SEGURIDAD CIUDADANA UNA MIRADA DESDE LA CRIMINOLOGÍA









Catalina Bello Montes*

“La violencia urbana genera la percepción de inseguridad, por cuanto la inseguridad es una construcción social que proviene de la distorsión que la violencia produce en las relaciones sociales. Por ello, el crimen y el temor infl uyen negativamente sobre la estabilidad, el desarrollo social, económico y sustentable de las ciudades, sobre la calidad de vida de las personas y los Derechos Humanos, y con ello, en la apropiación de la ciudad por parte de los ciudadanos”.

Alejandra Lunecke, “La prevención del delito en América Latina: hacia una evolución de las experiencias prometedoras”

Resumen

El objetivo del artículo es analizar el tema de la seguridad ciudadana en América Latina como elemento fundamental en la agenda pública local, examinar las principales características del fenómeno delictivo en la región, el miedo y la percepción de inseguridad de la ciudadanía al igual que la formulación de cursos de acción desde una perspectiva de política pública. De igual manera, se busca analizar el rol que debe cumplir la criminología en la redefi nición de nuevas estrategias que conduzcan a la disminución de la actividad criminal en espacios urbanos.

Abstract

The aim of this article is to analyze citizen security in Latin America as a basic element of the local public agenda and to examine the principal characteristics of crime in the region and the citizenry’s fear and perception of danger, as well as the formulation of courses of action from a public policy perspective. Likewise, it seeks to analyze the role that criminology should play in the defi nition of new strategies leading to reduction of criminal activity in urban areas.

* Profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales, Universidad Externado de Colombia. Analista del Centro de Investigaciones Criminológicas de la Dirección de Investigación Criminal DIJIN, Policía Nacional.

Introducción

La seguridad es una de las principales preocupaciones de los ciudadanos y por tanto, de los gobiernos locales y nacionales que trabajan para ofrecer políticas públicas efectivas en el control de la criminalidad. En efecto, más allá de tratarse de actos delictivos que afectan la convivencia ciudadana, tienen un impacto negativo en la percepción de seguridad, elemento importante en la calidad de vida. En América Latina, se han registrado iniciativas significativas para el mejoramiento de la seguridad ciudadana. Específicamente en Colombia, se han repor tado exitosas experiencias sólo por mencionar los casos de las tres áreas metropolitanas más importantes del país: Bogotá, Medellín y Cali.

La seguridad ciudadana2 adquiere mayor importancia a partir de la década de los 80, con el incremento de la relación violencia-criminalidad en espacios urbanos. Así mismo, el fenómeno de urbanización acelerada y descontrolada que se constata desde esta época influye en la mayor visibilidad e impacto que tienen estas conductas delictivas en la población civil.3

En efecto, como acertadamente señala Alejandra Lunecke, en Latinoamérica el tema de la seguridad ciudadana reporta una evolución muy reciente y, de igual manera, su manejo en los países de la región muestra un desarrollo desigual.4 La violencia en este continente no es un fenómeno nuevo. De hecho durante el siglo XX fue la primera causa de muerte entre personas cuyo rango de edad estaba entre los 15 y 44 años. A partir de la década de los 90, el tema se desarrolló bajo un enfoque de seguridad pública, a excepción de Brasil que en los años 80, introdujo nuevos conceptos que manejaban el problema a partir de iniciativas comunitarias. Por tanto, las políticas gubernamentales se fundamentaron en el control de la violencia dejando de lado otros enfoques igualmente importantes. A partir de la década de los 90, la prevención adquiere un lugar primordial en el tema de la seguridad ciudadana con fundamento en el respeto de los Derechos Humanos.

2 “La seguridad ciudadana es la protección del normal funcionamiento de las instituciones democráticas, la defensa del ciudadano ante la criminalidad en cada una de sus facetas y tipologías, la defensa de los ciudadanos ante la corrupción y otras formas de actuaciones asociales que puedan impedir o dificultar el normal desarrollo y disfrute de los derechos fundamentales de la persona”. Delgado Aguada y Guardia Maduell, Seguridad Ciudadana y Función Policial: una aproximación al análisis de entornos complejos, 1994, citado en Rosa del Olmo, “Ciudades duras y Violencia urbana” en Nueva Sociedad, N 167, mayo a junio de 2000.

3 Ibíd.

4 Alejandra Lunecke, “La prevención del delito en América Latina: hacia una evolución de las experiencias prometedoras” en Políticas de Seguridad Ciudadana en Europa y América Latina, Chile 2004.

Principales preocupaciones ciudadanas en América Latina y el Caribe 2000 - 2004

El tema del crimen y la violencia se encuentra entre las principales preocupaciones de los ciudadanos. Así lo muestra la Tabla 1, en la que ciudadanos latinoamericanos y del caribe clasificaron sus mayores temores. Durante los 5 años de estudio, la criminalidad se situó dentro de los cinco primeros lugares después del desempleo, los bajos salarios, la corrupción y la pobreza.

En América Latina se observan cuatro características de la criminalidad que son comunes a la mayor parte de los países y que permiten una aproximación a la manera como deben desarrollarse y formularse las políticas públicas en la materia.

En primer lugar, durante la década de los 90 se advirtió un incremento en las tasas de homicidio en los países latinoamericanos superior al promedio mundial. La violencia, a pesar de no tratarse de un fenómeno reciente en la historia del continente, adquiere una connotación urbana mucho más marcada en esta época, afectando tanto la seguridad real de las personas como la percepción que ellas tienen sobre ésta.

En segundo término, la delincuencia juvenil se configura como un problema significativo en la región. Los jóvenes aparecen como las principales víctimas de la mayoría de delitos y también como agresores.

Tabla 1

Fuente: Mayra Buvinic, Jorge Lamas y Eric Alda, Emphasizing Prevention in Citizen Security, BID, Washington, 2005.

En este sentido, es útil recordar la experiencia de países centroamericanos que luchan por controlar el fenómeno de las Maras. Esto se relaciona directamente con el incremento de las pandillas juveniles en las ciudades y con las políticas desarrolladas a nivel latinoamericano para el control y rehabilitación del menor delincuente.

En tercer lugar, la infl uencia que tuvo el fenómeno del narcotráfi co en la delincuencia común y organizada al permitir el desarrollo de redes de sicariato y el fortalecimiento de grupos de delincuencia en toda la región.

Finalmente, la regionalización del delito o confi guración del carácter trasnacional de los mismos, que permite que se crucen fronteras fácilmente y que una misma conducta delictiva tenga impacto en varios países de la región. Esto es particularmente importante en el caso de delitos como el narcotráfi co, el lavado de activos, el tráfi co de armas, entre otros.5

Igualmente, existe un consenso sobre algunos factores que originan cambios en las frecuencias y en los niveles de criminalidad. Algunos de ellos son: la densidad de población y el grado de urbanización; variaciones en la concentración de la población, principalmente en jóvenes; condiciones económicas entendidas como el nivel de ingreso per capita, niveles de pobreza, tasa de desempleo; factores culturales, educativos, religiosos; condiciones familiares como cohesión, divorcios, problemas de alcoholismo y fármaco-dependencia; efectividad de las agencias estatales en su función de prevención del delito y adecuados o inadecuados Sistemas de Política Criminal.6

El miedo y la percepción de seguridad

5 Ibíd.

6 FBI, Uniform Crime Reports, January - December 2003.

Como consecuencia de la violencia, el ciudadano desarrolla sentimientos de miedo a ser víctima de algún delito. De hecho, una de las principales consecuencias del incremento de los delitos en América Latina durante la década de los 90 fue el aumento de la percepción de inseguridad en la región.

Estudios sugieren que el miedo es mayor a la probabilidad real de ser víctima7, principalmente por el proceso de compar tir experiencias traumáticas con relación al crimen entre amigos y familiares, y finalmente, por el papel que cumplen los medios de comunicación en la forma como se difunden las noticias. Este sentimiento impone restricciones a las personas que lo sufren, límites de movilidad, hora de salida, lugares percibidos como de alta peligrosidad, entre otros.

La percepción de inseguridad tiene un impacto significativo en los ciudadanos al afectar la calidad de vida en la medida en que genera desconfianza y limita el uso de los espacios públicos. De igual manera, afecta el entorno económico y, por ende, la competitividad de la ciudad, el potencial turístico y la inversión extranjera. La violencia tiene un impacto económico con respecto a los costos directos e indirectos, al malestar psicológico que genera en la ciudadanía, a las medidas preventivas y de seguridad que toman los individuos ante el miedo y la incer tidumbre que padecen.8

Por citar un ejemplo, la encuesta de percepción y victimización de la Cámara de Comercio de Bogotá repor tó que entre 1998 y 2005 no existió relación entre la seguridad real y la percepción de seguridad. Por el contrario, esta última fue superior al índice de personas que fueron afectadas por diversos delitos. De igual manera, los delitos que más afectan a los colombianos son el atraco y el raponazo, es decir, los que afectan su seguridad cotidiana y ciudadana9. Los factores que más afectan la percepción son las condiciones socio-económicas como el desempleo, la pérdida de valores morales, la falta de seguridad ciudadana; seguida por la presencia de grupos al margen de la ley como grupos de delincuencia común, pandillas, grupos de subversión y autodefensas.

7 Roberto Briceño León, “La nueva violencia urbana de América Latina” en Violencia, sociedad y justicia en América Latina, Buenos Aires: CLACSO, septiembre de 2001.

8 Es así como en Colombia se calculan los costos directos de la violencia como el 11,4% del PIB, alcanzando el 24% si se incluyen los costos indirectos y las transferencias. Citado en Ibíd.

9 Cámara de Comercio de Bogotá, La Visión Empresarial de la Percepción de seguridad en Bogotá, abril 19 de 2006 en www.ccb.org.co.

Esta situación advier te sobre la necesidad de for talecer los programas de prevención del delito desarrollados a nivel local y nacional y, de igual manera, mejorar la percepción de entornos públicos. Estas estrategias deben contar con el apoyo de los medios de comunicación y deben ir acompañadas por campañas de sensibilización orientadas a fomentar compor tamientos ciudadanos de solidaridad.

Papel de la criminología en el tema de la seguridad ciudadana

La criminología debe configurarse como un elemento impor tante en la definición y desarrollo de las políticas públicas que busquen mejorar la seguridad ciudadana. Varios analistas coinciden en que se ha registrado un cambio impor tante en la criminología en los últimos años. Son cinco los principales hechos: primero, el concepto de crimen se reconoce como más complejo y en materia de formulación de políticas menos útil de lo que se consideraba anteriormente. Esto se relaciona con la impor tancia que se dio en décadas anteriores a la definición del fenómeno criminal a par tir de rasgos físicos de la persona o a características sociales, entre otros elementos. Ahora, se reconoce que el crimen tiene su origen en aspectos sociales, políticos y económicos y que cualquier política pública que busque controlarlo debe tener en cuenta estos elementos.

En segundo lugar, las explicaciones del fenómeno delictivo en términos de causalidad son complicadas y no siempre acertadas. Tal fue el caso de la relación pobreza-violencia, aceptada hace unas décadas y ya sin vigencia en el marco actual. Esto sugiere que las relaciones de causalidad no son un marco general sino que deben ajustarse a análisis específicos en un espacio determinado y con variables precisas.

Tercero, la criminología debe ser el estudio del crimen en un espacio y categoría específica, al igual que las consecuencias y la efectividad de la respuesta de la sociedad al fenómeno. Esto implica la necesidad de analizar el hecho delictivo a par tir de las par ticularidades de cada región y tomando como base los elementos que puedan incidir en las tendencias criminales.

Cuar to, el problema de los datos estadísticos y su correlación para efecto de análisis debe realizarse de manera específica y nunca fundamentarse en generalizaciones.10 La correlación de variables de delitos y aspectos sociales, de distribución de ingreso, empleo, pobreza, permite descubrir patrones en los esquemas de criminalidad en un país determinado para diseñar planes y programas que posibiliten cambios sustanciales en el fenómeno delictivo. Sin embargo, es impor tante saber que los patrones nunca van a ser generales sino específicos para cada estudio realizado. En este sentido es preciso señalar las nuevas tendencias de análisis de datos con los sistemas de geo-referenciación de la información y el uso de programas informáticos que permiten un mejor análisis y procesamiento de los mismos.

Por último, los estudios criminológicos que relacionan tasas de delitos con parámetros socio-económicos deber ser vistos de manera analítica sin considerarlos como un hecho incuestionable sino, por el contrario, sujeto a verificación.

De igual manera, la criminología muestra avances impor tantes en la definición de conceptos innovadores que permiten el control y disminución del delito.

La percepción de seguridad tiene un impacto significativo en los ciudadanos al afectar la calidad de vida en la medida en que genera desconfianza y limita el uso de los espacios públicos. De igual manera, afecta el entorno económico y, por ende, la competitividad de la ciudad, el potencial turístico y la inversión extranjera.

Algunos de ellos son la prevención11 y el papel de las víctimas en el fenómeno delictivo. Es así como se desarrollan con mayor fuerza los programas de prevención del crimen en ámbitos locales y nacionales, y así mismo, se desarrolla la justicia restaurativa con el fin de indemnizar y hacer par te activa a las víctimas en el proceso penal.

10 Tomado de Robin Burnham, “Crime, development and contemporary criminology”, Essays on crime and development, UNICRI, Publication No. 36, Rome, July 1990.

11 “La construcción conceptual de la prevención es compleja y se fundamenta en el desarrollo de una pluralidad de teorías criminológicas principalmente anglosajonas y francesas. Sin embargo, todas ellas centran su mirada en el impacto de la estructura social sobre las conductas desviadas, la criminalidad y los factores sociales que determinarían dichas conductas. Por otra parte la prevención situacional da cuenta de modelos de trabajo que con la participación comunitaria buscan reducir la oportunidad de ocurrencia del delito, a través del diseño urbano.” Tomado de: Alejandra Lunecke, Op. Cit.

En efecto, los programas de prevención del delito buscan conver tirse en un complemento de las acciones frecuentes de control y castigo sobre los delincuentes en la medida en que involucran la participación activa de la sociedad en este proceso. Esto conlleva la obtención de mejores resultados en la reducción de la criminalidad y una mayor percepción de seguridad en lugares estigmatizados por la ciudadanía.

Por otro lado, la justicia restaurativa es un área relativamente nueva en el área de la victimología y la criminología. Parte de la base fundamental del impacto del crimen en los individuos y en las comunidades y, por esto, es indispensable reparar el daño en medio de un proceso que permita la participación activa de las partes involucradas. De esta manera, la víctima, el ofensor y los miembros de la comunidad juegan un papel determinante en la solución que se dará al conflicto. En última instancia, el Estado se convierte en un facilitador del proceso de rendición de cuentas del ofensor y la reparación de la víctima.12

Es así como la justicia restaurativa se convierte en una repuesta sistemática al excesivo énfasis que anteriormente se hacía en el delincuente, centrando la atención en las víctimas, en las formas de reparar el daño causado, involucrar a los tomadores de decisiones en el tema y transformar la relación tradicional entre las comunidades y sus gobiernos al momento de responder a actos criminales. En suma, se busca mirar más allá de la retribución con el objetivo de buscar soluciones que sanen relaciones fallidas13.

Al crear esquemas que permitan el paso de políticas públicas exclusivamente centradas en el papel del Estado represor en tránsito hacia políticas consensuadas en las que la comunidad y el ciudadano individual tenga participación, la criminología apoya y ofrece herramientas que permitan un descenso de la inseguridad ciudadana: en su parte objetiva, con la disminución y control real del delito, y en su parte subjetiva, con el decremento de la percepción de inseguridad.

Para concluir, el reto es el diseño de mejores políticas públicas de seguridad en Latinoamérica que a partir del uso de las herramientas que ofrece la doctrina criminológica y con el análisis de las particularidades del fenómeno delictivo en la región consigan la reducción de los niveles de criminalidad y el incremento de la percepción de seguridad en los espacios urbanos. Todo esto fundamentado en el concepto de la corresponsabilidad en materia de seguridad: los Estados y la ciudadanía deben apoyar estos procesos y asumir la responsabilidad por su propia seguridad.

Conclusiones

• Varios estudios señalan las condiciones fundamentales para la consolidación de políticas exitosas de prevención de la delincuencia y mejoramiento de la seguridad ciudadana. La primera se relaciona con el desarrollo de enfoques integrales de prevención. De igual manera, la coordinación de las agencias estatales encargadas del tema, con participación de la ciudadanía en iniciativas de tipo local y con el apoyo de los medios de comunicación. La voluntad política es un elemento imprescindible para el éxito de los procesos14. Estas deben ser condiciones que deben tenerse en cuenta ante la formulación de una política pública.

12 Dan Van Ness, ¿Qué es la Justicia Restaurativa? En http://www.justiciarestaurativa- colombia.org/

13 What is restorative justice?, Criminal Justice Resources, www.lib.msu.edu

14 Alejandra Lunecke, Op. Cit.

• Es fundamental continuar con el proceso de redefinición de las políticas públicas en materia de seguridad, tal como se viene realizando en los demás países latinoamericanos: con enfoques de proximidad con la ciudadanía, de trabajo con las víctimas y, por supuesto, sin dejar de lado las agencias del Estado y la Policía Nacional.

• Es primordial apoyar el proceso de consolidación de la criminología como herramienta de análisis que permita una adecuada aproximación al fenómeno delictivo y, consecuentemente, una formulación de políticas públicas que mejoren la seguridad en espacios urbanos. En este sentido es necesario el for talecimiento de los obser vatorios del delito y la búsqueda de mejores herramientas que faciliten el análisis y proporcionen un mayor conocimiento del fenómeno delictivo en la región.