En tiempos de confinamiento, llega el día de la madre, una fecha para no olvidar que rinde homenaje a una figura única en el seno de cualquier familia.
Toda profesión inicia con un sueño y continua como un reto. Pero sí a esto le sumamos lograr el balance perfecto entre ser mujer, madre, esposa y policía, puede ser una combinación interesante.
Este es el diario vivir al que se enfrenta Claudia Patricia Arteaga Ramírez, Patrullera de la Policía Nacional, una profesión que ejerce desde hace 11 años, cuando ingresó a la fuerza pública de nuestro país con tan solo 19 años. Y actualmente se encuentra adscrita al Grupo de Infancia y Adolescencia del Departamento de Policía de Bolívar.
Balancear el tiempo entre ser madre y dedicarse a una profesión tan sacrificada y compleja, siendo durante algunos años estereotipada como “trabajo para hombres”, no ha sido sencillo. “Es difícil ser policía, madre y esposa, sobre todo por el horario, cuidar a las niñas, ejercer la misionalidad como policía, llegar a casa para ayudarles con las tares virtuales y atender a mi esposo, es muy sacrificada”. Detalló Claudia Patricia.
El 10 de octubre del año 2009, Claudia Patricia Arteaga, vio su futuro dentro de la Policía Nacional, logrando culminar sus estudios en la Escuela de Formación de Policía, Carlos Eugenio Restrepo en la Estrella (Antioquia). Pero sus sueños no han terminado ahí, pues, en estos momentos está estudiando psicología en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia.
¿Qué la motivó ingresar a la Policía?
Con mucha nostalgia, Claudia Patricia, recuerda, que fue allá en su pueblo natal, Sevilla (Antioquia), donde pertenecía a la policía cívica juvenil. Desde allí ha tenido una relación con la Institución en la que hoy trabaja. Con una gran sonrisa, Claudia, recuerda que fue cuando estaba muy pequeña, durante una actividad con uniformados en su barrio, que comprendió que su destino estaba en este lugar para servir a su comunidad.
¿Qué experiencia la ha marcado en su trasegar institucional?
Cada vez que un niño narra sus experiencias Claudia sufre, llora por dentro. Sonríe y le da un abrazo al menor que le cuenta su dolor. “No podemos permitir que las niñas sepan que uno está flaqueando. Es muy duro verlos sufrir tan pequeños porque les pasan cosas que los adultos ni se imaginan”.
En el crecimiento de sus hijas, ¿cuál fue el momento que se perdió y que más le ha costado?
Esta luchadora mujer, es madre de 2 niñas (2 y 5 añitos).
“El momento de dejar a mis hijas de meses para irme a trabajar fue difícil, pero tenía claro lo que quería para ellas, porque era el futuro de ellas también. Puse mi mirada en eso y me encomendé a Dios para que protegiera a mis hijas y pudiera lograr lo que quería, ser parte de la Policía Nacional”, rememora Claudia, una mujer de sonrisa afable pero rostro serio. Su pasión por la profesión fue amor a primera vista, pues ingresó por vocación, ese espíritu de servir a los demás.
“Entré a la institución buscando una estabilidad laboral, el amor fue creciendo desde que ingresé a la Escuela. La verdad es que, si volviera a nacer, volvería a elegir ser Policía”.
Mientras miles de personas celebran junto a esa figura singular del núcleo familiar, otras, al igual que Claudia, deben estar en sus puestos de trabajo preparadas para prestar servicio, si así fuera necesario. En su trabajo “no hay condescendencia” por ser mujer, “ser policía es independiente del sexo, debes cumplir igual que el resto de tus compañeros”, sostiene la Patrullera.
Una de la experiencia que recuerda aún con emoción, es haberse graduado como patrullera y tener la oportunidad de trabajar en el departamento de Bolívar, de conocer una nueva cultura e irse superando profesionalmente durante años en la Institución.
¿Les gustaría que ellas formen parte de la Policía?
Es una decisión personal. Si lo deciden, yo las apoyo, pero es algo que tiene que nacer de ellas.
¿El tiempo perdido con sus hijas se repone?
No, ellas saben lo difícil que es. Es un reto explicarle a tu familia cuando no puedes estar con ellos.
Mujer, madre, esposa y policía... ¿cuál es el orden de estas tres facetas en su vida?
Primero soy mujer, luego madre, esposa y policía.
¿Qué aportan las mujeres a la Policía Nacional?
El toque femenino, carisma y compañerismo. El feminismo no se pierde. Porque cuando yo me quito el uniforme, me pongo mis tacones, mis trajes, soy igualita que las demás mujeres.
Como mujer, ¿hasta dónde se puede llegar en la Institución?
Hasta donde uno quiera, los límites los pones tú. Independientemente, cada uno tiene su enfoque. La Policía te da muchas oportunidades para estudiar y seguir adelante en lo que decidas, puedes tener otra carrera. No hay diferencia para aspirar a rangos. Independientemente del sexo que seas, tú te ganas los méritos.
¿Cuál es el principal reto?
Es una tarea muy difícil, llegar a la ciudadanía y sensibilizarlos sobre la protección y la garantía de los derechos de nuestros, niñas y adolescentes. Puesto, que en los hogares es donde más se vulneran sus derechos.
¿Qué le motiva a exponer su vida por otra persona?, ¿vale la pena?
Es mi profesión, es lo que Dios tenía destinado para mí, aunque yo no lo veía en un comienzo. Salvar una vida es una recompensa grande, es riesgoso, pero vale la pena.
Ya llega el domingo... ¿Qué desea que le regalen este Día de la Madre?
Salud para mis hijas; lo demás, que venga por añadidura.