La preocupación por parte de las directivas y de algunos de los trabajadores de una institución de salud ubicada en el sur de la ciudad, encendió las alarmas en la Policía, al parecer por la actividad ilegal que estaría adelantando un funcionario al interior del centro asistencial.

La denuncia señalaba que el hombre, estaría comercializando estupefacientes, específicamente el denominado perico o base de coca, al interior la institución de salud, utilizando como fachada, su rol como camillero.

Es así como, durante tres meses, un uniformado adscrito a la unidad de inteligencia de la Policía de Bogotá, adelantó una minuciosa investigación, que requirió incluso su personificación en pacientes, usuarios y en algunas ocasiones, hasta en empleados del mismo centro hospitalario, para seguir cada uno de los pasos del sujeto.

Así mismo, las grabaciones de las cámaras de seguridad, aportadas por el personal médico, fueron claves para lograr su captura en flagrancia, encontrándosele en su poder 41 dosis de perico, listas para distribuir.

Según la información recopilada por la Policía, el detenido utilizaba paquetes diminutos, donde dosificaba la droga y de esta manera, los ocultaba entre sus pertenencias y hasta debajo de las camillas, para evitar que lo descubrieran.

El hombre fue puesto a disposición de las autoridades judiciales, por el delito de porte, tráfico y fabricación de estupefacientes.