El 30 de agosto, el sol cartagenero besaba la ciudad con un calor dorado, inundando de luz cada calle y cada ola. El aire salado danzaba con la brisa, mientras la vida estallaba en colores vibrantes. Pero en medio de esta explosión de belleza, el silencio se convierte en un grito contenido, la ausencia, en una herida que sangra.
Conmemoramos a aquellos que nos fueron arrebatados, los héroes anónimos que entregaron sus vidas por la paz de Colombia, y cuyo paradero aún desconocemos. Sus nombres resuenan en el eco de la memoria, un susurro constante en cada rincón de Bolívar, una punzada en cada corazón que anhela la verdad.
Hoy, la Unidad Policial para la Edificación de la Paz (UNIPEP) del Departamento de Policía Bolívar se alza como un faro de esperanza en medio de la oscuridad. Honramos a nuestros compañeros caídos, a sus familias, a sus seres queridos, con un compromiso inquebrantable: no olvidaremos su sacrificio. Sus rostros, grabados en el alma colectiva, nos impulsan a seguir buscando, a seguir exigiendo justicia, hasta que cada lágrima derramada encuentre consuelo.
"En este día de conmemoración, reafirmamos nuestro compromiso con la búsqueda de la verdad y la justicia para las víctimas de desaparición forzada. Su memoria es un faro que guía nuestro trabajo por la paz y la reconciliación en Bolívar". Aseveró el coronel Alejandro Reyes Ramírez, comandante Departamento Policía Bolívar.
En este día de reflexión, reafirmamos nuestra promesa de verdad, justicia y no repetición. Que el dolor se transforme en fuerza, que la memoria ilumine el camino hacia un futuro donde la desaparición forzada sea solo un oscuro capítulo en la historia. Que sus voces, aunque silenciadas, sigan resonando en cada acto de paz, en cada gesto de reconciliación, en cada latido de esperanza.
Porque la paz se construye sobre la verdad, y la verdad se nutre de la memoria. Y mientras recordemos, ellos vivirán en el eco de nuestros corazones.