La historia comenzó cuando el patrullero Mario Cifuentes, gestor de participación ciudadana, realizaba su labor de acercamiento comunitario. En una reunión con el presidente de la Junta de Acción Comunal, se mencionó la situación de Don Juvenal. Las palabras del líder barrial fueron suficientes para despertar en el patrullero Cifuentes y su compañera, la patrullera Angie Cano, una determinación férrea: había que hacer algo.
El primer paso fue visitar la vivienda. Al ver las condiciones en las que vivía el adulto mayor, la necesidad de actuar se hizo evidente. Con el corazón conmovido, los policías decidieron movilizar a la comunidad. Iniciaron una recolección de materiales de construcción, tocando puertas, apelando a la solidaridad de comerciantes y habitantes del sector. Cemento, ladrillos, varillas, tejas de zinc… poco a poco, el sueño de Don Juvenal tomaba forma.
Pero no solo hacía falta el material; se necesitaban manos que construyeran. Entonces, ocurrió el segundo milagro: diez maestros de construcción se sumaron voluntariamente a la causa. Durante quince días, la comunidad, los policías y los obreros trabajaron incansablemente bajo el sol ardiente del Tolima.
El día de la entrega, la emoción era palpable. Entre aplausos y sonrisas, Don Juvenal recibió su nueva casa. Los ojos del anciano se humedecieron al cruzar la puerta de su hogar reconstruido. Para él, no era solo una casa; era un renacer, un recordatorio de que no estaba solo.
Esta historia no es solo sobre ladrillos y cemento. Es la prueba de que la Policía Nacional del Tolima no solo protege, sino que también construye esperanza. Porque más allá de las patrullas y los uniformes, hay corazones dispuestos a cambiar vidas.
Con gestos como estos la policía Tolima ratifica su compromiso con la comunidad quienes son nuestra razón de ser.
Policía Nacional “Patrimonio de los Colombianos”.
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