Se busca analizar el impacto que tiene la globalización en los cuerpos policiales y, por ende, en las funciones que desarrollan en la búsqueda de la convivencia. El debate actual se centra en los efectos de la globalización en el crimen y en las estrategias emprendidas por las agencias gubernamentales para obtener mejores resultados en la lucha contra el delito. El documento muestra cómo el fenómeno tiene un impacto signifi cativo en las dinámicas sociales, económicas, políticas, institucionales y culturales y, por consiguiente, en la política de control del crimen. Estos aspectos adquieren un matiz fundamental en una de las instituciones con un papel primordial en este sentido: la institución policial. Finalmente, se busca analizar los posibles escenarios futuros que demandarán un cambio en la Policía Nacional de Colombia.
Policía, criminalidad, criminología, seguridad, delincuencia (fuente: Tesauro de Política Criminal Latinoamericana - ILANUD).
The article attempts to analyze the impact of globalization on police corps and, therefore, on the functions they perform in search of a good coexistence. The current debate focuses on the eff ects of globalization on crime, and the strategies undertaken by government agencies in order to obtain better results in their fi ght against delinquency. The document shows how this has a signifi cant impact on social, economic, political, institutional and cultural dynamics and, consequently, on the crime control policy. These aspects are of growing importance in one of the institutions that play the most fundamental role in this sense: the police institution. Finally, it is aimed at analyzing the likely future scenarios demanding a change in the National Police of Colombia.
Police, criminality, criminology, security, delinquency (Source: Tesauro de Politica Criminal Latinoamericana - ILANUD).
Procura analisar o impacto que tem a globalização nas forças de polícia e, consequentemente, nas funções que se desenvolvem na busca da coexistência. O atual debate concentra-se sobre os efeitos da globalização sobre o crime e estratégias empreendidas pelos órgãos governamentais para obter melhores resultados na luta contra o crime. O documento mostra como o fenômeno tem um impacto signifi cativo sobre a dinâmica social, econômica, política, institucional e cultural e, consequentemente, na política de controle do crime. Estes aspectos adquirem uma nuance fundamental em uma das instituições com um papel primordial neste contexto: a instituição da polícia. Finalmente, pretendem-se analisar possíveis cenários futuros que exigirão uma mudança na Polícia Nacional da Colômbia.
Polícia, crime, criminologia, segurança e delinquência (fonte: Tesauro de política criminal latinoamericana - ILANUD).
La evolución de los cuerpos policiales ha sido una
constante desde el momento de su nacimiento, debido
a la necesidad de adaptación a los cambios sociales,
políticos y económicos (Jaschke et al., 2007). En
esta línea, las dinámicas producto de la globalización
imponen nuevos retos a estas instituciones, y para
afrontarlos es necesario analizar los escenarios y anticipar
las nuevas exigencias que serán requeridas.
La globalización es entendida como un fenómeno
que brinda oportunidades de crecimiento económico,
así como movilidad de capitales, bienes y servicios.
Sin embargo, es importante señalar que los
atentados del 11 de septiembre del 2001 fueron un
hito en el orden mundial, y a partir de ese día, obtuvieron
mayor relevancia amenazas como el terrorismo,
el crimen transnacional, las armas de destrucción masiva,
la seguridad cibernética, los desastres naturales,
entre otros, como situaciones que han sido potenciadas
y han adquirido una dimensión significativa.
En este sentido, el fenómeno ha tenido un impacto
signifi cativo en la confi guración de nuevas dinámicas
delincuenciales a nivel mundial. Por un lado,
ha creado nuevas formas estratégicas, tácticas y
técnicas en términos de impacto militar, facilidades
en apoyo y entrenamiento. Por otra parte, la globalización
ha consolidado una conciencia positiva en
la comunidad internacional sobre la responsabilidad
compartida, concepto que se relaciona con los deberes
y las responsabilidades que tienen los países involucrados
en todo tipo de delitos transnacionales para
lograr su disminución y control. Esta situación puede analizarse en la cadena del tráfi co de drogas, armas
y todo comercio ilícito, desde los países productores
a los consumidores. Por último, es importante señalar
la necesidad de fortalecer los mecanismos de integración
regional e internacional para prepararse y
disminuir la vulnerabilidad interna de cada país.
Este documento busca analizar cuatro elementos
principales:
• Las principales características de la globalización,
que permitirán comprender las particularidades
del fenómeno.
• Los posibles impactos de la globalización en las
dinámicas económicas, políticas, sociales y culturales
en los cuerpos policiales.
• La profesionalización de los cuerpos policiales,
como elemento fundamental para afrontar estas
situaciones actuales.
• Los retos que afrontan las instituciones policiales
del Reino Unido y los Estados Unidos, a partir
de un estudio de casos que analice sus problemáticas
principales y las medidas implementadas.
En su parte metodológica, el documento involucra
un análisis cualitativo de información.
Diversos analistas consideran la globalización
como “la característica más importante de estos tiempos” (Bauman, citado en Loader, 2007, p. 88)
y con un alto impacto a nivel social, económico y
político. Aunque existen varias defi niciones del término,
Giddens la defi ne como “la intensifi cación de
las relaciones sociales a nivel mundial que conecta
localidades distantes, de tal manera que eventos locales
están defi nidos por eventos que tienen lugar a
kilómetros de distancia, y viceversa” (Giddens, citado
en Loader, 2007, p. 88). De manera similar, Held
la defi ne como “el proceso o conjunto de procesos
que implican una transformación en la organización
espacial de las relaciones sociales y transacciones,
evaluadas en términos de su extensión, intensidad,
velocidad e impacto, que genera fl ujos transcontinentales
o interregionales, redes de actividad, interacción
y el ejercicio del poder” (Held, citado en
Loader, 2007, p. 88).
Esto sugiere que las relaciones entre los Estados,
las sociedades y sus sistemas políticos y económicos
se han transformado a partir del surgimiento de redes
y fl ujos de capitales, bienes, personas e información,
entre otros. De igual manera, el impacto en las
relaciones sociales, el sentimiento de inseguridad e
inequidad que muchas personas experimentan, la
política pública de control y, en general, la respuesta
del Estado, hasta ahora comienzan a ser evaluados
(Loader, 2007).
Existe una conciencia creciente de la importancia
de la globalización, pues no se trata de un fenómeno
que solo tenga impacto en lugares distantes
o en las relaciones entre Estados. Por el contrario,
como señala Giddens, estos efectos se sienten en
“las localidades que no pueden aislarse de los eventos
y procesos que pasan en otros lugares” (Loader,
2007). Así, la globalización se ha convertido en una
realidad, en un fenómeno del que ninguna región
puede escapar y con un profundo impacto en todos
los aspectos de la vida cotidiana.
Además, ha sido defi nida como el proceso que
involucra “acción a una distancia, compresión espacio-
temporal, interdependencia acelerada”, entre
otros (Held & McGrew, 2003, p. 3). En el mismo sentido,
puede ser entendida como el camino a la unifi -
cación global de la sociedad. Otros conceptos involucran
el colapso de barreras espaciales que crean
un “solo campo en el cual opera el capitalismo y los
fl ujos de capital se vuelven más y más sensibles a
las relativas ventajas de locaciones espaciales específi
cas” (Waters, citado en Findlay, 2000, p. 1). Estos
elementos tienen un gran impacto en las relaciones
sociales y económicas y, por ende, un impacto en la
comisión de incivilidades y conductas ilegales.
En esta línea, la globalización tiene un impacto
signifi cativo en la confi guración del delito a nivel
mundial, en la medida en que crea nuevas oportunidades
y ventajas para las actividades delincuenciales.
Cabe señalar la importancia que adquieren las
organizaciones criminales transnacionales, con la comisión de conductas que van desde el tráfi co de
drogas, armas, personas y órganos, hasta actividades
como el secuestro, el terrorismo y la extorsión,
por citar algunas. Esto tiene un impacto fundamental
en el ámbito internacional y regional, lo que es
evidente en la confi guración de diversos entes que
buscan la prevención y el control del delito basados
en esquemas de cooperación regional.
Varios autores señalan que la globalización “ha
creado nuevos y mejores contextos para el crimen”
(Findlay, 2000, p. 1). Hace algunas décadas,
el crimen se concebía como un hecho que ocurría
solamente dentro de las fronteras nacionales. Ahora,
la globalización ha cambiado esta perspectiva,
al crear una noción de crimen sin fronteras y con
un impacto signifi cativo a nivel regional y global.
Así, el crimen es visto como un asunto de interés
mundial, en parte debido a que las organizaciones
criminales internacionales han sido confi guradas
para tener infl uencia en varios países, como se observa
en casos de lavado de activos, tráfi co de drogas,
tráfi co de armas, entre otros. Ahora, en una
aldea global, el delito ha creado nuevos contextos,
que involucran países y diferentes actores que desempeñan
un papel determinante en el proceso de
toma de decisiones. En este sentido, como sugiere
Findlay, el crimen trasnacional es nuevo solamente
por la forma como ha sido analizado por las agencias
de control del delito y, a su vez, agencias internacionales
(Findlay, 2000). De manera similar,
se ha dicho que la política de control del crimen
debe ser determinada por el consenso de la participación
activa de la comunidad internacional, en
especial en aquellos países que comparten problemáticas
similares. Esto implica que la globalización
debe tener un impacto real en las agendas internacionales
en cuanto a la defi nición y aplicación de
políticas de control del delito.
Como señala Loader, las actividades del crimen
organizado transnacional son desarrolladas por
grupos criminales y redes que “agrupan identidades
locales con organización empresarial y know
how” (Karstedt, citado en Loader, 2007, p. 89).
En este sentido, las compañías multinacionales, al
igual que las organizaciones criminales, gozan de
oportunidades y libertad de movimiento como elementos
característicos del fenómeno. Sin embargo,
actualmente existe una conciencia de mayor
exigencia sobre las implicaciones del crimen en los
mercados mundiales, fl ujos de capitales, comunicaciones
y las representaciones delincuenciales en
los medios de comunicación.
De igual manera, es importante señalar que la
globalización ha propiciado la creación y la consolidación
de esquemas de cooperación policial y de
justicia mucho más efi caces y certeros en la lucha
contra el delito, su prevención y consolidación de
la convivencia. Así, la creación de Interpol, Europol,
Ameripol, Eurojust, el Tratado Schengen, por mencionar
solo algunos, son el resultado de la creciente
necesidad de controlar inicialmente el delito fronterizo
y, luego, el crimen organizado trasnacional.
La globalización ha fomentado cambios en la situación económica, social, política y cultural de los países, y en este sentido ha tenido un impacto considerable en las entidades gubernamentales. El tema de policía no ha sido la excepción, y son varios los analistas que buscan descifrar y examinar las consecuencias de las tendencias globales en las instituciones. Así, es importante rescatar un documento elaborado por Forecasting International, que muestra las principales tendencias y retos para las agencias gubernamentales que cumplen funciones de policía. Estas son las diez principales (Cetron, 2008):
La tecnología es tal vez el principal elemento
para considerar. La globalización ha permitido un
mayor avance y difusión de las tecnologías, y estas
tienen un impacto en la política de policía. E. g., son
las cámaras de vigilancia electrónica las que han
permitido un mayor cubrimiento y supervisión de
la población, al igual que una mayor disuasión del
delito. En el caso específi co de los atentados del 11
de septiembre en Nueva York y del 7 de julio en Londres,
estos dispositivos han mostrado que la población
valora más el sentimiento de seguridad y está
dispuesta a sacrifi car su sentimiento de privacidad
(Cetron et al., 2008). Sin embargo, la proliferación
de este tipo de equipos requiere mayor disponibilidad
policial para realizar las labores de análisis de
información e inteligencia que permitan examinarla
en tiempo real y anticiparse a la comisión de hechos
contra la convivencia. Este es uno de los principales
retos citados por los expertos, la mayor necesidad
de personal califi cado tanto para las labores de investigación
criminal como para el monitoreo de los
sistemas tecnológicos, y como cita el FBI, muchas agencias policiales no cuentan con los recursos necesarios
para lograr este propósito.
Los cambios tecnológicos avanzan con rapidez y
se anticipan muchos dispositivos novedosos en los
próximos 25 años. E. g., Ford predice que los perros
detectores de explosivos y narcóticos serán reemplazados
por dispositivos electrónicos (Ford, citado en
Cetron, 2008). Colombia se encuentra desarrollando
avances importantes en el uso de roedores para
la detección de explosivos, de manera pionera y sin
precedentes en el mundo (Méndez & Pérez, 2009).
La creciente industrialización ha tenido varias
consecuencias; una de ellas es “el aumento en los
niveles de escolaridad, cambios de actitud hacia la
autoridad, un descenso en las tasas de fertilidad, un
cambio en los roles de género y la búsqueda de una
mayor participación política” (Cetron, 2008, p. 64).
En este sentido, los cuerpos policiales tienen que
afrontar las reacciones que generan estos cambios
en las virtudes y los movimientos extremistas que
se observan como consecuencia de estos. Los principales
temas que implican un cambio social son: el
resquebrajamiento de la unidad familiar, el consumo
de drogas ilícitas autorizadas en varios países, entre
otros aspectos (Cetron, 2008). De igual manera, es
importante analizar el impacto de estos hechos sociales
en las políticas de salud y de seguridad social,
dados los nuevos escenarios que se vislumbran.
En otros temas, ahora existe una mayor exigencia
frente a los sistemas de rendición de cuentas de
los cuerpos policiales. Se busca que su comportamiento
sea verdaderamente transparente y un modelo
para la población en general. Es por esto por lo
que adquiere máxima importancia el fortalecimiento
de los códigos deontológicos en los cuerpos de
policía, pues en ellos se consagran los principales
deberes de los miembros de la institución.
La globalización y el mayor desarrollo tecnológico
(uso de internet y otras tecnologías) han facilitado a
las organizaciones criminales la comisión de delitos,
en especial el fraude fi nanciero, los procedimientos
de lavado de activos, el fi nanciamiento del terrorismo
y los ataques a áreas de seguridad cibernética.
Por estas razones, es indispensable que las agencias gubernamentales con funciones de policía analicen
estos procesos y puedan, de alguna manera, anticiparse
a estos (Cetron, 2008), como función científica
fundamental de las instituciones policiacas.
En el documento de Forecasting se prevé un
crecimiento económico sostenido para los próximos
cinco años. Sin embargo, la realidad ha mostrado
una profunda crisis económica originada
en los Estados Unidos, como consecuencia de los
problemas en el sector de bienes raíces, lo que ha
tenido un impacto signifi cativo en los mercados
europeos. E. g., el Reino Unido atraviesa uno de
los períodos de recesión más críticos de su historia,
con altas tasas de desempleo, por primera vez
después de la Segunda Guerra Mundial. El impacto
en el tema de política de policía está unido a la infl
uencia de los ciclos económicos, las tasas de desempleo,
la infl ación, las tendencias delictivas y, por
ende, el papel de las agencias gubernamentales
que desempeñan funciones en este campo.
El estudio asegura que es factible que los países
occidentales, y en especial los Estados Unidos, enfrenten
ataques por parte de fundamentalistas islámicos,
lo que es más probable desde la operación desarrollada
por Estados Unidos en Pakistán, que causó
la caída del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden. Por
esta acción los sucesores del grupo terrorista han
manifestado abiertamente la planeación y futura ejecución
de operaciones con el propósito de vengar la
muerte de su líder. De hecho, el documento muestra
que “Al-Qaeda era más poderoso en 2007 que durante
los ataques del 9-11 como consecuencia de la
invasión a Irak” (Cetron, 2008, p. 59), lo que sugiere
que el constante desarrollo de operaciones militares
contra este grupo ha tenido un efecto contrario: lo
ha fortalecido. Otro de los aspectos que generan mayor
inconformismo entre la comunidad musulmana
es el constante apoyo de los Estados Unidos a Israel.
En esta línea, la globalización ha permitido el surgimiento
de nuevas formas de levantamientos conocidos
como la fuerza insurgente global. En este contexto,
“lo global se refi ere al movimiento de fuentes
de energía y apoyo, el ambiente en el cual se escoge
pelear y la naturaleza de la organización” (Mackinlay,
2002, p. 79). Osama Bin Laden y Al-Qaeda son considerados
un ejemplo de este modelo. Los insurgentes
globales poseen técnicas similares a los grupos populares
rebeldes en términos de organización, pero tienen diferentes objetivos y técnicas de reclutamiento. Todo lo dicho
centra la atención en el hecho de que la globalización ha creado un discurso
similar, en términos culturales, que puede ser asimilado a nivel
mundial por casi todos los que tienen acceso a nuevas tecnologías que
permitan la difusión del mensaje. A primera vista, tal elemento puede
parecer positivo, pero si el mensaje se relaciona con el terrorismo,
propaganda violenta o un intento de ataques a diferentes culturas,
puede indicar la posibilidad de una guerra, como en efecto ha pasado.
Adicionalmente, la globalización ha tenido un impacto en los avances
tecnológicos y de comunicaciones, lo cual ha mejorado las estrategias
de los grupos ilegales.
De esta manera, las implicaciones para los cuerpos policiales van
desde la creación de cuerpos o grupos de investigación científi ca
hasta la consolidación de unidades antiterrorismo para afrontar las
amenazas mundiales con la oportuna antelación.
Algunos estudios estiman que la población mundial alcanzará los
9,2 billones de personas en el 2050. De igual manera, el documento
muestra que los países musulmanes que presentan altas tasas de fertilidad
reportan grandes inconvenientes para el sostenimiento de la
población con niveles adecuados de calidad de vida (Cetron, 2008).
Las sociedades han mostrado un envejecimiento y un constante aumento
demográfi co gracias a las mejoras en los sistemas de salud
y sociales, lo que es evidente por los mayores niveles migratorios,
tanto a los Estados Unidos como a Europa. El estudio muestra cómo
la población latina en los Estados Unidos se duplicará, mientras que
Francia tendrá una mayoría musulmana para el 2050 (Cetron, 2008).
Este crecimiento demográfi co tendrá infl uencia en la migración
de habitantes de América Latina y de antiguas colonias africanas a
los Estados Unidos y a los países europeos. La principal implicación
en políticas de policía es la necesidad de anticipar y afrontar confl
ictos entre las diversas comunidades, y como consecuencia, una
mayor tensión en el tema de fronteras (Callanan, citado en Cetron,
2008). Esto impondrá nuevas presiones a las instituciones de policía
del mundo, pues deben progresar en el campo científi co para
manejar el riesgo de confl ictos entre las distintas poblaciones. En
esta línea, el estudio señala que en las próximas décadas, unido al
incremento de la inmigración, se hará necesaria la incorporación de
personas de estos grupos poblacionales a los cuerpos policiales, y en
el caso de grupos musulmanes, pone de manifi esto la necesidad de
realizar estudios de seguridad minuciosos, que limiten las posibilidades
de incorporar posibles terroristas identifi cados con la causa extremista
(Cetron, 2008). En este mismo sentido, es indispensable el
ingreso de miembros de estas comunidades a la policía, con el fi n de
facilitar la identifi cación y generar confi anza de estas comunidades
con las instituciones y demás agencias gubernamentales.
Otros analistas señalan la relación directa entre la densidad poblacional y el crimen, lo que tendrá consecuentemente un impacto en la política policial. En efecto, la globalización ha
favorecido “un incremento en el fl ujo de migración
laboral de países pobres a regiones más ricas”
(Hobsbawn, 2007, p. 38), hecho que produce tensiones
entre los países afectados. Por otro lado,
es importante anotar que varios autores han establecido
la noción del impacto de la inmigración en
el crimen violento, pero el debate actual se centra
en “si la inmigración está asociada con mayores incrementos
esperados en los niveles de desviación
criminal” (Stowell, 2007, p. 29). En este sentido,
otros estudios indican que la falta de habilidades y
apropiado entrenamiento educacional de los inmigrantes
puede actuar como un incentivo para unirse
a redes criminales y, en consecuencia, las oportunidades
ilegales pueden parecer muy atractivas para
ellos (Butcher & Piehl, citado en Stowell, 2007).
De manera similar, la globalización ha incrementado
la movilidad de la población entre países para
encontrar mejores oportunidades laborales y, por
ende, una mejor calidad de vida. Pero la realidad es
que cuando los inmigrantes llegan a un país extranjero
son forzados a asentarse en barrios que presentan
altos niveles de desempleo. Este hecho puede
tener un impacto en las relaciones entre crimen e
inmigración (Stowell, 2007). Es importante señalar
que los mismos estudios sugieren que la posibilidad
de estar involucrados en redes criminales decrece
cuando los migrantes están más ajustados a su
nueva vida. Por el contrario, algunos análisis han
demostrado que las altas tasas de encarcelación de
migrantes sobrerrepresentados en las instituciones
correccionales de los Estados Unidos deriva en “factores
de pre-encarcelación en vez de criminalidad
migrante” (Hagan & Palloni, citado en Stowell, 2007,
p. 33). Aunque algunos documentos han demostrado
que la migración no se encuentra fuertemente
asociada con elevados niveles de crimen (Martínez,
2006), es importante analizar estas tendencias para
anticipar posibles fenómenos delincuenciales.
• Cambio del concepto de privacidad
La amenaza terrorista ha tenido un impacto directo en la vida cotidiana de la población, y como consecuencia de estos ataques, que generan pánico, terror y una gran difusión, como se indicó anteriormente, la población prefi ere tener una mayor seguridad, incluso a costa de la pérdida de su privacidad. E. g., es la situación que se observa en Londres, donde la población es grabada en video cerca de 300 veces al día, lo que convierte a esta metrópoli en una de las ciudades con mayor número de cámaras de video en el mundo. Sin embargo, vale la pena resaltar que estas tecnologías son más utilizadas en el proceso de investigación criminal que en labores de prevención y detección temprana del hecho ilícito, pues los costos del personal involucrado en el monitoreo de estos sistemas es alto. En este sentido, es necesario mencionar que existen algunas empresas comprometidas con el desarrollo de sistemas de inteligencia artifi cial preparados para el análisis de estas imágenes y la identifi cación de la comisión de delitos en su fase inicial (Cetron, 2008).
Este es uno de los aspectos importantes señalados
por Cetron (2008): el cambio en las características
de los delitos a medida que las sociedades envejecen.
Al analizar las estadísticas criminales, se observa
cómo los delitos violentos, en buena parte delitos
contra la vida, son cometidos principalmente por personas
jóvenes, en la mayoría de los casos menores de
30 años. Cuando el promedio de personas envejecen,
la proporción de delitos contra la vida disminuye, al
tiempo que aumentan los delitos contra la propiedad.
De igual manera, este cambio se observa en mayor
medida en las sociedades más desarrolladas; en
este sentido, es notable cómo los países de Latinoamérica
y África son los que tienen las tasas más altas
de homicidio, mientras que en Europa y Norteamérica
los delitos más comunes son aquellos que atentan
contra el patrimonio económico. Las variaciones en
las tendencias criminales deben, consecuentemente,
tener un cambio en la política de control.
El autor señala que las mayores expectativas de
vida benefi cian a los cuerpos policiales, al incrementar
la permanencia de policías incluso después de su
retiro, pero el lado negativo de esto es el aumento
de los costos internos por este tiempo de servicio,
pues esto incrementa no solo la nómina de las entidades
sino los gastos relacionados con los aportes
de seguridad social y los costos pensionales.
El crecimiento de barrios marginales sin las garantías de desarrollo de derechos educativos, laborales, de salud, medioambiente y, en general, de derechos sociales, tiene una alta incidencia en la comisión de delitos y, por tanto, afecta las tareas y los retos de la investigación científica-técnica en los cuerpos policiales. En efecto, algunas teorías criminológicas muestran cómo las fallas en el proceso de urbanización unido a los procesos migratorios tienen influencia en los patrones criminales y, por ende, en la política de control del delito. Hace varios años, la Escuela de Chicago analizó, a través de la ecología humana, cómo los inmigrantes se establecían en barrios marginales donde las tasas de delitos eran elevadas. Estas teorías se constatan aun hoy día, por cuanto la falta de condiciones sociales y de calidad de vida afectan de manera signifi cativa la convivencia y generan las condiciones para la comisión de delitos. Sobra decir que el impacto directo de este tipo de situaciones origina en los cuerpos policiales mayores retos para brindar respuestas efectivas y anticipadas a esta problemática.
En este sentido, el documento muestra que las funciones policiales tienden a una mayor especialización y compartimentación entre las distintas agencias gubernamentales. Así, las diversas especialidades, como, e. g., la inteligencia, la investigación criminal y los servicios de vigilancia, adquieren un gran protagonismo para garantizar la especialidad del conocimiento. Sin embargo, vale la pena resaltar que varios analistas coinciden en afi rmar que en un futuro cercano los procedimientos de investigación criminal no serán parte de las funciones de la policía, porque estos han sido una función de apoyo a la rama de la justicia.
Es necesario brindar un ambiente laboral a los jóvenes donde se sientan motivados, con posibilidades de aprender y prepararse para el futuro, pues muchas otras empresas ofrecerán estos benefi cios, lo que hace que la política de incorporación policial deba ser repensada (Cetron, 2008). Este punto llama la atención sobre la necesidad de atraer a los jóvenes más competentes y preparados, y no solo a los que toman la profesión policial como su única opción. En tiempos en los que las ofertas laborales y de capacitación parecen ilimitadas, es fundamental que los procesos de difusión de las posibilidades que ofrecen los cuerpos policiales, así como los requisitos de incorporación, sean divulgados de manera veraz para atraer a la mayor cantidad de candidatos y a los mejor califi cados. Este proceso se está presentando no solo en las empresas privadas y en las universidades, sino también en las organizaciones criminales; por esto, es necesario un cambio de fondo en este sentido.
De manera acertada se considera el tema educativo
como la clave para conseguir la profesionalización,
tanto de los cuerpos policiales como de las entidades
gubernamentales con funciones de policía,
con el fi n de que puedan afrontar las nuevas situaciones
derivadas de la globalización y de otros fenómenos
actuales. Así, la profesionalización policial
requiere “un proceso educativo continuo, fl exible,
organizado y dotado de una serie de elementos que
permitan su dinamismo”, al igual que la vinculación
“del recurso humano; el recurso material y fi nanciero;
y un diseño curricular acorde con las necesidades
de la población policial” (Arce, 2008, pp. 30-32).
Aquí se resalta la importancia de vincular el proceso
educativo como el elemento fundamental para alcanzar
la profesionalización y la modernización de
las instituciones con criterios de efi ciencia y de cumplimiento
de la función pública.
Con frecuencia se llama la atención por la falta
de grupos de estudio específi cos de temas de policía,
mientras que sí existen numerosos grupos de
análisis de problemáticas sociales; por esta razón,
es clara la necesidad de estrechar los lazos entre
las academias de policía y las universidades. Por un
lado, para atraer la posibilidad de desarrollar, de
forma independiente, investigaciones científi cas en
estos temas por parte de organismos diferentes de
las instituciones policiales. Adicionalmente, se busca
aprender y utilizar un método científi co para el
desarrollo de estudios que evalúen y produzcan conocimiento
útil en la función policial, que se adapte
a los estándares en educación e investigación.
Según lo anterior, llama la atención la necesidad
de modernizar las instituciones policiales con reformas
estructuradas, que adapten las organizaciones
para el cumplimiento de los nuevos retos sociales.
En esta línea, recientes estudios muestran la necesidad
de estas reformas si se quiere hacer el tránsito
hacia la aplicación de políticas basadas en evidencia.
En efecto, Weisburd señala que la mayor parte de
las estrategias ejecutadas en el ámbito policial no
son evaluadas con criterios científi cos ni metodológicos
(Weisburd, 2011). Este es un elemento problemático
en la medida en que no se conocen a ciencia
cierta los factores exitosos en una política determinada.
Por el contrario, con frecuencia los cuerpos
policiales ponen en práctica planes y programas que
pueden haber sido exitosos en otros países, pero
que no cumplen con los criterios ni se adaptan a las
generalidades propias. Esto ocasiona una pérdida
signifi cativa de recursos y de tiempo.
En esta línea, un estudio de CEPOL en investigación
policial, realizado con varias agencias del
mundo, muestra que solo cinco de treinta policías
le otorgan un alto valor al conocimiento científico
en temas policiales. En efecto, el documento
indica que para la mitad de los participantes el
tema de la ciencia policial fue visto como de poco
valor, entendido como “demanda baja o nula de
la policía por investigaciones, y entrenamiento
policial sin estar vinculado a referencias científicas
o conocimiento académico… la ciencia no es
parte esencial del mundo policial” (Hanak & Hofinger,
2005, citado en Weisburd, 2011, p. 3). De esta manera, el análisis muestra cómo los cuerpos
policiales no consideran imprescindible la vinculación
y el uso de enfoques de las ciencias sociales
al trabajo desarrollado por las instituciones como
soporte fundamental de la función policial.
De igual forma, diversos estudios señalan que la
policía se ha convertido en una función pública costosa
y sin una base científi ca que legitime el trabajo
que realiza. Así, es probable que enfrente amenazas
crecientes de otras alternativas menos costosas,
como la seguridad privada o la desaparición de muchos
servicios policiales (Bailey & Nixon, 2010, citado
en Weisburd, 2011). Este argumento es apoyado por
Newburn, quien asegura que el concepto tradicional
de la policía como un cuerpo y un mandato defi nido,
que busca mantener el orden y la armonía social, se
está convirtiendo en una idea anacrónica pero con un
valor relevante. La seguridad privada, para aquellos
que puedan costearla, será cada día más una realidad,
en detrimento de la seguridad pública. Finalmente,
considera que en un futuro la policía será reemplazada
por cuerpos gubernamentales que cumplirán
diversas funciones para preservar la seguridad y el
orden social, aplicación de la ley, prevención, investigación
criminal, entre otros (Newburn, 2007).
En este sentido, la propuesta de Weisburd, que implica el cambio de paradigma, un tránsito desde el antiguo modelo a uno vinculado con la ciencia, cobra máxima importancia. Busca modifi car el modelo policial con fundamento en la ciencia, en la investigación científi ca y orientado a resultados verifi cables y analizados. Para hacer este salto, es imprescindible buscar una perspectiva más integral, que deje de lado el uso de estadísticas criminales como el único medio para el análisis, al examinar otro tipo de variables que presenten logros alcanzados en un tiempo determinado. Este enfoque llama la atención sobre la necesidad del uso de métodos científi cos que permitan la evaluación de las políticas policiales, dada la creciente aplicación de planes y estrategias que parecen ser novedosos, pero sobre los cuales no existen estudios que determinen su efi cacia, ya sea en el control y prevención del delito, o en cuestiones policiales más cercanas a la promoción de la convivencia.
La Estrategia de Seguridad Nacional del Reino
Unido realiza un análisis de los principales retos y
desafíos que tienen las autoridades para enfrentar
las nuevas amenazas que afectan a los ciudadanos
y la nación. En este sentido, el documento sugiere
que con el fi n de la Guerra Fría, el mundo atraviesa
un período de transformación, que implica
cambios económicos, demográfi cos, tecnológicos,
en comunicaciones, por mencionar algunos. Sin
embargo, aunque estos aspectos son positivos,
crean un ambiente global menos predecible y, por
tanto, más inestable e interconectado. El Reino
Unido identifi ca la globalización como uno de los
grandes fenómenos de estos tiempos y que genera
una serie de ventajas para los países en términos
de cooperación internacional e inserción en el sistema
global. El objetivo principal de la estrategia
es examinar opciones que permitan estar preparados
frente a las amenazas en un mundo global,
para salvaguardar la nación, los ciudadanos, la
prosperidad y el estilo de vida. Así, ha identifi cado
un conjunto de amenazas que pueden afectar su
seguridad a nivel nacional: a) Terrorismo; b) Armas
de destrucción masiva; c) Estados fallidos y confl
ictos derivados de su existencia; d) Pandemias;
e) Crimen transnacional (Cabinet Offi ce, 2008).
En el ámbito nacional, el Reino Unido tiene altos
niveles de crimen y de comportamiento antisocial si
se compara con otros países europeos. El diagnóstico
previo al proceso de reforma policial mostró que
la institución ha buscado el desarrollo de tecnologías
que apoyen la labor policial frente a la consolidación
de nuevas dinámicas delictivas. Sin embargo,
lo que ha sido evidente es la mayor centralización
del poder policial, que ha alejado a la comunidad. En
este sentido, lo que se busca es un mayor acercamiento
a la población, basado en el tema de rendición
de cuentas (Home Offi ce, 2010).
Una de las principales características de la policía
británica es la gran confi anza que tiene la población
en ella, y esto se debe, en gran medida, a los altos niveles de legitimidad y efi ciencia en el cuerpo policial
(Bradford et al., 2011). Sin embargo, este grado
de aceptación ha mostrado un decremento en los
últimos años, lo que tiene un impacto en la cooperación
y la cohesión social entre la población. En este
sentido, Bradford afi rma que los niveles de apoyo a
la institución han descendido desde 1960; no obstante,
la policía cuenta con un signifi cativo respaldo
entre la población al ser comparada con otras agencias
e instituciones gubernamentales (Bradford et
al., 2011). Uno de los principios fundamentales de la
policía en el Reino Unido es el consenso, dado que
es un sistema que confía en el apoyo popular. Este
elemento facilita el trabajo y la cooperación entre la
policía y la comunidad, que son la base misma de
la institución policial tal como la concibió Robert
Peel en 1829 (Lloyd, 2000).
En efecto, algunos estudios acerca de percepciones
sobre la policía muestran cómo esta opinión difi
ere según los grupos de edad, al revelar un mayor
nivel de apoyo a la gestión policial en individuos mayores
de 45 años, mientras que en menores de edad
se refl eja una falta de interés y de comunicación en
asuntos de crimen y seguridad en las calles, a partir
de visiones de los padres. De igual forma, es interesante
la visión de los jóvenes adultos, que muestran
poco interés a pesar de que son ciudadanos activos
en lo económico y laboral (Bradley, 1998). Otros
datos muestran que el 53% de los ciudadanos consultados
consideran que la policía realiza una buena
y excelente labor (Home Offi ce, 2008). Estos datos
son fundamentales para el análisis del referente en
el imaginario colectivo sobre los cuerpos policiales,
sobre todo cuando el principio básico que rige la
formación de estos es la relación entre la policía y
su comunidad. Sin esta legitimidad, no habría razón
para conservar estas formas de control social.
Actualmente existe una creciente conciencia
de la necesidad de reforma policial, que permita
retomar la misión de la institución que Robert Peel
defi nió a partir de la prevención del crimen y el
desorden, y que ahora se llama prevención del comportamiento
antisocial. Así, se busca acercar la institución
al ciudadano, a los nuevos retos delincuenciales,
en suma, promover un mayor acercamiento
entre la policía y la comunidad (Home Offi ce, 2010).
En este sentido, la reforma busca transferir poder a
las comunidades a partir de la creación de los Comisionados
de Crimen y Policía, que representan sus
propias comunidades, conocen mejor su problemática
y cuentan con la posibilidad de exigir cuentas.
En segundo lugar, la reforma pretende transferir poder del gobierno a los profesionales de policía. Por
último, se busca cambiar el enfoque del gobierno,
de las labores policiales a nivel micro, a un enfoque
centrado en el combate del crimen organizado y la
protección de las fronteras a partir de la creación de
una nueva agencia nacional (Home Offi ce, 2010).
El punto central de la estrategia es que la policía
actúe desde los intereses de las comunidades
y no necesariamente del gobierno, dado que son
ellas quienes mejor conocen las problemáticas
que las afectan. De igual manera, la estrategia pretende
empoderar la institución para dejar de lado
el impacto burocrático del gobierno y buscar un
acercamiento a la población a partir de un mejor
conocimiento de la situación delictiva en las calles.
En este sentido, un informe reciente mostró que
como consecuencia de la excesiva burocracia de
la institución y del gran número de procesos y
procedimientos, solo el 11% de los policías estaban
disponibles para el público cuando se necesitaban
(HMIC, citado en Home Offi ce, 2010).
La estrategia busca mejorar la lucha contra el
delito, al tiempo que se mejora la percepción y
el sentimiento de seguridad en la población. Para
lograr este objetivo, se toman las siguientes medidas
(Home Offi ce, 2010): a) Se crea la fi gura de los
Comisionados electos de Policía y Crimen, con el
principio fundamental de fortalecer la relación entre
la comunidad y la institución policial a partir de
una mayor transparencia y rendición de cuentas;
b) Empoderar a la policía para disminuir la burocracia
y, de esta manera, lograr una mayor efectividad
en la función policial; c) Cambiar el enfoque centrado
en las prioridades del gobierno nacional a un enfoque
más orientado a mejorar la seguridad en las
comunidades locales; d) Empoderar a la sociedad,
en especial a la rama de justicia criminal, el sector
de voluntariado, las alianzas privadas, el sector comunitario
y los individuos. En este sentido, se busca
la corresponsabilidad en el tema de seguridad para
privilegiar un enfoque multilateral y fundamentado
en la disminución del delito.
Es importante resaltar uno de los elementos fundamentales
de la reforma policial, que busca que
sea la misma comunidad la que establezca las prioridades
en la lucha contra el delito, hecho que cambia
el enfoque habitual de ser el gobierno central el que
defi ne los lineamientos principales. En este sentido,
se fortalece el sistema de policía comunitaria, que
es tradicional en varios países, pero se supera al entregar
un poder de decisión real a las comunidades,
pues son estas las que tienen un mayor conocimiento
de sus problemáticas y de las posibilidades de
resolverlas. Así, se espera que la elección de los Comisionados
de Policía y Crimen, que comenzó en el 2012, sea un mecanismo más efi ciente que la fi gura
de las Autoridades de Policía creadas en 1964.
En esta propuesta sobresale un concepto nuevo, que es el de la Gran Sociedad o Big Society, término que se refi ere a una sociedad con “altos niveles de personal, profesional, cívico y responsabilidad corporativa; una sociedad donde la gente resuelva de manera conjunta sus problemas y mejore su vida y la de sus comunidades” (Morgan, 2011). Este concepto es la base fundamental sobre la que descansa la elección de los Comisionados de Policía y Crimen, dado que la condición primaria es la participación activa de la sociedad civil en la toma de decisiones sobre los temas que más afectan las comunidades. Sin esta consolidación social, que implica altos niveles de capital social y de interés en los asuntos públicos, la nueva fi gura propuesta no sería nada más que un elemento novedoso, pero sin una aplicación práctica. En este sentido, se busca disminuir la burocracia y devolver el poder de toma de decisiones a la población. Este elemento debe ser tenido en cuenta, por cuanto no todas las comunidades cuentan con el mismo nivel de capital y cohesión social, ni el conocimiento necesario en los temas de convivencia que permitan la toma acertada de decisiones.
Los atentados del 11 de septiembre del 2001 mostraron
una vulnerabilidad signifi cativa ante amenazas
del terrorismo internacional y, a la vez, permitieron
la redefi nición de las principales problemáticas
que enfrenta la potencia mundial. En efecto, la Estrategia
de Seguridad Nacional califi ca este evento
como “el lado oscuro de la globalización” (The White
House, 2010), al comprender que las características
propias del mundo globalizado hicieron posible
la planeación y ejecución de un atentado terrorista a
gran escala, en una de las ciudades más seguras del
mundo, fi nanciado por redes terroristas mundiales
y a un costo bajo.
Entre otras agencias, se destaca el objeto de
Homeland Security o la Seguridad de la Patria, defi
nida como “los esfuerzos concertados a nivel
nacional para prevenir ataques terroristas en los
Estados Unidos, reducir la vulnerabilidad del país
frente al terrorismo, minimizar el daño y recuperarse
de los ataques cuando ocurran” (Homeland
Security Council, 2007). Sin embargo, es importante
señalar que operativamente existen cinco misiones
principales que se encuentran vinculadas a
objetivos específi cos en el tema de Homeland Security:
a) Prevenir el terrorismo y fortalecer la seguridad,
a partir de la prevención de ataques terroristas,
la prevención de la adquisición inadecuada de
elementos químicos, biológicos, radioactivos y nucleares,
y el manejo de los riesgos de la infraestructura
crítica1; b) Seguridad en las fronteras, a partir
de la coordinación de esfuerzos en el control terrestre,
marítimo y aéreo, para buscar el control de
movilidad y prevenir las acciones de la criminalidad
organizada transnacional; c) Fortalecimiento de las
políticas de inmigración; d) Protección del espacio
cibernético; e) Asegurar la resiliencia o capacidad
de las comunidades de reaccionar y recuperarse
rápidamente después de situaciones de desastres
(Departament of Homeland Security, 2010).
En el ámbito policial, una de las principales estrategias
es la necesidad de fortalecer la inteligencia
policial, que busca el análisis y la recolección de
información para documentos de inteligencia, sobre
la totalidad de delitos que se registran en las comunidades,
incluyendo el terrorismo. Este es un enfoque
“colaborativo basado en mejorar las operaciones de
inteligencia, el enfoque de policía comunitaria y
de solución de problemas, que ha sido considerado
benéfi co por muchos años y actualmente está siendo
utilizado por varias agencias de cumplimiento de la
ley” (Homeland Security Council, 2007).
Respecto a los niveles de confi anza y legitimidad
de la población en las instituciones policiales, varios
estudios han señalado que en los Estados Unidos la
población valora más la justicia en los procesos que
la efi cacia de estos (Bradford et al., 2011). Este elemento
se relaciona con la necesidad que tiene la población
de confi ar en las instituciones, y en especial
en los fundamentos legales, éticos y morales que
sustentan los procedimientos policiales. De igual
manera, los estudios identifi can como esencial el
contacto entre la policía y la comunidad, y principalmente,
la calidad de la interacción. En este sentido,
el lazo entre ellos se fortalece cuando las personas
confían en los policías y los identifi can como aliados
y no como enemigos potenciales.
Adicionalmente, se ha comprobado que la rectitud y la justicia en los procesos llevados a cabo por la policía no solo tienen un impacto en el nivel de legitimidad de la población, sino el efecto de alinear los comportamientos de la sociedad hacia el cumplimiento de la ley, lo que es beneficioso para la sociedad (Bradford et al., 2011). Este argumento fortalece la necesidad de apoyar los procesos de transparencia y de rendición de cuentas de los cuerpos policiales.
Como bien lo señala Herrera, “las organizaciones
policiales no se desarrollan al margen del escenario
que las envuelve. Las sociedades cambian y
así también sus policías. Los cambios en el contexto
sociopolítico de la mayoría de los países contribuyen
a que la década del noventa concluya con una
discusión sobre las transformaciones necesarias en
el accionar de nuestras policías en Latinoamérica”
(Herrera et al., 2005).
Es indiscutible la importancia que presenta la
globalización en todos los aspectos de la vida cotidiana,
específi camente en las esferas social, política,
económica y cultural de los países. De igual manera,
es innegable el impacto del fenómeno en las instituciones,
componente fundamental de la política
de gobierno para prevenir y controlar el fenómeno
delictivo, aunque de manera no exclusiva, puesto
que la promoción de la convivencia y las medidas
precautelativas de las incivilidades son funciones
básicas de los científi cos en policía y de su apoyo a
las instituciones con poder de policía. En este sentido,
la importancia de analizar las tendencias y los
posibles impactos de la globalización en los cuerpos
policiales radica en la necesidad que tienen la
institución y los gobiernos de anticiparse a las problemáticas
futuras para responder plenamente a
las necesidades de la sociedad. En este sentido, las
principales recomendaciones para la Policía Nacional
de Colombia son:
• Se necesita continuar con el proceso de modernización
y profesionalización de la Policía
Nacional, de acuerdo con las necesidades
del nuevo milenio. En este sentido, es fundamental
seguir con la renovación curricular de
los mecanismos de formación policial y complementarla
con un fortalecimiento de las
políticas de transparencia y de rendición de
cuentas, no solo de la institución sino con la
comunidad. Esto permitirá brindar nuevas herramientas
al policía para cumplir su función
de protector de la convivencia, a partir de un
mayor acercamiento con la comunidad, que es
la esencia misma de la función policial.
• Se requiere fortalecer los esquemas de cooperación
policial a nivel regional y global, con el objetivo
de potenciar redes que ayuden a una mejor
lucha contra las amenazas que actualmente están
latentes. En este sentido, el análisis mostró
cómo los países examinados enfrentan amenazas
similares en términos de terrorismo, crimen
organizado transnacional, desastres naturales,
delitos fi nancieros y cibernéticos. Colombia,
aunque se diferencia de ellos en el confl icto interno,
comparte las demás preocupaciones, con
un énfasis especial en el tráfi co de armas, de
narcóticos, especies y órganos. Sin mencionar
el impacto regional que signifi ca la presencia
de grupos armados ilegales, que son califi cados
como terroristas a nivel mundial. En esta línea,
es necesario fortalecer los grupos de diálogo, así
como los mecanismos de cooperación policial bilaterales
y multilaterales.
• Es fundamental fortalecer más el componente
tecnológico de la función policial, para obtener
mejores resultados en el control y la prevención
del fenómeno delictivo. Esto se activa con
la adquisición de tecnologías que permitan vigilar
puntos de alta criminalidad, fortalecer
la comunicación entre los policías y la comunidad
para mejorar los tiempos de respuesta.
Sin embargo, es importante considerar que la
sola tecnología, sin el fortalecimiento de equipos
técnicos, de investigación y análisis, no
conseguirá un impacto fundamental en la política
de control del delito.
• Fortalecer los centros de investigación y estudios,
a partir de una colaboración activa con universidades,
centros de pensamiento y con agencias
gubernamentales y del sector privado, para el
análisis e intercambio de información y documentos.
Es indispensable continuar el proceso
de fortalecimiento de la investigación en este
campo, para profundizar en los aspectos que
la defi nen, las nuevas tendencias y continuar el
desarrollo de teorías que generen conocimiento
profundo y universal.
• Es necesario analizar el tema demográfi co, porque
el crecimiento sostenido tiene un impacto en la confi guración del delito y los confl ictos en
los próximos años. También el tema migratorio
y de movilidad, pues la policía debe prepararse
para las situaciones que se avecinan en esta área.
Una de las principales funciones que cumplirá la
policía en los próximos años es la mediación y resolución
de confl ictos, como medida fundamental
para alcanzar la convivencia. En este sentido,
se requerirá profundizar y capacitar más a los
miembros de la institución en este tipo de situaciones,
que sin duda serán un reto, por la diversidad
de poblaciones que convivirán en Colombia
como consecuencia del aumento demográfi co y
la movilidad regional. Es necesario anticiparse a
este tipo de confl ictos en las comunidades.
• Es importante prevenir el aumento de confl ictos
sociales por causa de la inequidad y la falta de oportunidades.
Casos como las marchas estudiantiles o
los confl ictos con comunidades indígenas, que se
presentan en Colombia y en varios países de América
Latina, hacen evidente el sentimiento creciente
de inconformidad por las políticas económicas y
sociales, que perpetúan los modelos de inequidad,
falta de igualdad, movilidad social, acceso a la educación,
sistemas de salud y oportunidades laborales.
Como se mencionó anteriormente, existe claridad
de la relación entre este tipo de ambientes
y la comisión de hechos delictivos. En esta línea, la
Policía Nacional debe prepararse para enfrentar
estas situaciones, que se verán acrecentadas y demandarán
de la institución, como ente armado del
Estado, no solo una mejor respuesta ante las movilizaciones,
sino un fortalecimiento de la política
de convivencia en las comunidades para generar
espacios de diálogo.
• A partir del análisis de las experiencias en otras
latitudes, es clara la tendencia de la profundización
del componente comunitario en la relación
entre la policía y la comunidad, pues esta es un
elemento básico que defi ne y debe regular la
existencia de las instituciones policiales. Así, es
importante que la Policía Nacional continúe el
proceso de aplicación y de evaluación del Plan
Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes,
que ha mostrado resultados positivos en el
corto período que lleva de ejecución. Sin embargo,
el fortalecimiento del componente comunitario
debe también involucrar el de los programas
de rendición de cuentas y de transparencia
de la institución, para mostrar resultados y lograr
una disminución signifi cativa de la corrupción.
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