El lavado de manos es una de las conductas más promovidas en el mundo como parte del autocuidado y la prevención, masificada a raíz de la pandemia del covid-19, una recomendación imprescindible en espacios sociales, laborales y familiares, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud.
Esta práctica está respaldada por la ciencia y la investigación, demostrando que las manos se convierten en vehículo y mecanismo de transmisión por contacto de microorganismos: tocarse los ojos, la nariz o la boca, o tocar a otra persona después de manipular superficies, alimentos o bebidas contaminadas, o después de toser o estornudar en ellas.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) indica los pasos para lavarse de manera correcta las manos y eliminar cualquier rastro de patógenos de estas, no basta con frotar y enjuagar rápidamente: mójese las manos con agua corriente, aplique una cantidad suficiente de jabón para cubrir las manos mojadas, frotar por toda la superficie: dorso, el espacio entre los dedos y debajo de las uñas por al menos 20 segundos, enjuagar bien y secarse con un paño limpio o una toalla de un solo uso.
La recomendación de lavado de manos debe realizarse después de sonarse la nariz, toser o estornudar, visitar espacios públicos como transportes, mercados y lugares de culto, tocar superficies que lleguen fuera del hogar como el dinero, antes y luego de cuidar a una persona enferma.
En general, previamente y después de comer, así como luego de ir al baño, de estar en contacto con la basura, de tocar animales y mascotas, de cambiar el pañal de un bebé o de ayudar a un niño en el baño o siempre que se vean las manos sucias.
El lavado de manos se puede realizar con agua a cualquier temperatura y se deben secar rápidamente, ya que los gérmenes pueden propagarse más fácil por la piel húmeda. De la misma manera, usar jabón o desinfectante de manos son formas eficaces para eliminarlos, siempre que se haga de la manera correcta.