Corría el año 1983 cuando un carismático policía, el dragoneante Luis Gonzalo Ospina Noguera, decidió aprovechar el entusiasmo que despertaba entre los niños de Manizales para organizarlos, disciplinarlos y generar una cultura de valores entre ellos y sus padres. Lo que hizo ‘Papá Oso’, así le decía los pequeños, fue sentar las bases de la Policía Cívica Juvenil, la cual fue reglamentada por el Ministerio de Defensa Nacional en 1998, tres años después de que su gestor muriera en un accidente de tránsito.
A través de este exitoso programa, la Policía fomenta en los niños, niñas y adolescentes el respeto por los derechos de los demás y la defensa de los propios, fortaleciendo el espíritu cívico, la mutua ayuda y la cooperación, estableciendo óptimas relaciones entre la Institución y la comunidad. El ingreso es voluntario y participan en actividades deportivas, artísticas y culturales y protección del medio ambiente, como complemento a su educación formal y crecimiento en valores, como la solidaridad, generosidad, responsabilidad, veracidad, honestidad y justicia, convirtiéndose en multiplicadores de lo aprendido en sus hogares y barrios.
Los padres de familia son el apoyo fundamental para el cumplimiento de todos los objetivos del programa, y se hace necesaria la organización de la asociación de padres de familia, con el fin de vigilar y administrar los recursos obtenidos de las diferentes actividades realizadas y del fondo por concepto de inscripción que aportan los niños. Estos ingresos se utilizan en la remuneración de los profesores de cada modalidad: actividades de integración, lúdicas y turísticas, ceremonias académicas, elementos logísticos y adquisición y mantenimiento de instrumentos musicales y deportivos. El ‘Papá Oso’ murió en 1995, a los 41 años, en un accidente de tránsito en el sector Ondas del Otún, en Manizales. Llevaba 17 años portando el uniforme de la Policía Nacional.Corría el año 1983 cuando un carismático policía, el dragoneante Luis Gonzalo Ospina Noguera, decidió aprovechar el entusiasmo que despertaba entre los niños de Manizales para organizarlos, disciplinarlos y generar una cultura de valores entre ellos y sus padres. Lo que hizo ‘Papá Oso’, así le decía los pequeños, fue sentar las bases de la Policía Cívica Juvenil, la cual fue reglamentada por el Ministerio de Defensa Nacional en 1998, tres años después de que su gestor muriera en un accidente de tránsito.
A través de este exitoso programa, la Policía fomenta en los niños, niñas y adolescentes el respeto por los derechos de los demás y la defensa de los propios, fortaleciendo el espíritu cívico, la mutua ayuda y la cooperación, estableciendo óptimas relaciones entre la Institución y la comunidad. El ingreso es voluntario y participan en actividades deportivas, artísticas y culturales y protección del medio ambiente, como complemento a su educación formal y crecimiento en valores, como la solidaridad, generosidad, responsabilidad, veracidad, honestidad y justicia, convirtiéndose en multiplicadores de lo aprendido en sus hogares y barrios.
Los padres de familia son el apoyo fundamental para el cumplimiento de todos los objetivos del programa, y se hace necesaria la organización de la asociación de padres de familia, con el fin de vigilar y administrar los recursos obtenidos de las diferentes actividades realizadas y del fondo por concepto de inscripción que aportan los niños. Estos ingresos se utilizan en la remuneración de los profesores de cada modalidad: actividades de integración, lúdicas y turísticas, ceremonias académicas, elementos logísticos y adquisición y mantenimiento de instrumentos musicales y deportivos. El ‘Papá Oso’ murió en 1995, a los 41 años, en un accidente de tránsito en el sector Ondas del Otún, en Manizales. Llevaba 17 años portando el uniforme de la Policía Nacional.