En el barrio San Nicolás del municipio de Los Patios Norte de Santander, vive con sus padres y un hermanito, Lauren, una niña de 10 años, la cual quedó sumida en la tristeza después que un vehículo arrollara su mascota cuando esta se salió de su casa; sus padres trataron por todos los medios de auxiliarla, pero la gravedad de las lesiones acabó con la vida del canino. Trataron de consolar la niña, pero no fue tan fácil, pues era su compañía predilecta y había aprendido a quererlo mucho y ya formaba parte de la familia.

Uno de nuestros compañeros se enteró del caso y se comunicó con el señor Patrullero Arnoldo Sandoval, integrante de la policía Ambiental de la Metropolitana de Cúcuta, a quien le comentó de la situación emocional que afectaba a esta familia, pero sobre todo a la pequeña Lauren a causa de la trágica pérdida de su mascota.

El Patrullero Sandoval, reconocido por su nobleza y buen corazón, de inmediato se interesó en el caso y se lo hizo saber al señor Intendente Policarpo Leal, jefe y compañero de Policía Ambiental.

Los dos uniformados se dieron a la tarea de ayudar a mitigar el dolor de la niña y para ello pensaron que lo mejor era conseguirle un nuevo peludito que reemplazara al anterior y le devolviera la alegría.

En una intensa búsqueda, contactaron a varias personas y fundaciones para solicitarles una posible donación de un perrito, hasta que la Fundación El Labrador, les dio buenas noticias acerca de una cachorrita criolla de nombre Lulú, la cual efectivamente fue donada por dicha fundación.

De inmediato nuestros compañeros, se pusieron en contacto con los padres de Lauren, a quienes les dieron a conocer la oferta que había de entregarles a Lulú como reemplazo del cachorro fallecido, a lo que reaccionaron alegres, decidiendo que con gusto recibirían a Lulú.

Es así como estos hombres trasladaron la nueva cachorrita hasta la casa de la niña que hasta el momento se encontraba muy triste y le llegaron de sorpresa con el maravilloso regalo de navidad; la pequeña reaccionó con emoción y mucha alegría, agradeciendo el bonito gesto de los funcionarios; así mismo los padres de ella manifestaron su agradecimiento con los uniformados por el empeño que le pusieron a esta labor para devolverle la sonrisa a su hija.

Ahora Lauren, aunque con el recuerdo muy fresco de la pérdida de su cachorro, tiene un nuevo motivo para sonreír, pues recuperó a través de unos ángeles verde oliva, la sonrisa con la compañía de Lulú, la que ahora formará parte de su familia y a la que se comprometió la familia, a cuidarla mucho.