Un día de guerra, tres hermanas indígenas, con sus 14 hijos, todos menores de edad, llegaron a las calles Chigorodó, en el verde Urabá antioqueño, huyendo de las balas del monte. Se acomodaron en un viejo rancho, que amenazaba con caerse. Hasta allí llegó la mano amiga del subteniente Wilsair Soto Peña, un policía experto en construir sueños. Después de escuchar su tragedia y corroborar sus condiciones de vida prometió hacerles una casa digna.
El oficial, nacido en Pitalito (Huila) hace 32 años, recurrió a la caridad pública, a la mano de obra de auxiliares de policía y a su capacidad gerencial para convertir las ruinas en un hogar de concreto, protegido por tejas de barro, con cuatro habitaciones, baño, cocina y hasta patio de ropas. La dotó con cinco camarotes, con sus colchones y cobijas, una estufa a gas y hasta con un moderno televisor. Y así cambió la vida de estos desplazados. Lo mismo había hecho meses atrás con una abuela de 72 años, que vivían en condiciones infrahumanas y llevaba cinco años postrada en una cama, tan solo al cuidado de su enfermo y veterano esposo. No solo les entregó una casa nueva, a la cual se le adaptó un baño especial, sino que hasta consiguió una cama hospitalaria para el mejor reposo de la agradecida abuela. De la generosidad de este uniformado, que comenzó siendo auxiliar bachiller, luego pasó a ser patrullero y después dio el salto al oficialato, también da cuenta un hombre enfermo, de 68 años y con una pierna amputada, que intenta ganarse la vida para él y sus tres pequeños hijos, como zorrero del pueblo. A esa familia también le construyó una casa digna.
La más reciente la levantó para una joven víctima del polio, y hoy construye la quinta casa, para otra joven mujer, madre de dos niñas, de 7 y 10 años, que padece una penosa enfermedad y que pronto tendrá que someterse a una cirugía a corazón abierto. Por su apego a la ley, este hombre de fe siempre se cuida en verificar que el lote donde construye los sueños de los olvidados sea legal y cuente con los servicios básicos.
“Como policía, me siento orgulloso de ayudarles a los más necesitados a tener un hogar digno”.
Tomado del libro “Nuestras historias”, 50 crónicas de héroes anónimos.