La ‘caballoteca viajera’ y el ‘burro paseo’

En Boyacá y Arauca, el caballo y el burro son claves para combatir la ignorancia, fomentar el amor por la lectura y recuperar tradiciones orales.
  • La caballoteca viajera

Caballos cargados de libros y burros llevando sobre sus lomos inquietos y entusiastas estudiantes recorren los verdes caminos del frío paisaje boyacense y la árida llanura araucana. Su misión es una sola: acercar el conocimiento a los más necesitados, a niños, niñas y adolescentes que, pese a su precaria condición económica, no renuncian a hacer realidad sus sueños, así tengan que recorrer maratónicas jornadas para ir a vencer la ignorancia. Ingeniosos policías hacen que la tarea sea menos difícil. En Boyacá echaron mano de la imaginación para crear la ‘caballoteca viajera’, una especie de biblioteca ambulante. Sobre el lomo de los animales viajan desde Gabriel García Márquez y Rafael Pombo hasta Pinocho y La Cenicienta y otros tantos personajes de carne y hueso e imaginarios que a través de la historia han contribuido a fomentar el amor por las letras.

 Como si se tratara de una ruta libertaria contra el yugo de la ignorancia, la ‘caballoteca viajera’ recorre las 149 veredas del área metropolitana de Tunja, pasa por Ventaquemada, Motavita, el Puente de Boyacá o Soracá. La caravana es recibida con júbilo, en especial por niños campesinos que nunca han tenido un libro en sus manos. Tras recrear su imaginación con la historia y la literatura disfrutan de actividades lúdicas, de los malabares de los perros y caballos policiales, de actos culturales y hasta de un buen refrigerio. También hay tiempo para hablar de los peligros de la droga y de los derechos de la niñez. Lejos de allí, en las zonas más apartadas de la llanura araucana, el burro es el que se encarga de acercar el conocimiento.

En su trasegar por estas tierras, policías del Grupo de Protección a la Infancia y Adolescencia se dieron cuenta de que cientos de niños tienen que recorrer a pie largas distancias para llegar a su escuela. Entonces vino la idea de utilizar asnos no solo como medio de transporte para vencer la ignorancia sino como medio de recreación y esparcimiento mientras se aprende sobre convivencia, derechos humanos y protección del medio ambiente.

El corregimiento El Caracol, que en viejos tiempos sufrió el acoso de los grupos armados ilegales y donde no hay ni un parque de recreación, sirvió de base para echar a andar el novedoso plan. Los uniformados se trasladaron hasta el recóndito lugar e hicieron partícipes a los estudiantes de actividades lúdicas-recreativas, con juegos didácticos, saltarín, pintucaritas y concursos de baile y canto, incentivándolos con regalos y refrigerios, y recalcándoles, sobre todo, la importancia de seguir estudiando pese a cualquier obstáculo. Y así se volvió parte del árido paisaje sabanero la imagen de niños alegres, montados en este noble animal doméstico, siempre bajo el manto protector de policías, que también les enseñan sobre autocuidado y seguridad.