Nuevamente el honor de ser Policía brilla en el rostro de un humilde uniformado Leticiano; se trata del patrullero Robinson Vargas quien luego de laborar por varios años en la Policía Metropolitana de Bogotá, regresó a prestar su labor como profesional de policía a sus “paisanos”.
Lo que nunca pensó era que se encontraría con un hermoso regalo de la vida, siendo las 7 de la noche y estando de servicio en el CAI Alameda ubicado en el Malecón Turístico, lugar del cual zarpan las embarcaciones que transitan por el río Amazonas, escuchó en lo profundo del seco lecho de la quebrada Yahuarcaca una voz femenina que clamaba por pronto auxilio.
Desde el borde del malecón hasta donde se escuchaba la angustiada voz de la mujer, existe una pendiente natural de cerca de 80 metros de distancia, la cual se forma en esta época del año por el intenso verano, dificultando que las embarcaciones lleguen hasta el borde del Malecón, donde converge con la calle pavimentada de la ciudad.
Sin pensarlo dos veces, el patrullero Robinson Vargas se aprestó con linterna en mano a descender hasta la orilla del afluente; en ese lugar encontró a una mujer indígena de la comunidad Arara, literalmente en labores de parto. La vetusta embarcación había encallado en la pantanosa playa y en su esfuerzo por bajar de la canoa vino el alumbramiento de su pequeña criatura.
Este insigne uniformado se las arregló para envolver a la pequeña criatura en una humilde sabana que la mujer traía consigo. Con ayuda del canoero abrieron espacio dentro de la canoa, para recostar a la extenuada indígena que ya daba visos de agotamiento por la dura jornada de más de dos horas de navegar por las aguas del imponente Amazonas.
En medio de la oscuridad, con solo una linterna y el agite propio de este tipo de situaciones, se hizo presente la promotora de salud de la comunidad Arara, quien ayudó al patrullero Vargas en la imperiosa labor de mantener con vida tanto a la criatura como a la madre.
Minutos después llegó al borde del Malecón la ambulancia y el personal de paramédicos, quienes recibieron de manos del profesional de policía él bebe recién nacido y la madre del pequeño que era asistida por la promotora de salud.
La innata solidaridad que envuelve a los policías en hechos como este, hizo que solo minutos después el señor patrullero Robinson Vargas se desplazará hasta el hospital San Rafael para conocer de primera mano el estado del niño y la madre; a su vez hizo entrega del primer kit de pañales que requería la criatura. El emotivo encuentro, sirvió para que la noble y humilde indígena del Arara, aceptara que su “paisano”, el patrullero Vargas, fuera el padrino del pequeño de quien ya sabemos tiene por nombre Andrés Felipe.
Tras culminar la jornada, es héroe tiene ya varios obsequios para entregar a su ahijado, toda vez que muchos lugareños comerciantes del sector, vieron el altruismo y vocación de éste patrullero de la Policía Nacional que hoy es motivo de orgullo para la región y los miembros de la Institución.