Al caer la tarde del pasado lunes, una humilde mujer dio a conocer a la Policía Nacional, la difícil situación por la cual estaba atravesando un joven indígena distante a un día pie de la ciudad de Leticia a través de la espesa selva del Amazonas; el cual la noche anterior mientras desarrollaba sus labores como celador de un antiguo monasterio, resultó herido con arma de fuego por un delincuente que pretendía hurtar en el recinto.
Ante el acontecimiento relatado por la acongojada lugareña, policías iniciaron las coordinaciones necesarias para lograr la pronta evacuación del lesionado hacia la capital amazonense. La primera opción de hacer un desplazamiento a píe fue descartada debido a que por esta época del año de selva inundable, los caminos y trochas desparecen por las impetuosas aguas del rio Amazonas y sus afluentes; posteriormente tuvo que ser gestionado un bote apropiado, no muy alto, el cual pudiera deslizarse sin dificultad por entre la espesura de la selva de forma rápida pero segura, sin colocar en riesgo la integridad del equipo humanitario de policías, el cual contaba con personal de seguridad y una patrullera enfermera con su equipo de primeros auxilios
Luego de varias horas de navegación entre caños con una lluvia incesante e incluso en la penumbra de la noche, los uniformados llegaron al puerto de Leticia sanos y salvos tanto el lesionado como la comisión de miembros de la Policía Nacional que acudió a prestar el auxilio.
Agotados pero felices de continuar con ese compromiso de ayudar a quien lo necesita, estos decididos policías regresaron a este poblador al seno de su hogar, no sin antes despedirse con un abrazo que sello una nueva oportunidad.