Corrían los tiempos de El Bogotazo y la Violencia en Colombia y en el pequeño caserío de Los Cayos (Sucre), un pequeño hacía sus propios juguetes: soldados y policías de barro montados en patrullas de palo. Uno de los muñecos, precisamente, era él mismo, Alcibiades Manuel Padilla Mejía, el niño que creció y que a los 15 años ya estaba prestando servicio militar y a los 18 ya había moldeado su sueño infantil: ser policía. De la mano de su habilidad para tocar trompeta, cosa que aprendió en el Ejército, el destacado sargento Padilla ¿así lo conocen en toda Córdoba- entró de lleno a la Banda Marcial de la Policía en ese departamento hasta convertirse en su director y en el profesor de varias generaciones. Y tras casi 25 años de labores pasó al retiro, pero a la fecha sigue enseñando lo que sabe. ¿Para mí, la vida en la Institución marcó un cambio total en mi existencia, tanto que muchas personas cuando me ven con el uniforme puesto me preguntan: ¿Fue que te reintegraste a la Policía?¿. Yo les contesto que sí."Es curioso, aunque estuve en otras regiones mientras hacía los cursos para ascenso, los comandantes siempre me regresaron al departamento de Córdoba, donde laboré todo el tiempo. En agradecimiento a ellos, aún después de retirado, continúo activo en la Institución: policía un día, policía toda la vida".