En un rincón del municipio de Facatativá, a sus 12 años, Congo, junto a otros 74 perros, disfruta tomando el sol mientras pasa el tiempo. Su pelo negro, en algunas partes del cuerpo, ya pasó a ser blanco y gris. No escucha y casi no ve.
Quizás, en medio de su descanso, aún se dedica a recordar a su guía y amigo, el patrullero Hasbley Lagos, quien falleció en un atentado del que Congo logró salir con vida.
Tras cinco años de servicio en la Policía, como canino detector de explosivos en el departamento de Nariño, este labrador se convirtió en uno de los perros héroes de la patria, cuando el 27 de agosto del 2007, en medio de un atentado terrorista perpetrado por las Farc, en el corregimiento de Ospina Pérez –vía a Tumaco–, resultó gravemente lesionado. En ese hecho perdió la audición, parte de la visión y sufrió la fractura de una pata. Tras su heroica labor recibió la medalla al Mérito Canino.
Hoy, Congo es un perro policía pensionado y se dedica a descansar en el Geriátrico Canino Mancilla, donde 75 perros héroes, entre 8 y 16 años, pasan su vejez en total tranquilidad, mientras veterinarios de la Policía les brindan cariño y atención.
Tienen calidad de vida
“Este lugar fue creado hace unos dos años, para los caninos que se pensionaban del trabajo policial. A todos se les brinda salud, bienestar y una excelente calidad de vida”, explicó la subteniente Érika de la Pava Dueñas, jefa del criadero canino de la Policía.
La oficial agrega que en este hogar se encuentran los caninos héroes de Colombia de las diferentes unidades de la Policía.
En una habitación con puerta, comedero, bebedero y una colcha para dormir, los perros, después de entregar siete años de servicio a la entidad, llegan allí para darse ‘una gran vida’. “Diariamente son alimentados, los sacamos a zonas verdes aledañas a jugar y tomar el sol. Los peinan, los peluquean, les hacemos caminatas por las veredas cercanas. También pueden dormir todo el día si quieren, porque nadie los molesta”, sostuvo De la Pava.
Para la institución, la labor de estos animales es imprescindible, pues gracias a ellos se han salvado vidas de uniformados y civiles e incautado cargamentos de droga cuando las redes de narcotráfico intentan cruzar la frontera. Es el caso de Juliana, una pastor belga mallinois, de 14 años, de los cuales ocho fueron destinados al trabajo en la Dirección de Antinarcóticos.
Entre sus hazañas se destaca el hallazgo de aproximadamente 10 minas antipersonales. No obstante, en medio de las jornadas de trabajo en la selva, Juliana tuvo contacto con un objeto corto punzante que le causó una infección en una de sus patas, pero gracias a la rápida intervención no la perdió del todo.
Cada uno de estos perros, con una historia distinta, son considerados héroes y no en vano, algunos han entregado hasta sus vidas a cambio de la de cientos de civiles y uniformados. “Cuando se pensionan, los guías a cargo también se entristecen, pues después de ocho años de compañía, estos perros se retiran. Poder cuidar a nuestros amigos y salvadores nos llena de orgullo. Después de un arduo trabajo, merecen descansar”, dijo, con una sonrisa, De la Pava.
Cortesía: Redacción EL TIEMPO ZONA