado a existir consenso en la necesidad de incorporar en las valoraciones del riesgo de violencia sexual, los factores protectores que podrían propiciar el desistimiento de las conductas sexualmente abusivas en adolescentes. No obstante, la investigación respecto a estos elementos continúa siendo escasa debido a que los estudios se han centrado casi que, de manera exclusiva, en la identificación de los factores de peligro (de Vries, Mann, Maruna & Thornton, 2015; Klein, Rettenberger, Yoon, Köhler & Briken, 2015; Miller, 2015; Langton & Worling, 2015; Spice, Viljoen, Latzman, Scalora & Ullman, 2013; Worling, 2013b; Worling & Langton, 2015). A continuación se presentan las principales escalas de valoración del riesgo de reincidencia sexual para OSA, que han incorporado factores de protección en su estructura.

Multiplex Empirically Guided Inventory of Ecological Aggregates for Assessing Sexually Abusive Children and Adolescents (MEGA). Este instrumento fue diseñado por Miccio-Fonseca en San Diego, Estados Unidos, en el año 2006 y tiene como objetivo evaluar el riesgo de conductas sexuales inapropiadas y/o comportamiento sexual abusivo en hombres y mujeres desde los 4 hasta los 19 años de edad, incluidas personas con capacidad intelectual disminuida. Fue validado en una muestra representativa de 1.184 jóvenes de ambos sexos, en edades entre 4 y 19 años (Miccio-Fonseca, 2009; 2010). Sus propiedades psicométricas señalan una buena consistencia interna para la escala general y todas sus dimensiones, con puntuaciones entre 0,735 y 0,867 (Miccio-Fonseca, 2008; 2010) y aceptable capacidad predictiva (0,71) (Miccio-Fonseca & Rasmussen, 2013).

En cuanto a su composición, esta herramienta consta de siete dominios y cuatro escalas de riesgo, con un total de 75 ítems. Los dominios son: 1) Neuropsicológico; 2) mapa de amor familiar; 3) antisocial; 4) problemas sexuales; 5) coerción; 6) planificación; y 7) relaciones (elementos abusivos). Las escalas son el conjunto de variables por las cuales se pretenden medir los siete dominios. Estas son: 1) Riesgo (45 ítems); 2) factores protectores (10 ítems); 3) alienación (14 ítems), y 4) desviación sexual persistente (6 ítems). Cada elemento es calificado en una escala de dos puntos: presente o ausente.

MEGA proporciona un perfil de riesgos personales multifacético de los jóvenes, referido a comportamientos sexuales abusivos y/o inapropiados. Establece un sistema de puntuación diferenciado por género, rangos de edades y para los jóvenes que tienen bajo rendimiento intelectual. Además, permite evaluar el progreso cada seis meses, en cuanto al aumento o la disminución del riesgo; por tanto, se puede utilizar para la medición de efectos de intervención.

Si bien en el proceso de validación en Estados Unidos se consideró una muestra importante de niños y adolescentes de origen hispano (19,9%), el instrumento no ha sido traducido al español y no existen reportes de investigaciones realizadas en América Latina.

Desistence for Adolescents who Sexually Harm (DASH-13). DASH-13 es una lista estructurada experimental creada por Worling en Canadá en el año 2013, compuesta de 13 ítems que refieren factores protectores que pudiesen estar relacionados con el desistimiento del comportamiento sexual abusivo en adolescentes. Del total de los elementos, siete están vinculados, de forma específica, con la salud sexual futura (excitación sexual prosocial, actitudes sexuales prosociales, esperanza de un futuro sexual saludable, finalización exitosa del tratamiento orientado a la ofensa sexual, conciencia de las consecuencias de la reincidencia sexual, supervisión del entorno coherente con el riesgo de recaer sexualmente), mientras que los restantes seis ítems se refieren al funcionamiento prosocial del adolescente (empatía por los demás, habilidades para resolver problemas en forma beneficiosa, capacidades para regular sus emociones en forma apropiada, relación estrecha y segura con un adulto que le brinda apoyo, intimidad emocional con sus pares y participación dinámica en actividades prosociales organizadas con ellos).

La calificación de cada ítem como factor de protección es dicotómica (sí o no). Además se presenta una opción adicional para indicar la carencia de información disponible para codificar un elemento. Al final de la evaluación, el número de respuestas positivas puede ser sumado para dar una puntuación total que varía de 0 a 13.

Los estudios de validez de este instrumento son escasos, pero se encuentra publicada una investigación realizada en Singapur por Zeng et al. (2015), que reporta una correlación inversa tanto para la puntuación total y ambas dimensiones del DASH-13, con herramientas de valoración del riesgo de reincidencia como el SAPROF y el ERASOR. En Latinoamérica, este instrumento ha sido aplicado experimentalmente en el proceso de validación del ERASOR en Chile, en un estudio realizado por el Magíster de Psicología Jurídica y Forense de la Universidad de La Frontera, que arrojó una correlación negativa media entre la calificación total de DASH-13 y ERASOR (r = -0,459) con significancia de 0,000 (Salazar et al., 2016), que significa una asociación inversa entre el nivel de riesgo establecido por ERASOR y la cantidad de factores protectores registrada por DASH-13, siendo concordante con el análisis hecho por Zeng et al. (2015).

Juvenile Risk Assessment Tool (J-RAT Version 4). El J-RAT es un instrumento clínico de evaluación del riesgo de reincidencia sexual, desarrollado en Estados Unidos por Rich en el año 2011. Está diseñado para analizar a adolescentes varones, entre los 12 y 18 años de edad, que han tenido o han sido acusados de un comportamiento sexual abusivo previo. El autor señala que el J-RAT no es una herramienta de valoración basada en estadística, ni tiene propiedades psicométricas; es un método organizado para la evaluación clínica del peligro de reiteración sexual fundamentado en la literatura profesional y solo puede ser considerado como una escala teórica en este momento. Además, se hace referencia que no está hecho para evaluar niños pequeños, adultos o mujeres (Rich, 2015).

Se compone de 12 "dominios" de riesgo, cada uno de los cuales representa un factor de riesgo global. Cada dominio simboliza un área de la conducta, capacidad o habilidad, funcionamiento psicosocial, cognición y relaciones o condiciones ambientales del evaluado. Además, contiene elementos de peligro individuales (97 en total) medidos independientemente. En su estructura incorpora 24 factores protectores los cuales tienen que ver con relaciones, actitudes, creencias, habilidades y otros presentes en la vida del adolescente que pueden ayudar a mitigar el nivel de riesgo en un dominio dado, o el grado general de peligro.

La evaluación final/global del riesgo de reincidencia sexual es el resultado de una serie de análisis en cada dominio individual de peligro, que se combinan en una puntuación numérica final que se traduce en un nivel completo del riesgo. Cabe señalar que la propuesta de valoración desarrollada por Phil Rich incluye otros instrumentos para la evaluación de niños menores de 13 años (LA-SAAT) y adolescentes con rendimiento cognitivo descendido (CI/JRAT); asimismo, cada uno posee una versión ideada para ser utilizada en la etapa de seguimiento. Cuenta con una traducción al español realizada por Álvarez (2016) y aún no reporta estudios de validación en países de Latinoamérica.

ver tabla 1

Discusión y conclusión

Este artículo se ha planteado como objetivo efectuar un acercamiento a los principales instrumentos utilizados en el medio internacional, para la valoración del riesgo de violencia sexual de OSA y conocer la evidencia de validez para ser usados en países de América Latina. Al respecto se puede concluir que si bien durante los últimos 20 años se han generado diversas herramientas para apoyar la labor de los profesionales en la evaluación del riesgo de este tipo de violencia, principalmente en Canadá y Estados Unidos, se advierte escasa cantidad de estudios que den cuenta de evidencias de validez para su uso en países latinoamericanos.

Lo anterior podría ser concordante con el nivel de desarrollo que tienen los países de América Latina en estudios de riesgos y reincidencia, puesto que en toda la región la tradición profesional durante el siglo XX fue modelar un estilo de evaluación del riesgo de violencia, basado en la aproximación clínica no estructurada (Singh, Condemarín & Folino, 2013). Este panorama en torno a la falta de disponibilidad de herramientas fundamentadas en evidencia empírica para la valoración del peligro de violencia sexual en OSA, podría generar dificultades metodológicas tanto en el ámbito forense, como para la gestión de la intervención.

Esto podría resultar particularmente complejo debido a que existe consenso respecto a la dificultad que conlleva valorar el riesgo de reincidencia en adolescentes, periodo de la vida caracterizado por la presencia de grandes cambios y de desarrollo. Es así como diferentes autores describen la valoración del peligro de violencia en jóvenes como algo similar a la evaluación de "blancos móviles", al dar cuenta de la contrariedad al momento de distinguir entre los adolescentes que son de alto y bajo riesgo de reiteración sexual (Borum, 2003; Grisso, 1998; Prentky & Righthand, 2003). Asimismo, parece importante recalcar que al evaluar el peligro de reincidencia con ofensores sexuales en general, y en particular con adolescentes, los riesgos a menudo son elevados. Las decisiones pueden tener un profundo impacto: por un lado, proteger a la sociedad de los jóvenes genuinamente de alto riesgo, mientras que, por otro lado, cometer errores en la valoración podría ocasionar graves consecuencias que alterarían la existencia de los jóvenes de bajo riesgo (Prentky & Righthand, 2003). En este sentido, a la complejidad de poder valorizar el peligro de recaída se deben examinar las particularidades del ciclo evolutivo de los adolescentes, situación que debe ser tomada en consideración de forma relevante a la hora de valorar el nivel de riesgo del sujeto.

Asimismo, es importante consignar que durante los últimos años, ha comenzado a emerger la necesidad de incorporar en las valoraciones del riesgo de reincidencia con OSA no solo los factores de peligro estáticos y dinámicos, sino también los recursos y las fortalezas existentes en los adolescentes, que pudieran propiciar el desistimiento de las conductas sexualmente abusivas. La investigación en este punto aún es escasa, debido a que los estudios hasta la fecha se han centrado, casi de manera exclusiva, en la identificación de los elementos de riesgo (de Vries, de Vogel, Koster & Bogaerts, 2015; Klein et al., 2015; Langton & Worling, 2015; Spice et al., 2013; Worling, 2013b; Worling & Langton, 2015), lo cual plantea nuevas líneas de análisis en la materia.

Desde un punto de vista político e institucional, resulta necesario consolidar la incorporación de instrumentos basados en evidencia empírica, en equipos de trabajo que abordan la temática en los países de Latinoamérica. Para ello es importante la generación de espacios de formación específica y el desarrollo de investigación constante que permitan producir certeza experimental particular del continente, con énfasis en factores culturales para nutrir los procesos de evaluación e intervención especializados, con adolescentes que han incurrido en ofensas sexuales. La posibilidad que ofrece una evaluaciÓn estructurada, individualizada y mantenida en el tiempo, llevada a cabo por profesionales con experiencia y formación previa, es esperanzadora tal y como han puesto de relieve los resultados previos obtenidos con este tipo de intervenciones en adultos (Redondo et al., 2012).


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