Hacía parte de la Unidad de Intervención Policial (UNIPOL), un grupo antiterrorista creado para enfrentar a peligrosos delincuentes en ciudades y pueblos. Luego llegó a las calles de Soacha, al sur de Bogotá, en una tarea más preventiva del delito, para lidiar con barristas y problemas de inseguridad que aquejaban a los habitantes del barrio Compartir.

 Pronto, el patrullero Luis Antonio Ojeda Infante, se dio cuenta de la existencia de un lote baldío, donde muchachos se la pasaban metiendo vicio, también botaban basura y escombros y sacaban las mascotas a hacer sus necesidades. De inmediato, se propuso eliminar ese foco de inseguridad. Entró en contacto con una líder de la Junta de Acción Comunal, quien le contó que de tiempo atrás ahí se había proyectado la construcción de un parque infantil, pero que todo se había quedado en el papel y las buenas intenciones.  

El uniformado, oriundo de Manta (Cundinamarca) y con ocho años en la institución policial, indagó y descubrió que los columpios, rodaderos, pasamanos y demás atracciones habían sido compradas y estaban arrumadas en una bodega. Convocó a los jóvenes barristas de fútbol, con los que entabló una buena relación, para que le ayudaran a limpiar el lote. Luego consiguió cemento, gravilla, pintura y más mano de obra para, finalmente, instalar un parque que hoy beneficia a más de 200 niños. “Ahí quedó demostrada la solidaridad de muchos muchachos a los que estigmatizan y pocas oportunidades les dan en la vida. Ellos no quieren ser generadores de violencia, solo piden oportunidades para poder laborar y salir adelante”.

 El patrullero, de 30 años y miembro del Grupo de Prevención y Educación Ciudadana de la Policía Cundinamarca, ya se apresta para limpiar otro parque vecino, el de Las Arenosas, con el apoyo de los mismos muchachos y de la comunidad entera, que lo ven como un líder que aleja de los problemas a los hijos de Soacha.