El Rayo que marcó la vida de “Orlandito”

El Rayo que marcó la vida de “Orlandito”

País. Uniformados adscritos al Grupo Especial de Hidrocarburos apadrino a un niño cuya madre recibió una descarga eléctrica natural cuando estaba en estado de gestación.
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​Del cielo encapotado cayó un rayo que impactó la frágil humanidad de la madre embarazada, que en medio del aturdimiento buscó refugio en su rancho de madera, tan solo protegido por unas pocas tejas de zinc castigadas por el abrasador sol costero.Sabía que algo malo le había pasado a la criatura, tal como quedó confirmado el día en que nació "Orlandito", el último de sus seis hijos, todos menores de edad.El médico le diagnosticó hidrocefalia, acumulación de líquido dentro del cráneo, y pronosticó que el infante no viviría más allá de un año.Pero ya ha pasado casi una década y hoy el pequeño, aunque confinado a una silla de ruedas, prosigue su existencia aferrado a un rayo de esperanza que recientemente y de manera intempestiva apareció de la nada.Ocurrió el día en que el Grupo de Operaciones Especiales de Hidrocarburos No. 1, de la Policía Nacional, encargado de proteger oleoductos y otras formas de transporte de petróleo, gasolina y carbón en la Troncal del Caribe, buscaba un sitio seguro y apacible para descansar unos minutos, hidratarse y proseguir su ardua tarea.Los rudos hombres, expertos en combatir terroristas y contrabandistas, divisaron en un paraje solitario del barrio Don Jaca la humilde choza de Arelis Pérez, quien los recibió con un saludo afectuoso y les ofreció dónde sentarse mientras corría a la cocina a servirles un tinto, los policías sintieron como si hubiesen llegado a su hogar.De un momento a otro, atraídos por la presencia de los forasteros, comenzaron a aparecer niños de las entrañas del rancho, pero fue uno quien cautivó el corazón de los uniformados hasta el asombro, se miraban entre ellos y no sabían qué decir quedaron perplejos.Sus rostros fueron invadidos por la sorpresa y por un dejo de tristeza, el responsable de todo ese caudal de sentimientos fue "Orlandito", cuya frágil humanidad, semidesnuda y montada sobre una vetusta silla de ruedas, deja al descubierto los estragos que causó el rayó que lo impacto en el vientre de su señora madre.Pero en su rostro no había tristeza con una enorme sonrisa llegó hasta el alma de los policías y desde entonces, se ganó sus corazones.Y se fueron para volver, para apadrinarle sus sueños y hacerle sentir que a partir de ese momento contaría con amigos incondicionales."Siempre que los ve llegar se pone feliz", narra doña Arelis, con ellos conoció la reserva natural Mamancana, el mar y las piscinas, donde se tomó docenas de fotos, siempre con el pulgar levantado, en señal de que se siente bien, de que es feliz.Con ellos y obvio, en compañía de su progenitora y sus hermanos, compartió y sigue compartiendo deliciosas comidas, refrescantes bebidas y hasta paseos por la vecindad y centros comerciales. En navidad, los policías cambiaron sus boinas GOES por gorros de Papá Noel, llegaron con anchetas y muchos regalos para todos pero, sin duda alguna el día que más feliz se le ha visto en su corta existencia fue en su cumpleaños número nueve.Sus amigos policías lo sorprendieron con una fiesta que incluyó torta, regalos, muchos cánticos en su honor y abrazos nacidos del corazón.Hoy, Orlandito no se cambia por nadie, en especial cuando se pone la boina GOES y saluda como todo un general.