En 2014, la capital del Magdalena vivió una de las peores sequías de los últimos años, debido a la ausencia de lluvias y a los bajos niveles de los ríos Manzanares, Piedras y Gaira, que abastecen el acueducto local.La crisis por la falta de agua potable hizo que la empresa Metroagua, operadora del acueducto, implementara racionamientos en casi toda la ciudad y que algunos barrios fueran abastecidos con las descargas de carro tanques.Igualmente, en los sectores donde el agua no llega por las redes se instalaron tanques comunitarios, suministrados por la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y la Alcaldía Distrital, que eran llenados con carro tanques.Este panorama hizo que la Policía Metropolitana y el Sena decidieran trabajar, desde octubre pasado, en la campaña ambiental 'A todo pulmón, Santa Marta respira', con el propósito de reforestar con árboles nativos la cuenca alta del río Minca, que nace en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta.Este río, que cuando atraviesa por la zona urbana toma el nombre de Gaira, abastece la planta de tratamiento El Roble, que surte a El Rodadero, Gaira y el corredor turístico de la zona sur de la ciudad.Aprovechando la llegada de las lluvias, un equipo de la Policía y el Sena subió al corregimiento de Minca, ubicado a 14 kilómetros de Santa Marta y a unos 650 metros sobre el nivel del mar, para conocer el estado de los bosques y ver cuáles eran los sectores más deforestados.La zona escogida, según Giovanna Charris, tecnóloga en control ambiental e instructora del Sena, está afectada por la tala indiscriminada de árboles para cultivos ilícitos y de café, los incendios forestales y la construcción de viviendas a menos de 50 metros de la ribera, lo que ha generado la erosión del suelo.Luego de la visita de campo se adquirieron los árboles que iban a ser sembrados, a través de un programa de apadrinamiento en el que voluntarios adoptaban uno donando 1.000 pesos. Con los recursos recolectados compraron ceiba y caoba, que son característicos del bosque tropical húmedo, en un vivero de Santa Marta.El lanzamiento de 'A todo pulmón, Santa Marta respira' se realizó el 10 de octubre pasado y días previos a la siembra de los árboles se hizo una sensibilización, puerta a puerta, en Minca sobre el manejo de residuos sólidos, el cuidado del agua y del medio ambiente.Posteriormente, se realizaron tres jornadas de reforestación con la participación de aprendices del Centro Acuícola y Agroindustrial de Gaira, el grupo de carabineros y carabineritos de la Policía Metropolitana de Santa Marta y algunos miembros de la comunidad.Los árboles sembrados son de entre 70 centímetros y un metro de altura. A la fecha han plantado 1.500 árboles, a los que les hacen monitoreo, les podan la maleza y vigilan su crecimiento. La meta es sembrar en total 5.000 árboles en Minca y las veredas La Tagua y El Campano."Lamentablemente nuestra Sierra Nevada ha sido deforestada de forma brutal sin medir las consecuencias de lo que esto impacta a nivel ambiental, debido a eso estamos sufriendo el bajonazo de los caudales de los ríos y con esta campaña tratamos de recobrar una gran parte de esos árboles que se han cortado", dijo el comandante operativo de la Policía Metropolitana, coronel Luis Quintero.La recuperación de la ronda del río Minca con la siembra de árboles nativos ayuda con sus raíces absorbentes a mitigar las inundaciones, evita la evaporación del agua y mejora las condiciones de filtración y regulación del agua subterránea. También les devuelve su hogar a las aves nativas y produce oxígeno para respirar mejor.A finales de enero, cuando la temporada seca causada sea más intensa, tienen previsto plantar otros 1.000 árboles. La invitación a los samarios es a que se vinculen adoptando uno para contribuir a reforestar.Restauración es claveA la reforestación del río Gaira también se ha vinculado la Fundación Bachaqueros, que desde hace dos años y medio trabaja en la recuperación socioecológica de las cuencas media y baja de este afluente, a través de la siembra de árboles nativos como ébano, cedro y carreto, que están en riesgo de extinción, en 35 fincas que se encuentran en la ronda hídrica.Actualmente, tienen cuatro viveros comunitarios, en la sede de la Fundación, en el sector del Centro Acuícola y Agroindustrial del Sena en Gaira, las veredas El Canal y Mosquito y la reserva Las Delicias, donde la meta de producción es de 10.000 árboles nativos para repoblar.También trabajan en la recuperación de los nacimientos de agua, con el cerramiento con cercas de alambre para evitar que las personas deforesten y el ingreso de ganado. Cuentan con el apoyo del programa Paisajes de Conservación, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) y el Fondo Patrimonio Natural. El tiempo