Pese a que el conflicto armado marcó su vida y la de su familia para siempre, al arrebatarles la vida a dos de sus hermanos, el subintendente Libardo López Alfonso es uno de los policías que más trabaja por la seguridad y la paz de todos los colombianos.
Lo hace sin odios, ni rencores, con la disciplina y el humanismo que caracteriza a los integrantes de la Dirección de Inteligencia Policía (DIPOL). "Es un ejemplo de profesionalismo, superación y reconciliación", sostiene su jefe, el director de la DIPOL, brigadier general Jorge Luis Vargas Valencia.
Este santandereano, de 33 años, nacido en Mogotes, prestó su servicio militar en la Escuela de Carabineros de la provincia de Vélez, donde en 2007 decidió convertirse en patrullero de la Policía Nacional.
Sus dos hermanos, Wilson y Lisandro, tras prestar su servicio militar, optaron por convertirse en soldados del Ejército Nacional. Pero el 15 de abril de 2012 recibió una terrible noticia: Wilson, tan solo un año mayor que él, había perdido la vida en Purificación (Tolima).
Era un lancero, paracaidista y enfermero de combate, experto en operaciones helicoportadas, que llegó a convertirse en uno de los mejores soldados del grupo élite de las Fuerzas Especiales del Ejército.
La muerte volvió a golpear las puertas de esta humilde familia el 12 de marzo de 2014, cuando guerrilleros del Eln asesinaron en Ituango (Antioquia), a Lisandro, de 28 años, entonces soldado profesional adscrito al Batallón de Combate Terrestre No. 103.
A pesar de la profunda tristeza de sus padres, Néstor López Pinto y María Ángela Alfonso García, Libardo decidió continuar adelante con su carrera policial. Hizo su curso de ascenso y solicitó traslado hacia la Seccional de Inteligencia Policial de la Metropolitana de Bucaramanga, buscando estar más cerca de ellos, tal como ocurrió.
Aquí Nuestras Historias 50 Crónicas de Reconciliación.
The Sub Intendant that lost his two brothers in the military
Although the armed conflict marked his life and his family forever, for taking the lives of two of his brothers, the subintendant Libardo López Alfonso is one of the policeman that works the hardest for security and peace for all Colombians.
He does it without hatred or rancor, with discipline and humanism that characterizes members of the Police Intelligence Directorate (DIPOL). "It is an example of professionalism, achievement and reconciliation", says his boss, the director of DIPOL, brigadier general Jorge Luis Vargas Valencia.
This man from the Santander region, 33 years old, born in Mogotes, served his military service in the School of Police in the province of Vélez, where he decided in 2007 to become a patrolman of the National Police.
His two brothers, Wilson and Lisandro, after their military service, opted to become soldiers of the National Army. But on April 15th, 2012 he received terrible news: Wilson, just one year older than him, had been killed in Purificación (Tolima).
It was a lancer, a paratrooper and combat nurse expert in helicopter operations, who became one of the best soldiers in the elite group of the Army Special Forces.
Death came knocking on doors again of this humble family on March 12th, 2014, when Eln guerrillas killed in Ituango (Antioquia), Lisandro, 28 years old, then professional soldier attached to the 103th Terrestrial Combat Battalion.
Despite the profound sadness of his parents, Néstor López Pinto and María Ángela Alfonso García, Libardo decided to go ahead with his police career. He made his course for promotion and requested transfer to the Police Intelligence Branch of the Metropolitan Bucaramanga, seeking to be closer to them, as it happened.
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