Bolívar. La Policía Nacional en Bolívar implementa un sistema de medición policial que permite evaluar sus operativos y la eficacia en la resolución de conflictos. Esta iniciativa, vigente desde hace varios años, busca optimizar la gestión institucional, reducir la violencia y fortalecer la confianza ciudadana.
La medición policial consiste en recopilar y analizar datos sobre intervenciones, tiempos de respuesta, resolución de casos y niveles de satisfacción ciudadana. Este enfoque basado en indicadores permite identificar fortalezas y debilidades en la actuación policial, lo que facilita ajustes estratégicos informados.
En Bolívar, un departamento con retos particulares en materia de seguridad y convivencia, las autoridades han decidido apostar por esta metodología para diseñar acciones más efectivas y focalizadas. Además, se busca que la policía sea vista no solo como una fuerza de control, sino como un actor activo en la resolución pacífica de conflictos.
Al respecto, el coronel Alejandro Reyes Ramírez, comandante del Departamento de Policía Bolívar, afirmó: “Con la medición policial podemos evaluar cada intervención, aprender de nuestras fortalezas y corregir las fallas para garantizar respuestas más rápidas y efectivas a la comunidad.”
Según estadísticas internas, las primeras mediciones muestran una disminución de incidentes en zonas priorizadas y una mejora en la percepción de seguridad por parte de los ciudadanos. Esto sugiere que el sistema está teniendo un impacto positivo, aunque las autoridades aseguran que continuarán monitoreando.
En su hoja de ruta, el coronel Reyes Ramírez ha resaltado que esta estrategia se alinea con las políticas institucionales de la Policía: Seguridad, Democracia y Dignidad.
Además, durante la rendición de cuentas del año 2024, indicó la importancia de la transparencia: “Queremos que la ciudadanía no solo conozca nuestros resultados, sino que también participe en la construcción de una policía más cercana, efectiva y confiable.”
La adopción de la medición policial en Bolívar representa un cambio de paradigma en la seguridad: una apuesta por la evaluación constante y la resolución pacífica de conflictos. Si los resultados continúan bien, este modelo podría servir como ejemplo para otras regiones del país, demostrando que una policía basada en datos y al servicio de la comunidad es posible.